Por primera vez los analistas económicos han atribuido a las cadenas de suministro la culpa o parte de la culpa de la inflación mundial. De acuerdo con estos análisis, esta sería una inflación de oferta porque la pandemia provocó el colapso de las cadenas de suministro y esto causó un enorme desorden en el comercio internacional.
Se conoce como cadenas de suministro a las relaciones de provisión de bienes y servicios entre empresas y entre estas y los consumidores finales. Son parte esencial de la estructuración de las economías de mercado. Estas han sido muy importantes en la conformación de los sectores productivos y de servicios en las naciones, pero también tienen que ver con la provisión de bienes e insumos como materias primas o esclavos en el pasado.
Pero la situación cambió en los años 90. Con la caída de la URSS y los países de la órbita soviética, y el giro capitalista de China, se abrió el comercio mundial en una forma nunca antes vista. En 1995 se creó finalmente la Organización Mundial del Comercio (OMC), en el 2001 China fue admitida en esta organización y la Federación Rusa en el 2012. La especialización productiva avanzó como nunca antes y la mayor parte de las industrias livianas y algunas tecnológicas, fueron relocalizadas. Los Trabajadores en los países desarrollados perdieron sus empleos y condiciones laborales en tanto trabajadores de países pobres donde se localizaron estas industrias consiguieron trabajo en muy malas condiciones pero que para ellos resultaban satisfactorias con relación a su situación anterior.
Así se formaron las cadenas de suministro globales y se produjo un rechazo muy fuerte a la globalización que se manifestó, por ejemplo, en las protestas que acompañaban a las reuniones anuales de la OMC. El populismo nacionalista tipo Trump, movilizó este malestar. Un caso clamoroso fue cuando en plena pandemia, Estados Unidos no producía máscaras para el cuidado de la población y debía importarlas.
La pandemia interrumpió los flujos de comercio que hasta ese momento habían funcionado bastante bien y exhibieron los riesgos de depender de suministros fundamentales. Pero con la pandemia surgieron otros criterios que debilitaron las cadenas de suministro globales. Se potenció el nacionalismo populista que pone en riesgo esta especialización mundial. Es el caso de los superconductores cuya producción mayor es en Taiwan, la isla rebelde frente al gigante chino. A esto se suma la decisión de Estados Unidos de atacar por razones de seguridad, la tecnología china y plantearse el desacoplamiento entre ambos mercados y el apoyo interno a su industria de semiconductores,
Esto se agravó con la invasión rusa a Ucrania. Las principales empresas han abandona Rusia y se ha boicoteado la venta de hidrocarburos de Rusia a Europa. Alemania el país más dependiente del gas ruso se las ha ingeniado para abastecerse de otras fuentes en el pasado invierno.
Las cadenas globales tal como las conocíamos ya fueron y es posible que en reemplazo de ellos surjan cadenas más limitadas y con criterios de seguridad nacional. Esto está detrás de la decisión de Elon Musk de trasladar su empresa de autos eléctricos Tesla de China a México.
16/05/2023