Este hecho -construirse- y la posibilidad de ser gobierno dieron origen a su peor crisis. A lo largo de un año, se suscitaron una serie de polémicas públicas. El sector que se reclaman seguidor de Barrantes y que pretendía la representación de las bases mayoritarias del frente, construyó una organización nueva con un declarado tinte de centro izquierda, agrupándose en él partidos muy pequeños, personalidades destacadas y no menos importantes intelectuales. La esperanza, una vez más, era Barrantes, aunque muchos dentro de sus filas, no creían en él, ni menos, le tenían confianza. La reclamada mayoría, sin embargo, se quedó en IU. Las posibilidades electorales del ASI estaban echadas. La imagen pública fue la de una izquierda dividida. Sin embargo, lo que más prejuicio trajo fue que la resolución de las dos candidaturas de izquierda se diera en medio de la campaña municipal.
Esto afectó mucho más a IU, y por lo tanto a Pease, que al ASI. Barrantes, como suele suceder, esperó en la tribuna. Se quiso distanciar del ASI, dejando a su suerte a su candidato a vicepresidente. Por otro lado, las campañas fueron desiguales. IU se esperanzó en las organizaciones populares que controla y en los partidos políticos que componen el frente. Su campaña publicitaria fue franciscana. El ASI cifró sus esperanzas en las calidades de su mejor figura, el senador Bernales, y en una mayor campaña en los medios, superando largamente a la de IU. Ésta tuvo que trabajar contra el tiempo e imponer a su electorado una figura como Pease, luego de casi una década con Barrantes.
El resultado electoral del domingo debe interpretarse con cautela. Si bien es clara una baja en su votación de IU, en relación a su actuación del 86, es necesario destacar algunos elementos. Si las proyecciones se mantienen, la izquierda llegaría a alrededor del 20% en apoyo distrital y el rededor del 12% en el provincial. Parece ser que una importante fracción del voto izquierdaunidista fue a parar con Belmont, afectada por la dinámica del voto perdido, que funciona, en gran medida por las publicitadas encuestas, que colocaban al candidato de IU en porcentajes en los que efectivamente se quedó.
Paradójicamente, controlando sólo tres municipios en Lima (Villa el Salvador, Comas, El Agustino), luego de la salida de los acuerdistas, no sólo los mantiene, sino que aparentemente arrebata al ASI los municipios de Ate, Independencia, San Juan de Miraflores, San Martín de Porres, y, al Apra, los de Carabayllo y Villa María del Triunfo. En pocas palabras, IU se mantiene como fuerza importante en barrios populares. El ASI perdió en todos lados y sólo ganó en Ancón y San Bartolo, los balnearios que si bien se han popularizado, no son demográfica ni electoralmente significativos. A nivel nacional, IU bordea aparentemente una treintena de municipios (situados, en su mayoría, en el centro y sur andino) siendo los de mayor importancia Cusco, Puno, Huamanga, Abancay, Cerro de Pasco y Puerto Maldonado por ser capitales departamentales. El ASI no ganó ninguno, obtuvo una buena votación en Morropón, Huaraz, y en una que otra provincia. Nada más. De esta forma el ASI demostró ser minúsculo sin Barrantes, por lo cual serán ahora mucho más independientes, política y electoralmente, de los estados de ánimo del esquivo líder cajamarquino, ducho en la política criolla. Este, por su parte, sopesará el magro respaldo acuerdista y, sin duda, les pasará factura en el momento de la repartija parlamentaria, de la que sus allegados saldrán beneficiados.
Izquierda Unida, por su parte, no podrá convertir los resultados, en una renovada voluntad política si los partidos que la compren no cierran filas alrededor de sus candidatos y éstos no representan efectivamente las demandas de sus electores y las traducen en propuestas efectivas, con imaginación y participación popular. Caso contrario, su suerte estará echada y la desmoralización de sus filas podría alimentar las huestes senderistas.
(La República 25 de Noviembre de 1989)