Y escucharé salsa siempre y diré ahora que la hierba apareció sobre los barrotes grises en forma de lanza de un día para otro. Así como suena. Un día como tantos en que yo me colocaba delante de la ventana a abarcar mi vista. Y allí continúa, creciendo más cada día, y yo pienso que cuando la hierba no me deje ver los floridos árboles del frente, o el cielo de esta ciudad, o las maripositas amarillas, cuando la hierba haya oscurecido el gris de los barrotes, yo me contentaré con ver lo que realmente me importa, levantarme y ver todo verde, no me interesa que la gente éste haciendo escándalo afuera, para eso yo tendré mi hierba que ha crecido al otro lado del papelito y de la reja y se ha trepado los barrotes y que ya no deja ver nada de lo que sucede en la calle de afuera, pero eso no importa, porque así yo puedo contar las hojas, pronosticar el día en los cuales caerán y nacerán otras…
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