BÚSQUEDA DEL BUEN GOBIERNO

El Internet y las redes sociales han sido utilizados para fines abominables como la xenofobia, el racismo, la misoginia además del insulto y la amenaza. Pero también ha sido utilizado y debe seguir siéndolo, para el debate constructivo y la organización en torno de personas alrededor de ideas.

Claro que esto no es posible si no hay un convocante que en este caso es esta plataforma “Planes y Proyectos” que genialmente concibió y puso en marcha David Medianero y a la cual fui invitado en algún momento en sus inicios.

Estamos reunidos, creo, porque estamos muy preocupados por el país.

Estoy pensando no solo en los problemas de desgobierno, en el cambio climático, la criminalidad organizada internacional, la inteligencia artificial y el empleo, las amenazas de nuevas guerras de gran escala y la nuclear, que como se observa comprende importantes temas internacionales que ya nos están afectado y lo harán en mayor medida.

Porque debemos tener muchas ideas y propuesta comunes y sobre todo, porque somos demócratas, nos preocupamos ante todo por su contenido y alcance antes que por las personas que las proponen. Somos tolerantes y tenemos interés en que la política no nos afecte a nosotros ni a nuestros seres queridos, como lo viene haciendo como nunca antes, por lo menos desde el 2015.

La tolerancia significa aceptar y respetar las decisiones de todas las personas. Todas las personas son y con los mismos derechos, no importa cómo y dónde hayan nacido. Pero la tolerancia tiene un límite que es la moral. La moral podemos decir, son lo que se llama lo políticamente correcto por lo que no se puede ser tolerantes ante quien se mofan de este concepto y su significado. La moral es una construcción humana en permanente perfección (no matarás, no robarás, no abusarás, no engañarás, no agredirás, no serás desatento, no maltratar a los animales, entre muchas otras) por lo que si nos ofende un comportamiento debemos denunciarlo con los medios al alcance lo que fomentará una reflexión colectiva y conocer los argumentos a favor y en contra.

El que tengamos intereses personales no significa que seamos un grupo de interés. Por el contrario, seguramente representamos muchos grupos de interés de los cuales somos partes legítimamente, porque son nuestras vidas.

Gestionar un Estado es una tarea descomunal. La democracia puede deformarse cuando cualquiera de sus miembros, un ciudadano se cree y otros le creen, en condiciones de ejercer funciones de gobierno a las cuales no está impedido legalmente. Estimo que en este país podríamos ser unos 200 mil ciudadanos con experiencia y capacitación para ocupar un cargo de gobierno. No cualquiera puede pilotear un avión ni efectuar una cirugía. Entonces, ¿dónde están, por qué no opinamos, por qué no tenemos un líder de referencia y si nos preguntan a quien verían en un próximo gobierno, entramos en pánico y desviamos la conversación? Esto ocurre de modo brutal hoy como nunca antes. Al final se dice que todos son iguales, deshonestos y mediocres.

Me niego a creer esto, aunque algunas de estas características podrían no ser firmes o luego ser abandonas. Pienso por ejemplo en líderes que podemos considerar como experimentados e inteligentes, Alan García, Barrantes, Diez Canseco, Paniagua, Belaunde, Sagasti u otros. Disculpen si omita a alguno de su preferencia y no sugiero ningún orden de importancia.

A mi entender, hay algunas razones porque la gente con talento y esperemos honestidad, no participan o no quieren participar en funciones de gobierno que sean representativas o como funcionarios. La primera razón es de orden económico y no quiero decir con ello que sus ingresos se verían mermados pues la función política está pagando en algunos casos, bastante bien. Por el contrario, hay muchos aspirantes que lo que buscan es conseguir ingresos que no tienen ni podrían soñar.

Lo que digo refiere a otros temas más agudos: cumplida la función a veces es difícil encontrar trabajo o emprender un negocio en el sector privado o uno podría ser como se ha vuelto común, objeto de denuncias penales, demandas administrativas o alguna otra forma de judicialización. En los últimos años fui convocado para dos cargos intermedios, Fondecyt donde nos hicieron una demanda administrativa ridícula que fue archivada por el juez, y Agrobanco, del cual recibí cuatro denuncias penales, tres archivadas y otra en investigación fiscal, investigación “compleja” le llamaron por lo que no hay cuando termine. Uno debe pagar abogados, dedicar tiempo a defenderse y no se cómo valorar las angustias y sobresaltos sin olvidar los problemas de tipo reputacional de modo que, si se pretendiera ejercer un cargo público, sería objeto de una masacre por los medios de comunicación.

Una segunda razón es la amenaza directa contra el aspirante o sus familiares. La violencia ha escalado y ha ingresado a la política. Hay grupo violentitas organizados para agredir a quienes no piensan como ellos, y no he visto ninguna reacción ni de la policía ni de los organismos de seguridad del Estado (fiscalía y poder judicial). Esta violencia podría alcanzar el asesinato como ocurrió con Robert Kennedy en 1967, con Eliecer Gaitán en 1948 y Carlo Galán en 1981 en Colombia, con Donaldo Colosio en 1994 en México, entre muchos otros caos. ¿Vale la pena exponer la vida o afectar a la familia? Las condolencias posteriores no reparan el daño. En el Perú hoy se contrata todos los días a sicarios.

No se cuantos de los presentes seamos parte de algún partido, no los envidio, pero algún partido o una alianza de partidos tendrá que ganar las elecciones el año que sea (que es otro tema de incertidumbre en este momento). En mi experiencia reciente, el único intento de hacer un partido nacional fue el que después se llamó Morado. Su programa fue público, pero como la mayoría de organizaciones políticas se personalizó excesivamente y cuando su líder mostró un comportamiento vulnerable, y no en aspectos políticos, languideció. No identifico ninguno legado de significación de los partidos. Yo mismo he sido militante marxista por muchos años y estoy de regreso, algunos me clasifican como caviar y otros, como neoliberal. No olvidemos que la crisis de los partidos no es exclusivamente en el Perú. Los partidos ideológicos no han sido reemplazados.

Para estas elecciones se requerirá de un líder ojalá pueda ser carismático cuyas características principales sería su elocuencia e inteligencia. Sugiero hablar de la presidencia y no del presidente. Una presidencia como la que deberíamos tener, debería incluir un gabinete de asesores de primer nivel, de modo que cada uno de ellos tuviera a su cargo una de las responsabilidades priorizadas por el gobierno (en la propuesta se han señalado seis), que fuera el enlace permanente con el o los ministros competentes como ocurre en los programas presupuestales que comprenden más de un sector. Esta fue la experiencia que puso en marcha con éxito, el primer ministro británico Toni Blair y que lo denominó algo así como oficina de entrega (delivery).

La propuesta que ponemos a discusión omite muchos temas. Mi explicación es que presentar una lista de lavandería podría ser considerada como un planteamiento demagógico. Por cierto, hay muchos temas que se quedan en el tintero como, por ejemplo el de la jubilación, la informalidad. Me podrían reprochar que como un economista no incluyo temas económicos y la razón es que no observo que se tenga que hacer cambios dramáticos en esta materia. Otros dirán que ignoro la política social olvidando que esta se basa en dos pilares, educación y salud. Otros señalan que no explico de dónde se sacará el dinero para hacer lo que se propone y afirmo que será de la renta minera principalmente. Sobre todos estos puntos y otros hay que tener posición, pero eso debe ser materia de otra discusión.

Varias de las propuestas requieren de cambios en la Constitución. Hay muchas medidas que dependería del congreso. Lo que revela la experiencia y Vizcarra y Fujimori es que es posible poner al congreso, si no se tiene mayoría, contra la pared sin la necesidad de disolverlo y con mayores posibilidades de éxito en los primeros meses de gobierno cuando se tiene un amplio apoyo ciudadano. Si un gobierno inicia y avanza de modo casi irreversible estas medidas se podrá decir que fue un gobierno exitoso.

También han criticado por incluir detalles como plazos, multas, tipos de sanciones. Considero que se requieren para precisar en qué estamos pensando.

Este es el sentido del documento propuesto, de lo que he llamado tentativamente programa mínimo del grupo propuesta por el buen gobierno, un grupo que podría erigirse como una consciencia de la sociedad. Creo que valió la pena el esfuerzo por la convocatoria a esta conversación. Aun cuando nos invada muchas veces el pesimismo que se ha adueñado del país, con pesimistas crónicos como el gran periodista César Hildebrandt.

Si al menos uno de cada diez presentes compartiera y comentara estos temas y angustias con sus allegados, y al menos uno de cada diez allegados tuviera la misma reacción, esto tendría un formidable efecto multiplicador.

Eso es todo e iniciemos la conversación.

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