Los resultados de las elecciones del domingo 14 muestran varios hechos que valen la pena resaltar y precisar. La participación electoral ha sido realmente significativa; si las cifras finales no muestran variaciones sustantivas podemos señalar que salvo el caso de 1983, éstos son los comicios con mayor participación. Por el contrario, estamos presenciando una disminución importante del ausentismo a nivel nacional, reducido en esta oportunidad al 10% del total. Los porcentajes anteriores mostraban un tercio de ausentismo, políticamente este hecho refleja un revés importante para la línea de boicot activo, por parte de Sendero Luminoso. No sólo no logró boicotear las elecciones, sino que tampoco logró que el electorado viciara su voto. Por el contrario, las cifras muestran a una ciudadanía con mayor experiencia electoral, porque luego de sortear un sistema complicado de elección como el último, es poco probable que se enfrente a otro más dificultoso.
En este cuadro el ganador absoluto en las elecciones ha sido el Partido Aprista Peruano, que con su 48o/o de los votos ha obtenido la mejor votación que se le recuerda, incluso en vida de Haya de la Torre. Vale la pena recordar que el Apra había ganado las elecciones de 1962 por estrecho margen, anuladas luego de un golpe militar. Posteriormente el Apra ganó las elecciones para la Asamblea Constituyente de 1978, así como los comicios municipales de 1983. Pero en ningún caso logró tan abrumador respaldo. Si a lo anterior se añade el hecho que, si no se hubieran considerado los votos nulos y blancos como válidamente emitidos, Alan García hubiera superado el 50% de los votos y, por lo tanto, ganado en la primera vuelta electoral. El triunfo del Apra no sólo recorre indistintamente la región norte (Tumbes, Piura Lambayeque, La Libertad, Cajamarca), sino también la antes esquiva sierra sur, como Puno, Tacna, Moquegua, y consigue buenas votaciones en Arequipa, Cusco. A esta votación nacional importante, el Apra le añade por primera vez en su historia un triunfo electoral en Lima Metropolitana a lo largo de sus diez participaciones políticas. Su triunfo es, inobjetable, porque mantiene votación, pareja tanto en distritos altos, medios como bajos.
La votación del Apra superó largamente su 27% de los comicios municipales, logrando una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y, casi seguro una mayoría también absoluta en senadores. El Apra, por ello, no necesitará de alianza alguna para controlar el Congreso de la República. Pero ¿de dónde el Apra recoge ese caudal electoral? La votación aprista se nutre de su clásico tercio electoral y se le agrega un cuantioso electorado que en el 80 votó por Acción Popular, y que es un electorado no partidario, no cautivo. Otro sector está conformado por el electorado que en anteriores elecciones se inclinó a votar en blanco o a viciar su voto. Finalmente, un pequeño porcentaje está conformado por el votante que antes lo hizo por la izquierda.
En cuanto a Izquierda Unida, hay que precisar que su votación, en términos generales, se ha mantenido, disminuyendo solo en un punto en relación al 83. Donde se resiente más esa votación es en Lima en la que la gestión municipal encabezada por el candidato presidencial ha mellado su votación respecto al 83. Al no aumentar su caudal electoral el voto de descontento fue a parar al Apra, motivo por el cual la diferencia entre ambas agrupaciones es de casi el doble. El avance izquierdista se traduce en una importante representación parlamentaria, que llega a unos 16 senadores y más de cuarenta diputados. Sin embargo, por muy nutrida que ésta sea, no le servirá para ser una oposición efectiva en el Congreso, ya que el Apra tendrá la mayoría absoluta. La única oposición posible será fuera del Parlamento. IU tendrá que evaluar su estrategia política, cómo llevar adelante un balance de su campaña y alianzas electorales.
La derrota estrepitosa ha sido del partido de gobierno, que ha disminuido en siete veces su votación del 80. El fatídico 5% lo puede ilegalizar, demostrándose que su electorado es flotante, y así como lo acompañó hace cinco años, hoy lo abandona para apoyar al Apra. Es innegable que la desastrosa administración de Belaúnde ha sido sanciona por las urnas. Pierde representación parlamentaria en muchos departamentos y sólo se espera el apoyo del Oriente y uno que otro diputado en Lima y Callao. El nepotismo belaundista, el despotismo de Ulloa y la soberbia de Alva tuvieron su respuesta contundente, a pesar de contar con todo el respaldo del aparato estatal.
Finalmente, hay que señalar que el CODE ha sido el globo de ensayo que no funcionó. Ha mantenido su voto conservador desde ya varias elecciones, que no pasan del 12%, y no deja de ser un partido capitalino. A pesar de ser el partido que más invirtió electoralmente, el costo por voto ha sido muy alto. A nivel nacional aumentará ligeramente su representación parlamentaria, pero sin la gravitación de anteriores oportunidades. Recordemos que en el año 78 sumó sus votos al Apra para hacer mayoría en la Constituyente y en el 80 hizo lo mismo en el Senado a favor de AP. En esta oportunidad sus votos ya no sirven a nadie, ya no tiene capacidad de negociación. Su supuesta apertura con independientes y el insignificante MBH, no ha sido importante. Éste, al igual que el PADIN en Izquierda Unida, si no hubiera hecho una oportuna alianza electoral en este momento estuviera camino al JNE para comprar planillones y buscar una, esta vez difícil, reinscripción.
(La República 18 de Abril de 1985)