La contradicción entre desarrollo urbano industrial y la situación del agro era evidente, con la consiguiente lucha de intereses. El estado y las clases dominantes estaban incapacitados para resolver las demandas consecutivas de los sectores populares, especialmente en el campo.
En el plano político, luego del distanciamiento de la Alianza Nacional del gobierno de Odría y su posterior desaparición, la oligarquía en el poder y fuera de él se agrupa separadamente, en el Partido Restaurador y la Coalición Nacional respectivamente.
A mediados de 1955, cuando el régimen ingresa en la pendiente del descrédito y desgaste, apareció en La Prensa, diario opositor, un manifiesto contrario a Odría. Entre los firmantes se encontraban prominentes oligarcas como Pedro Beltrán, Ramón Aspíllaga y Manuel Mujica Gallo. El gobernante que ya se había hecho reelegir en un dudoso proceso electoral, en 1950, intenta hacer lo mismo al final de su mandato. Esto provoca un rechazo aún mayor, incluso al interior del ejército. Así se producen dos conatos de golpe, en 1954 y en 1955. Este último encabezado por un cercano colaborador suyo, el general Zenón Noriega. Desde La Prensa, la Coalición Nacional, una instancia de lucha política cuya finalidad declarada era la de lograr un clima más democrático con miras a las elecciones de 1956 lanzó una intensa propaganda.
Se repetía, en esta oportunidad, la experiencia de los partidos o clubes de notables u oligárquicos. El interés de la Coalición Nacional (CN), dominada por los agro-exportadores, era lanzar una candidatura propia para el año 56. Participó en la revuelta anti-dictatorial en Arequipa, pero no logró canalizar el descontento en favor suyo. Esta situación la llevó a no presentar una candidatura propia, sino apoyar, inicialmente, a Hernando de Lavalle, para luego distanciarse de él. Cumplido el rol de oposición oligárquica a la dictadura, la CN se disolvió cuando ésta finalizó.
(El Peruano, 11 de julio de 1998)
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