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UTOPÍA NECESARIA

Hugo Wiener

A partir de los años de la ilustración la utopía se convirtió en un gran movilizador de masas que a diferencia del pasado solo habían servido a fines limitados y de manipulación. No se puede disociar la utopía de las grandes transformaciones que sobrevinieron, de las buenas y de las malas. Algunas guiadas por lo que podrían decir las más nobles como el marxismo y otras por objetivos protervos. El camino al infierno puede estar empedrado de buenas intenciones. Un caso categórico de esto último es el nazismo, y el fascismo en general.

Con las utopías fructificaron las agrupaciones y partidos políticos con ideario que existieron hasta bien avanzado el siglo XX. Perlo esto cambió en todo el mundo a partir de los años 90. Se acabaron ideologías, las utopías movilizadoras, y los partidos que merecieran ese nombre. La única utopía que ha sobrevivido es la ciencia ficción que ha proyectado como sería el futuro con las nuevas tecnologías existentes, en procesos aun imaginadas. En cambio, lo que ha tomado una fuerza desbastadoras son las distopías que pueden encontrarse en innumerables libros como películas.

Las utopías por ciento no gratuitas. Tanto Las que consiguieron sus fines o parte de ellos fueron eventos cruentos, Unos más que otros. Como no tiene ningún valor especular con alguna ucronía, muchos podrían creer se podría haber sido peor o mejor. Lo que no tengo dudas es que aun en ausencia de movilizaciones por una utopía, hubiera habido otro tipo de protestas y siempre hubieran sido cruentas.

El mundo ha acelerado en los últimos años la producción de tecnología. Estos procesos han socavado la capacidad de imaginar nuevos y mejores mundos. Einstein decía que si lo sueñas lo puedes hacer y aun si se digiera que no debe hacerse algo, la irrefrenable curiosidad humana no de detendría ni en la investigación, el descubrimiento y sus usos.

Toda tecnología tiene dos caras, un lado positivo de buen uso y otro negativo y destructivo. Un cuchillo puede ser empleado como herramienta para cocinar o comer, pero también como un arma criminal. La dinamita puede ayudarnos a remover piedras que nos impiden avanzar con una carretera, pero pueden destruir un puente. Una droga como el fentanilo pude ser un potente e irremplazable analgésico para mitigar dolores intensos de un enfermo como para destruir miles de vidas humanas jóvenes. Y quizás el ejemplo más categórico es el del descubrimiento de la energía nuclear.

Hoy se discute sobre los riesgos de la inteligencia artificial y sobre la posibilidad de que termine por reemplazar a la totalidad del trabajo humano. Se imaginan una sociedad de opulentos e irrefrenables dueños de estos robots y una inmensa población viviendo de las migajas y sobras que le puedan dejar esos poderosos.

Pero esa misma inteligencia artificial puede ser imaginada de otra manera, como que ningún humano tenga que trabajar o solo deba cumplir tareas muy sencillas y por poco tiempo para recibir una generosa renta universal pudiendo emplear su tiempo en las actividades que desee realizar. En este caso no habrá discusión sobre si lleva una vida plena o desgraciada pues será de su entera responsabilidad sin atenuantes.

Uno de los objetivos más caros de la democracia es que podamos fijar nuestra residencia donde lo deseemos y podamos movilizarnos con plena libertad sin pedir permiso a nadie y solo evitando causarles un grande e injustificada molestia o daño. Para que esto sea posible no debe existir ni los estados ni las fronteras. Esto parecería imposible, pero estoy seguro que ocurra en algún momento.

La pregunta que nos harían es que siendo muy fácil imaginar mundos perfectos el problema es el cómo. Mi respuesta es que visualizo tres caminos posibles. Que una abrumadora mayoría piense que es lo que hay que hacer, se ponga de acuerdo y trace la forma de avanzar a conseguirlo. Otra que una importancia mayoría, una masa crítica se decida a hacerlo y enfrente a los grupos de interés y al precio que sea necesario lo consiga. Finalmente, que la situación de crisis y anomia social sea tan honda que no exista otra alternativa que volver a comenzar de otra manera. Esto puede ser precipitado por el cambio climático o una prolongada y destructiva guerra que no resulta fantasioso considerando la invasión de Ucrania por los rusos y sus mercenarios.

Existen una gran mayoría silenciosa que está de acuerdo con un cambio que se muestre totalmente razonable y los grupos de interés vociferantes y violentistas que intentan frenarlo. Por ejemplo, todos estaremos de acuerdo con que el servicio público de pasajeros debería estar compuesto de vehículos amplios y cómodos que discurran por calles no congestionadas, con horarios y costos razonables y que no contaminen. Nadie votaría explícitamente contra ello. Pero los grupos de interés se opondrían por todos los medios a su alcance con violencia y podrían tener éxito. O la inteligencia artificial podría ser atacada y destruida por grupos amplios de trabajadores que temiendo perder sus trabajos y beneficios conquistados, como ocurrió con los ludistas ingleses del siglo XIX, se empeñarían en esa labor destructiva.

En los próximos años la esperanza de vida seguirá aumentando y probablemente se pueda llegar a 100 o 150 años con una vida saludable y activa. Tal vez algunos se vean afectados por el aburrimiento, pero estoy seguro que para la mayoría podría ser una vida placentera que merece ser vivida. Porque amo la vida, esta debe ser lo mejor para todos.