Luz nocturna: el hueso y el aliento
transparente. Este viaje
concedido
al corazón del cielo
que habitamos: una montaña
en el aire que se derrumba.
solo tú duermes hasta el fondo de este lugar,
tierra nacida, pero no muerta, como si el sueño
te llevara tan lejos
que pudieras hablarme de la densa
y embarrada semilla
que está ardiendo en nosotros,
y apaciguar el lento dolor del otoño
que cae
por entre el largo desarraigo
de las estrellas.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.