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Con pocas excepciones, el estudio cuantitativo del reciente conflicto interno ha tenido una tendencia hacia el período posterior a 19451. Existe una manera adicional, sin embargo, en la cual la historia ha sido ignorada y tiene menos relación con el alcance cronológico de la investigación actual y más con las implicaciones conceptuales de este truncamiento cronológico. Al tratar las guerras civiles como fundamentalmente homogéneas a través de tiempo y del espacio, los investigadores no se han percatado de examinar la evolución y transformación en un cierto período de las guerras civiles. Esta negligencia se relaciona con sus características “sobre el terreno” y, quizás más importante, las formas en las cuales se han entendido y conceptualizado tanto de parte de actores como de observadores. Esta miopía histórica ha producido un resultado sorprendente: la dominación de la asociación empírica y conceptual de la insurgencia, la guerra civil y la revolución. Es, después de todo, común para referirse a la guerra civil y la insurgencia de manera intercambiable. Esta asociación es frecuentemente entendida como una constante universal, cuando, en realidad, es históricamente contingente.
LAS GUERRAS CIVILES 1800 – 2009