Siempre admiré a los hombres que no dejan ir al amor ni a la felicidad, curiosamente, ayer mi amigo comentaba la necesidad de dejar Brasil para quedarse con una colombiana. Curiosamente volví a escuchar esta canción, en la voz de un valiente enamorado. Curiosamente recordé mi primer viaje a ese país y mientras esperaba mi vuelo a  Belo Horizonte un grupo de músicos tocaban la misma melodia en el aeropuerto.

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