Archivo de la etiqueta: economía

ECONOMÍA PARA LA GESTIÓN

El manual de economía que estudiábamos los alumnos en los años 70 era el Curso de Economía Moderna de Paul Samuelson (1972). Allí el autor proponía como definición de esta ciencia o disciplina, “el estudio de la manera en que los hombres y la sociedad utilizan –haciendo uso o no del dinero- unos recursos productivos «escasos» para obtener distintos bienes y distribuirlos para su consumo presente o futuro entre las diversas personas y grupos que componen la sociedad”.

Samuelson ni los economistas de su generación, pensaban en la escasez como el agotamiento de los recursos. Era otra la aproximación. Cada vez que los humanos utilizamos determinados recursos y los transformamos en bienes o servicios específicos, efectuamos una elección y en consecuencia renunciamos a otros bienes y servicios alternativos. Presumimos que se toma la mejor decisión entre las opciones que se conocen porque debe ser la que proporciona más valor en el sentido de mayor utilidad a las personas. Así una elección económica, es por definición optimizadora o dicho de otro modo, economizadora, pues permite alcanzar el mayor valor con el menor gasto.

Elección es decisión pero como decía Samuelson, es en definitiva, utilizar los recursos. Un autor posterior como Mankiw (1998), propuso una definición más breve que resume bien el concepto: “La economía es el estudio del modo en que la sociedad gestiona sus recursos escasos”. Como se aprecia, aquí el concepto clave es gestión entendiéndose por elección entre varias opciones posibles y conocidas, y su implementación (enforcement).

El problema con estas definiciones es que invaden todos los campos de la acción humana. En efecto, los economistas han tratado de explicar muchos asuntos humanos a partir de “decisiones económicas”. Por ejemplo, Ronald Coase (1960) propuso que la mejor forma de resolver la incomodidad de cualquier individuo o colectivo por el accionar de otro u otros, era optar por una solución que produjera mayor valor incluyendo alguna compensación para los que se sintieran perjudicados. Con base en el pensamiento coasiano es que se funda el análisis económico del derecho.

Gary Becker (1992) llevó esta invasión a otros campos en lo que el mismo llamó la manera económica de ver la vida. Los temas que lo ocuparon además de la formación de capital humano, fueron la criminalidad, la discriminación y la familia. James Buchanan (1986) explicó el comportamiento político con la teoría de la elección pública. Es natural que si cualquier elección humana como puede ser el ocio, tiene un costo de oportunidad medible, todo tiene un sentido económico.

Pero así como la economía invadió otros campos del saber para brindar una explicación primordial sobre el comportamiento humano, a su vez fue acosado e invadido por otras áreas del conocimiento cuando la evidencia contradecía las predicciones sugeridas por la racionalidad económica. Herbert Simon (1978) primero y otros teóricos desde o prestándose conceptos de la psicología, han dado lugar a una corriente muy vigorosa y original que es la economía conductual.

Todos estos desarrollos que faltan sistematizar en un cuerpo de pensamiento único, son la materia de la ciencia económica actual. Propone explicar por qué y cómo los individuos toman decisiones en condiciones ordinarias pero sobre todo ante el cambio y la incertidumbre. En ese sentido, el mayor éxito que pueden alcanzar los economistas es explicar el comportamiento de los individuos en sociedad, ponderando todos los ingredientes que intervienen y evitando su reducción a lo que podría entenderse como la sola adquisición de bienes o servicios.

El papel de la gestión

Pero si los recursos son escasos como aquí se ha definido, lo fueron y lo serán siempre. Y si el comportamiento humano se alterna en el uso de tales recursos, incluido el tiempo que dedica a adquirirlos, conservarlos o gozarlos, entonces nuestras vidas es un continuo de gestión y permanentemente estamos aprendiendo a gestionar nuestras propias vidas.

Para muchísimas personas, la vida es en efecto, gestionar nuestros propios asuntos, la familia, las amistades o círculos de interés, el vecindario, las relaciones laborales, las inversiones o negocios, las transacciones económicas, u otras. En todos estos casos, gestionamos para alcanzar logros o satisfactores que nos proporcionen más bienestar en el sentido más amplio de la palabra.

Pero hay otras formas de gestión, la llamaremos la gestión profesional. Es decir, cuando debemos participar de decisiones y acciones para que un grupo humano alcance un objetivo que trasciende al gestor. Con independencia de la simpatía que pueda tener el gestor sobre los fines de una organización, esta es una entidad diferente a sus miembros. Y la función del gestor es perseguir esos fines como proponer adecuarlos permanentemente a los cambios en el entorno.

Este gestor profesional tiene que inducir y tomar decisiones económicas como han sido definidas aquí. Sopesar en todo momento, las opciones que enfrenta de cara a los fines que persigue; asegurare que los recursos disponibles se apliquen del mejor modo a las opciones elegidas; evaluar los resultados alcanzados para mejorar las decisiones futuras como para proponer ajustes realistas en los fines y sobre todo en los resultados intermedios. Y entre todas estas acciones, el gestor debe sobre todo, ser capaz de inspirar, escuchar, convencer, negociar y conducir con mano firme, lo que es esencialmente, interactuar con los otros miembros de la organización.

Simon se ocupó especialmente de la elección en la empresa. Hoy se sabe que hay muchos más temas y herramientas intercambiables entre la empresa y las otras organizaciones de la sociedad como son las que conforman el Estado o las que fueron creadas con fines no mercantiles o no lucrativos. Es por ello que podemos trabajar un cuerpo de ideas que nos conduzcan a proponer principios económicos para la gestión profesional de la organización. Así podremos hablar efectivamente de una economía para la gestión. O también, que no hay forma de hacer gestión sin pensar desde la economía.

Referencias:

Samuelson, Paul A.

1972    Curso de Economía Moderna. Madrid. Aguilar Ediciones.

Mankiw, N. Gregory

1998    Principios de Economía. Madrid. McGraw-Hill/Interamericana de España.

Coase, Ronald

1960    El problema del Costo Social, en The Journal of Law and Economics. The University of Chicago. EEUU.

Becker, Gary S.

1992    The Economic Way of Looking at Life. Nobel Lectures, December 9, 1992. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 9 Nov 2014.<http://www.nobelprize. org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1992/ becker-lecture.html>

Buchanan, James M.

1986    The Constitution of Economic Policy. Nobel Lectures, December 8, 1986. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 9 Nov 2014. <http://www.nobelprize. org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1986/ buchanan-lecture.html>

Simon, Herbert A.

1978    Rational Decision-Making in Business Organizations. Nobel Lectures, December 8, 1978. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 9 Nov 2014. <http:// www. nobelprize.org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1978/simon-facts.html>

 

Leer más »

A PROPOSITO DEL FRACASO DE LAS NACIONES

Recién pude terminar de leer el libro “Por qué fracasan las naciones. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza[1]. La propuesta y el estilo del libro me atraparon desde un primer momento. En él se combina el análisis de las instituciones económicas, las instituciones políticas, y su interacción en un aproximación diacrónica. La economía, la historia y la argamasa política son los temas que más me apasionan.

Instituciones inclusivas

Quisiera comenzar por resumir la teoría de los autores, Daron Acemoglu y James A. Robinson. Ellos postulan como lo hiciera antes Oliver North, que la maduración de las instituciones conduce a un mejor desempeño económico. Distinguen las instituciones económicas de las políticas. Las primeras están constituidas por un conjunto de incentivos que promueven la inventiva y la innovación que son los motores del crecimiento, lo que denominan la creación destructiva en el sentido shumpeteriano. El incentivo esencial es la propiedad y la capacidad de las personas de apropiarse del fruto de su esfuerzo compitiendo con otras personas.

Estas instituciones económicas son alcanzadas cuando las personas son capaces de establecer instituciones políticas pluralistas que aglutinando un conjunto amplio de intereses, sean capaces de asegurar que las instituciones económicas funcionen y aseguren prosperidad. Esto es lo que reconocemos como democracia.

20140415-por_que_las_naciones_fracasan.jpg

Las instituciones descritas son definidas como inclusivas y cuando la política ayuda a la economía, ésta ayuda a la política y se produce un círculo virtuoso.

Instituciones extractivas

Sin embargo, advierten, para que haya este pluralismo se requiere un remesón en la sociedad que reduzca el poder altamente concentrado que ha sido la característica fundamental de la organización política a lo largo de la historia humana. Esta institucionalidad política construida en torno a un tirano, un caudillo o una élite se sostiene en instituciones económicas extractivas[2], es decir, apropiándose de la mayor parte de la renta de la sociedad.

Estas instituciones extractivas ahogan la iniciativa privada que es la base de la creación destructiva. Las instituciones extractivas pueden incluso por algún tiempo, crecer aprovechando ingentes recursos naturales, y mientras crecen se vuelven más extractivas o depredadoras. Y sea que el excedente sea creciente o decreciente, habrán incentivos entre los grupos dominantes y los que aspiran a serlo, en capturar el poder para perpetuar el modelo. Así las instituciones extractivas tienen sus propios círculos pero viciosos, que conducen al empobrecimiento o a un estancamiento prolongado.

Los autores señalan que no hay ninguna fatalidad en los cursos históricos que siguen las distintas sociedades. Que no se puede explicar el fracaso de algunas sociedades por la geografía, la cultura o etnia, ni por la ignorancia de los líderes. Tampoco que eso se pueda cambiar por una intervención externa o por presión de los organismos de cooperación o regulación mundial.

Y si ninguno de estos factores determinan la suerte de las naciones, las condiciones que permitirían que las instituciones pluralistas triunfen y se sostengan, se deberían en último término a circunstancias que podrían combinar los desarrollos previos con el azar en la historia. Por ejemplo, la mortandad ocasionada por la peste en el siglo XIV debilitó la institución feudal en las islas británicas y parte de Europa occidental mientras lo fortaleció en el este. Sin embargo, la creación de instituciones inclusivas es el resultado del conflicto político cruento como el que condujo a la revolución gloriosa en Inglaterra, la revolución francesa o la independencia estadounidense seguida por la guerra de secesión.

Hasta aquí las ideas centrales del libro. Los autores se apoyan en relatos históricos, citando documentos, para mostrar a través de muchísimas evidencias, el sustento de su tesis. Recorren gran parte del mundo y el Perú es uno de los casos más citados. Incluso, finalizan el libro sugiriendo que Perú pudo seguir la historia de Norteamérica y ésta la del Perú.

Algunas reflexiones

Con cargo a volver sobre la tesis de los autores, concluyo esta nota con algunas reflexiones que sentí que los autores no extraen de modo concluyente de su razonamiento:

1. Hasta la revolución gloriosa inglesa existieron pequeñas sociedades que tenían una conformación esencialmente inclusiva y que fueron destruidas por sociedades mayores extractivas. E Inglaterra conforme se hacía más inclusiva, se dedicaba en el mundo a ahogar o destruir pequeñas sociedades inclusivas, comportamiento que fue seguido por todas las democracias colonialistas y Estados Unidos. Dicho de otro modo, la inclusión británica avanzó siendo extractiva con relación a su imperio colonial.

2. Los autores postulan que para que haya pluralismo moderno, se requeriría previamente una centralización estatal que fue lo que hicieron los Tudor en Inglaterra o los últimos luises en Francia. Es decir, primero tiene que conseguirse un máximo autoritarismo como condición para conseguir el aglutinamiento de intereses que pueda derrocar este poder y transformarlo en algo así como un Estado moderno.

3. Se podría distinguir así entre esas pequeñas sociedades algo inclusivas pero no centralizadas del pasado y las modernas que son los Estados democráticos y desarrollados. La historia habría sido en el más cercado esquema hegeliano, una tensión entre sociedades inclusivas y extractivas siendo que la organización de los Estados nación a partir del siglo XVII, un replanteo de esta vieja pugna entre instituciones inclusivas y extractivas pero a una escala superior y con nuevos y vigorosos actores, para el caso, la burguesía revolucionaria que identificó el propio Marx.

4. Una sociedad sofocada por instituciones extractivas puede crecer pero esto no la convierte en inclusiva. Sin un cambio político, una revolución o algo que se le parezca, que hunda la institucionalidad política, esa sociedad está destinada al fracaso. El irresistible encanto del crecimiento autoritario, léase China, no conduciría al pluralismo como postula la teoría de la modernización.

Volveré sobre el tema.

 


[1] Why Nations Fail. The origins of Power, Prosperity and Poverty. Publicado en Crown Business, 546 pp, Marzo 2012.

[2] Extractive Institutions. Leí un comentario que proponía reemplaza el concepto por “excluyente” pues en nuestro país hablamos de las industrias extractivas para referirnos a aquellas dedicadas a la explotación de recursos naturales. Sin embargo, el concepto extractivo ilustra bastante bien la idea de la expoliación de la sociedad por una minoría.

Leer más »