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UN SISTEMA DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN

Un sistema de ciencia, tecnología e innovación es una comunidad de personas, de organizaciones que las acogen y en las que se desenvuelven, e instituciones que ordenan su comportamiento y sus relaciones. Estos tres niveles se articulan eficazmente cuando maduran, alcanzan una convergencia de intereses y aspiraciones, y comparten similares referentes. Es también llamado hoy en día, un ecosistema para remarcar que reúne personas actuantes e interdependientes en un hábitat común que los estimula y condiciona.
Las personas
La comunidad de personas está conformada por los científicos, los aspirantes a científicos, los ingeniosos y como en toda actividad humana, los genios. Los científicos son individuos consagrados al estudio, minuciosos, sistemáticos, perseverantes. Lo que los define es el uso del método científico. Los hay introvertidos, desconfiados, extrovertidos, arrogantes o una combinación de estas u otras características humanas. A todos ellos los anima el poder descubrir algo nuevo que sea importante para los demás científicos y más aún si la sociedad lo valora. Su mayor aspiración es el reconocimiento, el prestigio, la reputación. Formar un científico es una tarea titánica, que toma muchos años y mucha inversión. Pasa por una iniciación, conducido por algún mentor que advierte el talento y la disciplina del aspirante.
Los genios son aquellos que por un talento propio o cultivado, tienen una mirada más penetrante en ciertos temas y pueden escrutar y descifrar misterios de nuestro universo que no son tan evidentes ni para los científicos y mucho menos para el común de los mortales. Los genios pueden no ser el resultado del trabajo sistemático pero emergen en un ambiente donde los científicos e ingeniosos abundan, donde las grandes preguntas y desafíos científicos fluyen con naturalidad lo mismo que un sinfín de respuestas tentativas.
Los ingeniosos o creativos son capaces de revolverlo todo, de buscar soluciones imaginativas, de convertir ideas y principios en asuntos prácticos. La tecnología es en buena medida, el empeño de estos personajes que se guían más por el método del ensayo y error. Están dispuestos a repetir tantas veces como sea necesario, alternativas que les permitan que un artefacto cumpla el papel deseado. En ese recorrido descubren que sus ensayos tienen aplicaciones imprevistas, distintas a las previstas o adicionales.
No siempre los ingeniosos se reconocen a sí mismos, como parte de la comunidad de ciencias. Esto ocurre porque operan muy cerca de los negocios y en muchos casos, sus estímulos no difieren de aquellos que animan a los emprendedores. Se sitúan en el espacio de la innovación, enfocados en el valor que les reconozcan los consumidores o usuarios a los bienes y servicios que ofrezcan y la forma en que los entreguen.
Las organizaciones
Aunque las revoluciones científicas y las disrupciones tecnológicas puedan presentarse como destellos de genialidad individuales, es imposible que no tengan ningún referente organizado. Las nuevas ideas pugnan con las viejas ideas o los paradigmas aceptados. Esa es la forma como se organiza la actividad científica, en escuelas de pensamiento, en grupos de investigación y debate, a lo que se agrega en el presente, las redes sociales.
La infraestructura del trabajo científico es la academia (universidad y centros superiores de estudio), las instituciones públicas y privadas de investigación, los think tank, las editoriales científicas. Estas entidades cuentan con laboratorios, centros de experimentación, espacios de reuniones, acceso a publicaciones, soporte informático. Como organizaciones obtienen fondos públicos o privados para sostener esa infraestructura, para suministrar los consumibles y para remunerar a los investigadores. Sin estas organizaciones no puede haber investigadores dedicados, profesionales. La organización permite que estas personas puedan consagrar su vida al trabajo científico y ser formadores de otros científicos, tecnólogos e innovadores.
Cuando las organizaciones disponen de mejor infraestructura, tienen espacios confortables para el trabajo y la interacción de sus miembros, y están en condiciones de asegurar recursos permanentes, se genera un ecosistema potente que atrae a más investigadores, despierta el interés de investigadores nacionales en el exterior, de organizaciones de excelencia del mundo y sus investigadores.
La organización y la cooperación entre estas organizaciones es el más potente estímulo para la vida científica. La organización permite el desarrollo de las personas y el desarrollo de las personas potencia el desarrollo de la organización. Es un círculo virtuoso. Así como no se puede hacer ciencia, concebir tecnología e innovar sin personas competentes, experimentadas y comprometidas con su trabajo, tampoco es posible hacerlo sin la organización. Hacer ciencia como cualquier empresa humana, requiere del esfuerzo organizado y sistemático.
Formar y consolidar organizaciones de prestigio, con adecuada gestión administrativa y financiera, con infraestructura sólida, parte de redes nacionales e internacionales, con un perfil, rol y especialidad definidas, es un paso ineludible. La cooperación y competencia entre las personas y entre las organizaciones en procura de resolver problemas, es el camino para ampliar el conocimiento y las capacidades de nuestra sociedad.
Lo dicho aplica a aquellas empresas que han dado el paso de establecer espacios in house para desarrollar sus propias soluciones tecnológicas e innovadoras. Las empresas en general, pueden ser potentes animadores de la infraestructura científica del país en la medida en que conecten su propia visión de los negocios y su rol en la sociedad, con la labor de la academia y los científicos profesionales.
Las instituciones
Las instituciones son las reglas que permiten reconocer a la comunidad científica de personas y organizaciones. Los grados y títulos son un primer indicador lo que no impide que haya talentosos autodidactas y genios tecnológicos o innovadores con escasa formación académica. Para alcanzar los grados y títulos, las personas se someten a procedimientos de calificación de los conocimientos adquiridos y su aplicación. Cada paso que se de en la carrera científica, las personas son calificadas por otros que antes pasaron por el mismo trámite. Para publicar en una revista de prestigio, el científico se somete al veredicto de pares ciegos. Lo mismo ocurre cuando se somete un proyecto de investigación aun fondo competitivo nacional o internacional. Nos guste o no los resultados, esa es una regla y ha habido casos en que algunos genios fueron en un inicio, descalificados por el pensamiento dominante.
El trabajo científico hemos señalado, busca afanosamente el reconocimiento. Las personas y las organizaciones son reconocidas por su producción científica, publicaciones en revistas de prestigio, libros, derechos de propiedad, producción total, aplicaciones de la investigación. A mayor reconocimiento mejores condiciones salariales, mayores recursos para la organización, premios y admiración.
Pero como en otros espacios, en el mundo de la ciencia también hay lugar al fraude y al comportamiento oportunista. El plagio y toda forma de sustitución, la ausencia de sensibilidad con el objeto de estudio sean humanos o animales, la adulteración de las evidencias para forzar resultados, entre otros comportamientos antiéticos no pueden ser tolerados a riesgo de poner en riesgo a todo el sistema.
El trabajo científico requiere de mucha libertad para pensar y crear. Pero requiere someterse a reglas que la validen Ese es un trabajo permanente. En ese escenario el Estado actúa a través de organismos propios como la universidad pública y los institutos públicos de investigación, además de contribuir con recursos colocados por diversos canales competitivos. Para optimizar esa intervención, el Estado identifica con los privados, prioridades para concentrar recursos consistentes con los desafíos del país y las capacidades existentes y en desarrollo. Orienta y define la función del investigador, tecnólogo e innovador, procura su desarrollo y reconocimiento.
La ley en Perú asignó al CONCYTEC el papel rector en un sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación tecnológica. Rector de la intervención pública, orientador y fiscalizador de la actividad privada. Esencialmente, un animador y promotor de buenas prácticas y un enemigo de quienes perviertan la noble tarea del científico.