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Salvo sorpresa de última hora, todo apunta a que Pedro Pablo Kuczynski se alzará con la victoria en las elecciones presidenciales frente a Keiko Fujimori por un escaso margen de votos. El nuevo presidente peruano tendrá que hacer frente a asuntos complejos, desde la diversificación de la economía y la lucha contra el narcotráfico, hasta reducir la desigualdad y la corrupción, entre otros desafíos.

El antifujimirismo fue más fuerte. Pedro Pablo Kuczynski se alzó con la victoria en la segunda vuelta. El economista de 77 años, fundador de Peruanos por el Kambio (PPK), pudo revertir los 19 puntos que Keiko Fujimori, líder de Fuerza Popular (FP), le había aventajado en el primer turno.

Fueron los comicios más ajustados de los últimos 25 años, menos de medio punto de diferencia. Kuczynski pudo redireccionar su rumbo tras la primera vuelta y conseguir el apoyo de la candidata de la izquierda, Verónika Mendoza, logrando articular a los que no querían un Fujimori nuevamente en el poder.

Además de poder captar el voto “anti”, Kuczynski logró mostrarse diferente en la última recta de la campaña en la que las encuestas lo daban como perdedor. Por ejemplo, si bien en el primer debate entre los candidatos Keiko se había mostrado más enérgica y sólida, en el segundo, Kuczynski se mostró más activo, reaccionando rápidamente ante algunas acusaciones. Esa nueva actitud del candidato fue apoyada por los votos.

El nuevo presidente se hará cargo de un Perú que mezcla algunos buenos números con problemas complejos, y en ese sentido se abren varios interrogantes.

Gobernabilidad: ¿cómo lidiará con los fujimoristas y la izquierda?

El nuevo presidente gobernará con minoría parlamentaria. Fuerza Popular adquirió 73 escaños sobre 130 en juego y logró una mayoría propia. Kuczynski, que obtuvo sólo 18 bancas, debe armar un gabinete propio de un Ejecutivo de coalición dado que tuvo que negociar cargos a cambio de apoyos para la segunda vuelta. Si la izquierda, que además tiene 20 congresistas, es parte del nuevo gobierno, habrá conflictos con los programas políticos. El fujimorismo, sin embargo, ante una nueva derrota electoral que acaba con la posibilidad de que Alberto Fujimori fuera indultado, puede lesionarse. Sin ir más lejos, el hermano de Keiko, Kenji, no fue a votar el domingo pasado. La cercanía en algunas ideas económicas con Fujmori puede ayudar al nuevo presidente a la hora de pensar acuerdos. Se vuelve fundamental para Kuczynski “contar con un ministro que pueda tener capacidades para negociar agendas legislativas y reclutar operadores políticos capaces de manejar la relación con el parlamento”, opina David Sulmont, director del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Delito: ¿podrá reducir la inseguridad y el narcotráfico?

Alrededor del 30% de la población urbana del país fue víctima de algún hecho delictivo y en las encuestas preelectorales el 66% afirmó que la delincuencia es el principal problema que afecta al país, según datos de la reconocida encuestadora Datum y del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática peruano (INEI). Kuczynski dijo que su fórmula para combatir el delito radicará en la combinación de tres factores: “policías mejor pagos, oportunidades para los jóvenes y combatir la corrupción”.

El narcotráfico es uno de los problemas más serios que enfrenta. En la campaña afirmaba que si ganaba su contrincante, el país corría “el riesgo de transformarse en un narcoestado”. En los hechos, Perú ya es el mayor productor de cocaína del mundo y el segundo cultivador de coca, según el Departamento de Estado de EE UU. La zona del VRAEM (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro), por ejemplo, está invadida por el narcotráfico, es una región azotada por altos índices de desnutrición y pobreza donde casi la única presencia del Estado es militar y la organización terrorista Sendero Luminoso opera con más fuerza, sacando provecho de las necesidades de la población. “En 1982 me fui del país porque Sendero estaba contra mí”, explicó Kuczynski durante la campaña, ahora deberá enfrentarlos. Un Estado presente en un sentido más amplio en regiones como el VRAEM sería un paso en la lucha contra el narco que gobiernos anteriores no dieron.

Economía: ¿podrá Kuczynski acelerar, mejorar y diversificar?

Perú es el segundo país de mayor crecimiento del PBI en Suramérica, en 2015 creció 3,2% pero bajó su ritmo respecto de años anteriores en los cuales llegó a crecer hasta un 6,1%. El crecimiento impactó positivamente en la clase media del país, pero en una estructura macro todavía precaria, la desaceleración puede sentirse fuerte en una sociedad inmersa en un acentuado modelo de consumo. La atenuación del crecimiento está directamente ligada al cobre, que ha bajado su precio en los últimos años y en menor medida al oro y la plata. Perú depende demasiado de las materias primas (commodities), cuya volatilidad de precio vuelve a la economía muy vulnerable. Además, el país tiene una generalizada carencia de valor agregado en sus exportaciones. El presidente electo deberá buscar diversificar la economía invirtiendo en innovación, una carencia de los últimos gobiernos peruanos: el modelo de producción de la caña de azúcar, por ejemplo, es el mismo hace al menos cuatro décadas. Kuczynski dijo que buscará alternativas de financiamiento para la economía, en la campaña propuso eximir de porcentajes importantes de impuestos al empresariado como incentivo para que reinvierta esa exención en el país. La manera en la que buscará traducir crecimiento en desarrollo será a través de la inversión privada en infraestructura, una muestra de que intentará reducir el gasto público. En ese sentido enfrenta una contradicción que deberá resolver: reducir el Estado y desarrollar grandes planes de infraestructura pueden terminar resultando ideas incompatibles.

Al mismo tiempo, deberá mejorar la productividad del país. En los últimos años se ubicó cercana de los 1.100 dólares anuales per cápita, sólo por encima en su región de Guatemala (799 dólares) y de Bolivia (350 dólares). Los bajos niveles de inversión en educación (actualmente el Estado invierte sólo el 4% del PBI) y en maquinaria (bienes de capital) son dos variables que el nuevo jefe de Estado deberá corregir.

Trabajo: ¿podrá reducir la informalidad laboral y la corrupción?

La informalidad laboral equivale al 75% de la economía, uno de los índices más altos del mundo. Según la OCDE, Perú es uno de los países con mayor persistencia en informalidad de Latinoamérica, en donde más de la mitad de sus trabajadores informales, el 55%, lo siguen siendo dos años después y solo el 12% de los trabajadores informales encontraron un empleo formal el año siguiente.

Ligado a la informalidad laboral está el desarrollo de la economía ilegal. Todos los días se deforestan superficies similares a dos canchas de fútbol en la amazonia peruana y el ejercicio ilegal de la minería se multiplica. En la extracción ilegal de oro, por ejemplo, están involucradas entre 300.000 y 500.000 personas. Algo imposible sin cierta complicidad con áreas del Estado.

Para cambiar ese esquema Kuczynski debería dinamizar el rol del Estado y dar un vuelco de transparencia, la corrupción es el nodo articulador de todos los problemas anteriores. Está enquistada en la cultura política peruana. Según la Procuraduría Anticorrupción, el 92% de los alcaldes del país fueron denunciados. Hay una frase muy popular en Perú con la que se suele legitimar a algunos políticos corruptos que reza: “roba pero hace”. Kuczynski tendrá que demostrar que puede hacer sin robar e instalar esa nueva cultura.

Desarrollo social: ¿conseguirá seguir bajando la pobreza y revertir la desigualdad?

Las mediciones de pobreza han mejorado en la última década, es uno de los países de América Latina que más la ha reducido, de una cifra próxima al 60% en 2004 a menos del 24% en 2013. El último registro marca 21,8%. Kuczynski tendrá la responsabilidad de continuar con la tendencia decreciente. Hay más de 6 millones de peruanos que todavía viven bajo la pobreza.

Por otro lado, la desigualdad se mantiene constante. El Índice Gini sumó 0,44 puntos en 2014, según el INEI, sólo 0,01 puntos menos desde el inicio del gobierno todavía en el cargo, en 2011. Una desigualdad que no sólo es económica sino que se manifiesta, según datos del Banco Mundial, en el acceso a bienes y servicios básicos: el 15% de la población, por ejemplo, aún no tiene agua potable. El nuevo presidente enfrenta el desafío de anudar el efectivo decrecimiento de la pobreza con la reducción de la desigualdad.

Libre comercio: ¿podrá aprovecharlo?

La Alianza del Pacífico y el TPP son dos apuestas centrales del programa económico de Kuczynski. El gobierno anterior le dejará un flamante Protocolo Adicional que dará a Perú la oportunidad de colocar exportaciones de autopartes cercanas a los 80.000 millones de dólares en México.

El Jefe de Estado electo debe demostrar que puede lograr hacer del libre comercio, sobre todo con el TPP, una oportunidad y no insertarse en el mundo como simples exportadores de commodities e importadores de automóviles asiáticos. Para lograr sus objetivos económicos necesitará el ingreso de capitales extranjeros que, generando un shock de inversión, dinamicen el comercio exterior peruano. Quizá lo ayude su trayectoria como banquero de inversión y asesor financiero, que por ejemplo lo ha llevado a estar cerca del selecto Club Bliderberg.

Kuczynski ganó los comicios por ser una opción frente a la amenaza Fujimori, superada esa prueba ahora debe demostrar capacidad para gobernar, con un mapa político complicado y en un contexto económico en constante cambio.

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