Javier Pérez de Cuellar: Lo Bueno: Hombre de consenso, que posibilitara un gobierno democrático y permitir la consolidación de las instituciones políticas. Experiencia para enfrentar grandes y graves problemas, así solo hayan sido internacionales. Conocimiento y relación con la comunidad internacional, tan influyente en los últimos años. Puede generar, adhesiones de la élite intelectual y empresarial y forjar, más que los otros casos, el mejor equipo profesional tanto en la campana, como en el gobierno. Lo Malo: Es un personaje que al mostrar una imagen de consenso puede ser visto sin firmeza y preso de los políticos: el Belaunde del 63. La adhesión de mas de un partido político debilita su imagen de independiente y lo puede colocar como el avalador de componendas y el restaurador del "antiguo régimen". Carece de carisma y de figura política que lo envuelva en una campana que promete ser intensa y de guerra sucia. Un entorno muy ‘exclusivo y pituco’ lo puede llevar al partidor del derrotero Vargas Llosa. Su permanencia por muchos años fuera del Perú, lo debilita y es frágil ante la acusación de extranjero y advenedizo.
Alberto Fujimori: Lo Bueno: La baja de la inflación y el retroceso del terrorismo serán sus mejores e inigualables cartas. Contar (con) y conocer (todos) los incomparables recursos del aparato estatal (administración pública, tesoro público, SIN, etc.), le permitirán realizar el más típico populismo: ha aprendido el fácil recurso del clientelismo. La mano dura de su autoritarismo, es visto por parte de la ciudadanía como su mejor argumento, en épocas de inseguridad ciudadana y desorden social. Imagen de político firme y de decisiones, así como de verdugo del antiguo régimen de los partidos políticos, tan rechazado por la ciudadanía. Ante la carencia de una organización política (las que se muestran como tales, solo obedecen) que lo compromete -ventaja en este caso- sus actos y declaraciones son mas rápidos y eficaces. Lo Malo: Autoritario hasta la saciedad: incapacitado para crear y fortalecer las instituciones políticas de la nación. Reiterativo creador de conflictos, en los distintos frentes (incluso en el familiar). Antidemocrata: no es bien visto en la comunidad internacional con buenos ojos. Tiene a personajes siniestros en su entorno, que le seguirán aconsejando tomar las medidas más nefastas, con tal de mantenerse en el poder. Polarizara el proceso electoral alrededor de su figura, y que en caso de ganar, será el preludio de su próximo gobierno: tensión e inestabilidad política en el mediano plazo.
Ricardo Belmont: Lo Bueno: Es un reconocido buen comunicador de masas. Es visto como un opositor independiente en la plaza más fujimorista del país: Lima. Porta la imagen de ganador, lo que le permite demostrar aquello que muchos suenan: quien persevera, triunfa. Su electorado se superpone al de Fujimori, por lo tanto, dependiendo como maneje su campana, podría competirle los votos, allí donde ya ha triunfado en dos oportunidades. Lo Malo: Carece de un plan y equipo de gobierno capaz de enfrentar los problemas nacionales. Difícilmente, sectores capacitados profesional e intelectualmente se comprometerán con su candidatura. En estos ambientes es mirado sin mucho respeto. Las carencias de Lima y sus desaciertos en el municipio limeño, le serán facturados en la campana electoral. No siempre un exitoso alcalde de Lima, lo fue como candidato presidencial: Bedoya lo probó en dos oportunidades y fracaso. Su éxito en Lima quizá sea su impedimento, como hasta ahora lo es, de erigirse como una figura nacional. Y, de esta manera, ser visto como el candidato más "limeño". (Revista 7 días, 29 de Agosto de 1994)