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Desmintiendo uno por uno algunos de los argumentos económicos que defienden los partidarios de que el Reino Unido abandone la Unión Europea.

Los euroescépticos nos venden una cantidad enorme de mitos sobre el coste económico de pertenecer a la Unión Europea. Y éstos apenas tienen una pequeña base empírica, si es que si quiera tienen una, pero los partidarios del Brexit se aferran a ellos con tenacidad sin importar cuántas veces sean refutados por investigaciones académicas serias. Examinemos cinco de los más maliciosos:

“Abandonar la UE va a ser bueno para las finanzas públicas del Reino Unido”

Entre 2014 y 2020, la contribución neta de Gran Bretaña al presupuesto de la UE se situará en torno al 0,5% del PIB por año.

Pero el Reino Unido podría acabar pagando al presupuesto de la UE incluso si abandona la Unión. Si saliera y se uniera al Espacio Económico Europeo (EEE) y contribuyera al presupuesto de la Unión sobre la misma base que Noruega, lo que paga el Reino Unido al presupuesto europeo realmente no caería mucho. En el improbable caso de que lograra negociar un acuerdo similar al de Suiza, su contribución se rebajaría aproximadamente a la mitad.

Además, tanto en el paralelismo con Suiza como en el de Noruega, la economía del Reino Unido sufriría -más con la opción suiza que con la noruega- afectando por tanto a los ingresos fiscales. Si Gran Bretaña se saliera por completo de la órbita de la UE, ahorraría completo ese 0,5% del PIB. Pero no haría falta que se produjera una caída siquiera muy drástica del comercio y la inversión tras el Brexit para debilitar la posición fiscal británica en un 0,5% del PIB.

“Las regulaciones europeas son tan gravosas que sobrepasan los modestos beneficios de la pertenencia de Gran Bretaña al Mercado Único de la UE”

Según la OCDE, los mercados británicos de bienes y servicios son los segundos menos regulados de los más de 30 Estados que forman esta organización. Y los mercados de trabajo del Reino Unido son mucho más “anglosajones” que “continentales”.

Además, la mayor parte de las regulaciones de la UE tendrían que ser sustituidas por regulaciones equivalentes del Reino Unido si Gran Bretaña abandonara la Unión. Por ejemplo, ningún Gobierno británico eliminaría las bajas legales por enfermedad o las vacaciones pagadas, o anularíalas normas medioambientales. No hay duda de que algunas regulaciones de la UE podrían mejorarse, como la Directiva de Tiempo de Trabajo, pero los problemas más serios del país están relacionados con el lado de la oferta son autóctonos: una acusada escasez de viviendas, infraestructuras saturadas y falta de mano de obra cualificada.

“La pertenencia a la UE perjudica a la inversión y el comercio británico con el resto del mundo”

Fuera de la UE Gran Bretaña comerciaría más con países cuya demanda de los bienes y servicios británicos es fuerte (el Reino Unido tiene un superávit comercial con mercados que no están en el club europeo) y comerciaría menos con la Unión , donde la demanda de exportaciones británicas es débil y con quien Gran Bretaña mantiene un gran déficit comercial.

Pero no hay muchas indicaciones que sugieran que el comercio de Gran Bretaña con el resto del mundo se está viendo frenado por su pertenencia a la UE. ¿Por qué iba a suponer una limitación para las exportaciones británicas a China pero no para las alemanas? Tampoco existen muchas evidencias de que el comercio del Reino Unido se esté viendo desviado desde países de fuera de la UE a los de dentro de ésta, pero sí hay evidencias abundantes de que el hecho de pertenecer a la Unión ha impulsado el comercio europeo de Gran Bretaña. La gran debilidad de la demanda interna de la eurozona desde la crisis ha afectado negativamente a las exportaciones del Reino Unido. Pero los problemas de la eurozona seguirá siendo un problema tanto si el país está en la UE como si no.

“El Brexit fomentaría aún más la entrada de inversión extranjera”

Para muchos inversores extranjeros, especialmente en la industria y los servicios financieros, el acceso de Gran Bretaña al Mercado Único es crucial. Por ejemplo, el esfuerzo de la UE para abrir los sectores financieros de los Estados miembro a la competencia ha aumentado la inversión en el Reino Unido, que tiene una fuerte ventaja comparativa en finanzas. Esto no habría sido posible sin las normas regulatorias comunes de la Unión. Y, en cualquier caso, incluso tras el Brexit, Gran Bretaña tendría que acordar regulaciones comunes en muchas áreas para conseguir negociar acuerdos de libre comercio con la UE y Estados Unidos.

“La inmigración al Reino Unido desde países de la UE pegó un salto en 2004 tras producirse la adhesión de las naciones de Europa Central y del Este y ha seguido siendo relativamente alta desde entonces”

Muchos británicos culpan a esta circunstancia del estancamiento de los salarios y de la presión a la que están sometidos los servicios públicos, y sus temores son avivados con entusiasmo por los partidarios del Brexit.

No obstante, los inmigrantes de la UE son, en conjunto, una fuerza positiva para la economía del Reino Unido. No existen muchas pruebas de que desplacen a los británicos al ocupar sus empleos. Y las escasas pruebas de que disminuyen los salarios de los trabajadores británicos menos cualificados indican que los efectos son pequeños. Los migrantes de la UE que llegan a Gran Bretaña son jóvenes y tienen más probabilidades de tener un trabajo que los británicos, y por tanto pagan más en impuestos de lo que reciben en concepto de prestaciones y servicios públicos. En los casos en los que existan efectos negativos para grupos concretos de británicos a causa de la inmigración desde la UE, estos pueden ser contrarrestados mediante políticas públicas, por ejemplo, aumentando la oferta de servicios públicos en áreas con altas tasas de inmigración o introduciendo cambios en el sistema fiscal y en el sistema de prestaciones.

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