LOGOTEORIA: ARGUMENTOS ANTROPOLOGICOS.
Prof. Eugenio Fizzotti, Logoterapeuta y sacerdote Salesiano.Università Pontificia Salesiana,Facoltá di Scienze dell’Educazione, Istituto di Psicologia,Roma
Cuando Frankl definió su método psicoterapéutico, asumió la palabra logos en toda la importancia de su significado: la terapia tendría que tener la máxima consideración por la palabra y el discurso, la razón y el diálogo, el pensamiento y el sentido, las causas y los objetivos.
Todo esto tenía como consecuencia, que la psicoterapia buscara una fundamentación filosófica, más allá de la psicológica y médica. Frankl, en efecto estuvo convencido que la aproximación al fenómeno humano tuviera que ser caracterizado por una gran atención a la complejidad de la existencia humana, por lo que tuvieron que ser valorizados todos los puntos de vista que reflejaran sobre el hombre, de modo de garantizar una comprensión global.
El presente informe tiene como objetivo investigar, un núcleo temático en torno a cuatro pilares, sobre los diversos argumentos antropológicos que forman la base filosófica de logoterapia, distinguiéndolos de los enfoques solamente médicos y psicológicos.
El primer pilar está constituido por la Ontología o Antropología dimensional. Se trata de una premisa metodológica que aporta razón de dos criterio-guía, necesarios para mantener correcta y total la descripción del fenómeno humano. En su argumentación crítica, ello comporta una toma de posición contra las concepciones pandeterminísticas y contra las psicoterapias que toman en consideración solamente la instintividad del hombre.
El segundo pilar es una búsqueda alrededor de la especificidad del ser hombre. Ello trata de dilucidar, en la complejidad del fenómeno humano, el hecho que constituye al mismo tiempo, el criterio de especificidad y el punto de vista más comprensivo de la persona. Se trata del ser-consciente y de ser-responsable que, cualifican al hombre con la voluntad de sentido, y constituyen un criterio mucho más comprensivo de lo que no lo sean el freudiano principio del placer y la interpretación adleriana de la voluntad de potencia.
El tercer pilar es el análisis de la conciencia, definido por Frankl como órgano de sentido, a que comporta junto la denuncia de los límites del inconsciente freudiano y la aplicación de la misma categoría a la dimensión espiritual del hombre. De lo que se deriva una descripción como de la existencia humana. como un permanente camino de conciencia, contrapuesta a una concepción fatalista del vivir.
Por último, si delinea una filosofía de la vida basada sobre algunos criterios que permitan una selección y una jerarquización de los valores experimentados. Ella comporta de un lado, la superación de las concepciones nihilistas y pesimistas frente a cuanto en la vida del hombre es fugaz o por añadidura trágica y de otra parte, la evidenciaría de inagotables posibilidades de sentido, gracias a los que podemos alimentar la propia fe incondicional en un sentido incondicional de la vida.