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¿YO ANTIMINERO?

He participado en muchas discusiones, algunas ásperas, sobre la minería en el Perú. Por lo general, y sin proponérmelo he terminado en el lado de los que critican a las minas, al daño ambiental que ocasionan, a la mala relación que tienen con las comunidades vecinas. Debo admitir que esa impresión es equivocada. Considero y lo subrayo, que la minería es el salario de ese territorio llamado Perú que está a punto de perder el segundo lugar como exportador de cobre por el empuje del Congo. Que las piedras que exportamos son las que nos permiten comprar en el exterior medicamentos, alimentos, computadores, celulares y un largo etcétera. Para que mi postura no genere ningún tipo de equívoco presento algunas ideas fuerza para hacer viable y amigable la minería.

  • Los inversionistas deberían adquirir el terreno superficial debajo del cual yace el mineral, con una propuesta atractiva y abierta a favor de todos aquellos que tuvieran derechos reconocidos. Incluso si no fuera lo mejor comprar sino alquilar, establecer una renta o participación con los propietarios afectados.
  • Al cerrar la mina, los relaves y residuos deben haber sido removidos y se puede recuperar el paisaje con bosquetes que además de sombra y vida silvestre pueden proveer ingresos con madera y otros subproyectos.
  • Construir una infraestructura para el uso del agua que permita reutilizarla de manera continua de modo que se disponga de ella y no afecte a terceros. Con el agua potable que consumen los habitantes de la mina se puede tender tuberías para atender a las poblaciones asentadas alrededor del área de la mina.
  • Debe controlarse todas las emisiones y los efectos del viento para evitar al máximo el malestar de las personas tanto dentro como alrededor de la mina. Quien quiera una minería impoluta está diciendo una tontería porque toda actividad humana genera alguna externalidad que hay que internalizar.
  • Los relaves deberían ser procesados y los que no pudieran ser eliminados, cargados con dirección a un emplazamiento distante y seguro.
  • Dentro del asentamiento minero se construirían más viviendas de las necesarias, algunas de las cuales pueden ser ofrecidas y cedidas a pobladores interesados en afincarse en ellas.
  • La mina calcularía el personal que requiere para ser atendido con hasta el 50% de pobladores locales. Entre la planificación y la puesta en marcha de la mina se haría la capacitación y preparación de este personal.
  • Se contaría con una movilidad (buses) con capacidad de conducir carga liviana que saldría del asiento minero dos veces al día con dirección a la ciudad más próxima y que puede ser utilizada por los pobladores de manera gratuita.
  • El asiento minero proporcionaría atención gratuita de salud a los pobladores empadronados.
  • La escuela y colegio instalado en la mina para los hijos de los trabajadores mineros, incluiría la asistencia de los niños de las poblaciones aledañas.
  • Se tendría una surtida tienda que atendería a los trabajadores de la mina y a los pobladores a precios de mercado. Esta misma tienda adquiriría productos de los pobladores y dispondría de sistemas de frío, almacenaje y un camal.
  • El mineral sería transportado por mineroductos, trenes o camiones. En este último caso las vías hasta la carretera más cercana, serían ampliadas y asfaltadas.
  • Se puede establecer el concepto de valor compartido propuesto por Porter, que consiste en hacer participar a la población de los beneficios regulares de la empresa. Ofrecer, por ejemplo, el 10 por ciento del capital a los pobladores identificados y empadronados. Si bien el acuerdo es con sus organizaciones, las acciones serían nominadas para cada poblador, de modo que ellos pueden venderlas si así lo desean, al precio de mercado.
  • Considerar como pobladores a los residentes permanentes y no a los oportunistas que retornen para extorsionar a la mina.
  • Los pobladores afincados en las viviendas de la mina tienen permiso para recibir a invitados que podrán recibir el servicio de alimentación un máximo de dos días.
  • En los planes de reasentamiento, la mina no debe inventarse ciudades ni diseños de casas. Debería tener un modelo o prototipo de vivienda estableciendo con el mayor rigor sus costos. Lo que se debe ofrecer al poblador es el monto y ellos decidirán si construyen la casa proyectada, si construyen una nueva casa de adobe y con el ahorro hacen una inversión como comprar ganado, o simplemente toman el dinero y se van a una ciudad para emprender una nueva y mejor vida.
  • No olvidar que la minería paga una renta por el mineral que extrae y parte de esa renta debe retornar al territorio para mejorarlo. Esta renta se puede distribuir en su totalidad o partes, a los ciudadanos o emplearse en inversión. Pero el titular de esa renta es la autoridad local que representa al territorio, es decir, la municipalidad. De eso se trata el canon.

En muchas minas, estas ideas o similares deben haberse implementado. Podemos pensar en otras alternativas pues lo señalado no agota las oportunidades. Pero queda claro que la suerte no está echada y eso es lo que importa.