Contracaratula: Hace algún tiempo , disimulando su figura con el gris del invierno limeño y la callada pasión por la poesía, apareció en el Taller de Poesía de San Marcos, un joven poeta de sonrisa fácil y gestos amables: Alvaro Torres-Calderón, con un cuaderno de poemas de singular resonancias: sus versos sonaban ásperos, adredemente orillaba la violencia verbal y la temática y la dicción de su escritura sorprendían más aun porque era una voz cuyo discurso se enraízaba en la lengua de Castilla que se enriquecía a su vez por el uso acertado de ciertos giros y préstamos linguisticos que la hacían más atractiva ante nosotros.
“La poesía debe ser un poco seca para que arda bien, y de este modo iluminarnos y calentarnos”, dice Octavio Paz. A la sombra de la luz paziana, ahora disfruto y me deslumbro y conmuevo y abrigo en mis desamparos, leyendo Claroscuro: un libro de poemas que no sólo es un arreglo de cuentas con el pasado, un verbalizar la soledad en medio de otros mundos, sino también un afianzarse, con un dramático sentido de pertenencia, en los diversos universos encontrados que propone el vértigo de la vida contemporánea.
Claroscuro, de Alvaro Torres-Calderon no es la promesa que ya adivinábamos en aquel entonces: es una realidad calcinante que se abre paso en el abanico de la poesía latinoamericana.
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Hildebrando Pérez Grande – UNMSM
Lima, Setiembre 2010
ISBN: 978-9972-2790-6-5
52 páginas
Autor(es): Torres-Calderón, Alvaro
Editorial: Editorial Linea Andina
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