La pertinencia que es mi cuerpo posee un colchón de dos metros y río cada vez más fuerte, hay distintos parámetros.
La alegría, en un momento, tuvo lugar. Hubo un instante de tregua en el que estuve en el seno de Dios, pero, desde entonces, los años son breves.
La lámpara explota a cámara lenta, en el crepúsculo de los cuerpos, veo su filamento ennegrecido: dónde está la vida, dónde estás Adalena…

Gabriel

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