Fenomenología y la vida emocional

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Por Daniele Bruzzone libro “La vita emotiva”

“Cada libro comienza con la primera mirada que le damos: naturalmente, desde el título, y si lo hay, de la imagen de portada y por eso este libro mío sobre la vida emocional

Elegí esta famosa imagen de Banksy, el Artista Callejero que la pintó en la pared de una imprenta de Londres hace veinte años. Es una imagen que me parece muy actual, es sumamente poderosa porque nos habla de nuestros sueños y de lo mejor de nosotros aspiraciones y cómo pueden ser arrastradas por el viento de la historia.

Sin embargo, también nos habla, al mismo tiempo, de esperanza porque hay un poco distante en la pared, una inscripción que dice “siempre hay esperanza”. ¿De qué depende esta esperanza?

Depende de cuánto tiempo logremos mantenernos en contacto con nuestro corazón, y no es casualidad que este globo tenga forma de corazón.

Eso es si nuestro corazón se sale de control, si se nos escapa, si no lo recuperamos de alguna manera, entonces estamos realmente perdidos. Este libro tiene esta ambición hasta cierto punto, para acercarnos a las verdades del corazón, para volver a atar ese hilo roto, para darnos una clave para entender mejor lo que sentimos y su significado.

La cultura occidental ha albergado durante mucho tiempo una especie de sospecha de la vida emocional: “el corazón es engañoso más que cualquier otra cosa” dice el libro del profeta Jeremías.

Pensamos que las emociones y los sentimientos eran algo cambiante, aleatorio y por lo tanto poco confiables, y que la tarea de entrenarlos era someterlos a la inflexible dirección – sin mencionar el control, la dominación por el intelecto y la voluntad.

Y así razón y sentimiento se han convertido en dos polos opuestos e irreconciliables y éste convicción, nos ha impedido escuchar realmente las razones del corazón como los llamó Pascal: es decir, comprender el significado y el mensaje que contiene lo que sentimos.

He intentado en este libro ofrecer argumentos para superar este prejuicio, demostrando que el sentimiento no es enemigo del saber, sino que es parte indispensable del mismo, porque hay toda una dimensión de la realidad que se nos escaparía si no pudiéramos sentirlo, y esta dimensión es la dimensión axiológica que es la dimensión de los valores, la relevancia de las cosas y su importancia para nosotros y para nuestra vida.

En particular, la fenomenología de Husserl a Max Scheler a Edith Stein y muchos otros autores nos tiene ayuda a comprender que los movimientos afectivos dependen de la forma en que las cosas se imprimen en nosotros – con mayor o menor fuerza dependiendo de su peso – y nos golpean en diferentes niveles de profundidad, por lo tanto involucrarnos y luego disponernos para responder adecuadamente a su relevancia, a su valor.

La tarea de la educación afectiva es entonces precisamente el de aprender a escuchar adecuadamente, apropiadamente y afinar la capacidad de captar las necesidades que nos imponen las cosas, despertando en nosotros emociones y sentimientos.

Entonces la fenomenología de alguna manera nos permite entender que la vida emocional no es algo puramente subjetivo o incluso arbitrario, pero que corresponde a un orden y que está ligado a la ética, es decir, a nuestras decisiones, a nuestras acciones más importantes.

Al mismo tiempo, la fenomenología es un análisis y por lo tanto nos ayuda a captar las diferencias, es decir, distinguir entre los diferentes fenómenos afectivos: una cosa es ser sacudido por otra emoción repentina, otra es estar inmerso en una tonalidad o atmósfera emotiva emocional. Una cosa es dejarse llevar por la pasión, otra dejarse guiar o incluso inspirado por un sentimiento: buena parte de este libro está dedicado familiarizarse con estas distinciones. He trabajado mucho, durante varios años, en la formación de las habilidades emocionales de los profesionales, en contextos de trabajo social, educativa, de salud e incluso empresarial y me di cuenta de cómo esta dimensión emocional es un requisito indispensable no solo a nivel personal, sino sobre todo a nivel profesional para los que trabajan a diario con las personas y sus fragilidades, sus vulnerabilidades. Así es es inevitable que al escribir este libro estuve pensando principalmente en los profesionales de la educación y el cuidado porque la vida afectiva está íntimamente ligada a los procesos de aprendizaje, porque está indisolublemente unida al sufrimiento y al cuidado del sufrimiento, y porque es la base misma de nuestra vida en común y por lo tanto es el fundamento de nuestras sociedades y democracias. Pero en verdad este libro está dirigido a todos. los que quieren conocerse mejor porque si no aprendemos a conocernos y cultivarnos vida emocional, para desarrollar la sensibilidad y la empatía, y no perdemos la capacidad de estar en contacto con nosotros mismos y con los demás.

Y entonces sí ese globo se nos escapa, se va volando, y con ella se esfuma toda posibilidad de construir un mundo más humano y más justo, y no hay nada en este momento que necesitemos más.”

https://youtu.be/9xL08u-XQZ4

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