En política se califica el comportamiento oportunista como aquel que es capaz de dejar de lado principios fundamentales o en último término, renuncia a orientarse por algún principio. Como diría Groucho Marx, «estos son mis principios, si no le gustan tengo otros». El oportunismo se confunde con el pragmatismo atribuyéndoles como virtud, la flexibilidad, la adaptación al cambio y la tolerancia que son propios de la democracia. Pero sin principios fundamentales, ¿qué sería la propia democracia? Un principio tan fundamental como mis derechos terminan donde comienzan los de otros, se transgrede cuando se desconocen los derechos de los demás o se pretende que los derechos o la forma particular de ver el mundo, es más válida que la de otros. Al final, el oportunismo no es sino una forma de actuar para alcanzar un beneficio particular o de grupo perjudicando a otros o a todos los demás.
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ECONOMÍA PARA LA GESTIÓN
noviembre 9, 2014El manual de economía que estudiábamos los alumnos en los años 70 era el Curso de Economía Moderna de Paul Samuelson (1972). Allí el autor proponía como definición de esta ciencia o disciplina, “el estudio de la manera en que los hombres y la sociedad utilizan –haciendo uso o no del dinero- unos recursos productivos «escasos» para obtener distintos bienes y distribuirlos para su consumo presente o futuro entre las diversas personas y grupos que componen la sociedad”.
Samuelson ni los economistas de su generación, pensaban en la escasez como el agotamiento de los recursos. Era otra la aproximación. Cada vez que los humanos utilizamos determinados recursos y los transformamos en bienes o servicios específicos, efectuamos una elección y en consecuencia renunciamos a otros bienes y servicios alternativos. Presumimos que se toma la mejor decisión entre las opciones que se conocen porque debe ser la que proporciona más valor en el sentido de mayor utilidad a las personas. Así una elección económica, es por definición optimizadora o dicho de otro modo, economizadora, pues permite alcanzar el mayor valor con el menor gasto.
Elección es decisión pero como decía Samuelson, es en definitiva, utilizar los recursos. Un autor posterior como Mankiw (1998), propuso una definición más breve que resume bien el concepto: “La economía es el estudio del modo en que la sociedad gestiona sus recursos escasos”. Como se aprecia, aquí el concepto clave es gestión entendiéndose por elección entre varias opciones posibles y conocidas, y su implementación (enforcement).
El problema con estas definiciones es que invaden todos los campos de la acción humana. En efecto, los economistas han tratado de explicar muchos asuntos humanos a partir de “decisiones económicas”. Por ejemplo, Ronald Coase (1960) propuso que la mejor forma de resolver la incomodidad de cualquier individuo o colectivo por el accionar de otro u otros, era optar por una solución que produjera mayor valor incluyendo alguna compensación para los que se sintieran perjudicados. Con base en el pensamiento coasiano es que se funda el análisis económico del derecho.
Gary Becker (1992) llevó esta invasión a otros campos en lo que el mismo llamó la manera económica de ver la vida. Los temas que lo ocuparon además de la formación de capital humano, fueron la criminalidad, la discriminación y la familia. James Buchanan (1986) explicó el comportamiento político con la teoría de la elección pública. Es natural que si cualquier elección humana como puede ser el ocio, tiene un costo de oportunidad medible, todo tiene un sentido económico.
Pero así como la economía invadió otros campos del saber para brindar una explicación primordial sobre el comportamiento humano, a su vez fue acosado e invadido por otras áreas del conocimiento cuando la evidencia contradecía las predicciones sugeridas por la racionalidad económica. Herbert Simon (1978) primero y otros teóricos desde o prestándose conceptos de la psicología, han dado lugar a una corriente muy vigorosa y original que es la economía conductual.
Todos estos desarrollos que faltan sistematizar en un cuerpo de pensamiento único, son la materia de la ciencia económica actual. Propone explicar por qué y cómo los individuos toman decisiones en condiciones ordinarias pero sobre todo ante el cambio y la incertidumbre. En ese sentido, el mayor éxito que pueden alcanzar los economistas es explicar el comportamiento de los individuos en sociedad, ponderando todos los ingredientes que intervienen y evitando su reducción a lo que podría entenderse como la sola adquisición de bienes o servicios.
El papel de la gestión
Pero si los recursos son escasos como aquí se ha definido, lo fueron y lo serán siempre. Y si el comportamiento humano se alterna en el uso de tales recursos, incluido el tiempo que dedica a adquirirlos, conservarlos o gozarlos, entonces nuestras vidas es un continuo de gestión y permanentemente estamos aprendiendo a gestionar nuestras propias vidas.
Para muchísimas personas, la vida es en efecto, gestionar nuestros propios asuntos, la familia, las amistades o círculos de interés, el vecindario, las relaciones laborales, las inversiones o negocios, las transacciones económicas, u otras. En todos estos casos, gestionamos para alcanzar logros o satisfactores que nos proporcionen más bienestar en el sentido más amplio de la palabra.
Pero hay otras formas de gestión, la llamaremos la gestión profesional. Es decir, cuando debemos participar de decisiones y acciones para que un grupo humano alcance un objetivo que trasciende al gestor. Con independencia de la simpatía que pueda tener el gestor sobre los fines de una organización, esta es una entidad diferente a sus miembros. Y la función del gestor es perseguir esos fines como proponer adecuarlos permanentemente a los cambios en el entorno.
Este gestor profesional tiene que inducir y tomar decisiones económicas como han sido definidas aquí. Sopesar en todo momento, las opciones que enfrenta de cara a los fines que persigue; asegurare que los recursos disponibles se apliquen del mejor modo a las opciones elegidas; evaluar los resultados alcanzados para mejorar las decisiones futuras como para proponer ajustes realistas en los fines y sobre todo en los resultados intermedios. Y entre todas estas acciones, el gestor debe sobre todo, ser capaz de inspirar, escuchar, convencer, negociar y conducir con mano firme, lo que es esencialmente, interactuar con los otros miembros de la organización.
Simon se ocupó especialmente de la elección en la empresa. Hoy se sabe que hay muchos más temas y herramientas intercambiables entre la empresa y las otras organizaciones de la sociedad como son las que conforman el Estado o las que fueron creadas con fines no mercantiles o no lucrativos. Es por ello que podemos trabajar un cuerpo de ideas que nos conduzcan a proponer principios económicos para la gestión profesional de la organización. Así podremos hablar efectivamente de una economía para la gestión. O también, que no hay forma de hacer gestión sin pensar desde la economía.
Referencias:
Samuelson, Paul A.
1972 Curso de Economía Moderna. Madrid. Aguilar Ediciones.
Mankiw, N. Gregory
1998 Principios de Economía. Madrid. McGraw-Hill/Interamericana de España.
Coase, Ronald
1960 El problema del Costo Social, en The Journal of Law and Economics. The University of Chicago. EEUU.
Becker, Gary S.
1992 The Economic Way of Looking at Life. Nobel Lectures, December 9, 1992. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 9 Nov 2014.<http://www.nobelprize. org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1992/ becker-lecture.html>
Buchanan, James M.
1986 The Constitution of Economic Policy. Nobel Lectures, December 8, 1986. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 9 Nov 2014. <http://www.nobelprize. org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1986/ buchanan-lecture.html>
Simon, Herbert A.
1978 Rational Decision-Making in Business Organizations. Nobel Lectures, December 8, 1978. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 9 Nov 2014. <http:// www. nobelprize.org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1978/simon-facts.html>