Es difícil coincidir con este Congreso, pero en este caso concuerdo plenamente con su acuerdo unánime de modificar el artículo 58 de la ley 29571, para prohibir que las empresas efectúen llamadas o envíen mensajes de texto para promover productos y servicios. Este proyecto de ley ha sido observado por el Ejecutivo alegando que esto perjudica a las empresas en la difusión de sus productos, a los consumidores porque estarán menos informados y a los trabajadores de los telecentros desde donde se efectúan estas llamadas.

Todos los días recibo entre 15 a 20 llamadas que bloqueo. Esto se extiende hasta la noche y no perdona sábados y domingos. Como los teléfonos desde los cuales se llama, principalmente celulares, cambian en cada caso, es imposible saber si se trata de una llamada válida, de una llamada spam o incluso de una llamada maliciosa,

Los argumentos son realmente pueriles. ¿Acaso las empresas no tienen otros medios para difundir su oferta, los medios de comunicación, el internet, los carteles o paneles publicitarios callejeros, los folletines ingresados por debajo de las puertas de calle de las casas o entregados en centros de aglomeración pública (calles, mercados, centros comerciales) y/o cualquier otra forma de difusión que incluyen las visitas a las casas, los mercados u otros medios como en las campañas políticas? Recuerdo que en los trabajos y entre los parientes, era y es frecuente que uno de ellos incluya como un tema de conversación, las ventajas que pudiera haberles otorgado una novedad o una oferta.

Es a través de ello o por interés del consumidor que estos se informarían de las ofertas que podrían favorecerlos. Para ello no se debe mortificar a todos los que tienen un celular.

Y sobre el trabajo en los telecentros es ridículo el argumento pues son maquinas las que llaman tan es así que cuando se contesta no hay una respuesta inmediata en el otro punto de la comunicación.

Espero que el Congreso insista en esta iniciativa.

15/05/2023