La imprecisión está ligada a que no existe consenso de la idea de política, sino un variado enfoque que, sin embargo, no es privativo de la Ciencia Política, sino que recorre a varias ciencias sociales. Esta situación no lleva a una limitación de la disciplina como podría creerse sino, por el contrario, le confiere a la disciplina una riqueza peculiar.
Si bien la palabra política de origen griego hacia referencia a aquello relativo a la ciudad (polis), también lo era a los asuntos públicos de aquella colectividad. En todo caso, en la construcción del concepto algunas ideas recurrentes son las de asuntos públicos, poder, gobierno, grupos, así como las de acción y actividad. Pero, la política es sobretodo una actividad humana que se encaminan hacia un fin empleando determinados instrumentos o medios para alcanzarlo. Quienes la entienden como una competencia por el poder, olvidan a aquellos que la detentan sin necesidad de competir por él y quienes la ubican como una actividad que se desarrolla en el ámbito estatal olvidan que ella se produce desde el nivel grupal hasta aquella que se produce por encima de las naciones. Por lo anterior, es evidente que la política tiene una dimensión teleológica, en la medida que es una actividad que se orienta hacia un fin, que no es otro que realizar el orden de la convivencia humana.
Esta actividad puede ser vista como arte, técnica o ciencia. La primera puede ser vista como la competencia por llegar al poder. No siendo reglada la actividad será, de alguna manera, imprevisible. La segunda, es la actividad que despliegan los gobernantes. Esta si es reglada y la actividad es previsible. Pero, la política como ciencia hace referencia al conocimiento que se tiene de aquellas actividades humanas que conforman la realidad política, bajo reglas del conocimiento. Por todo esto la ciencia política es algo más que aquellos prejuicios que sobre la disciplina se tiene.
(El Peruano, 15 de Febrero de 1999)