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Las Operaciones Psicológicas han sido parte de la estrategia militar desde la primera vez que los ejércitos tomaron los campos de batalla. La aplicación de operaciones psicológicas por ambas partes durante la reciente Guerra del Golfo Pérsico representa el capítulo más reciente en una larga historia de operaciones psicológicas realizadas como parte integral de la estrategia militar.
Para comprender mejor el impacto de las operaciones psicológicas, tanto en los combatientes como en los no combatientes, es importante repasar someramente no sólo la definición sino tambión sus antecedentes históricos. Se define como Operaciones Psicológicas el conjunto de medidas persuasivas en tiempos de paz o de guerra que se conciben con el fin de influir en las actitudes, opiniones y comportamiento de las fuerzas contrarias, sean éstas civiles o militares, con el propósito de alcanzar los objetivos nacionales.
Estados Unidos establece claramente la distinción entre un programa informativo internacional a nivel estratégico y las operaciones psicológicas a nivel táctico o de campo de batalla. La información internacional es parte de la diplomacia pública y por lo general, es una función de grupos de trabajo intergubernamentales. Estos grupos intergubernamentales se reúnen periódicamente para clarificar las políticas pertinentes a la información a la luz de los acontecimientos sociopolíticos del momento. Durante la crisis del Golfo Pérsico, y a partir de la invasión que sufrió Kuwait por parte de Iraq ocurrida el 2 de agosto de 1990, estos grupos se reunieron y continuaron reuniéndose después de haber entrado a la guerra la Coalición de Naciones el 17 de enero de 1991, con la finalidad de establecer la orientación estratégica que se le ofrecerá a los planificadores de dicha Coalición.
En la realización de operaciones psicológicas militares, los comandantes utilizan diversas técnicas tales como la diseminación de información por medio de altavoces y el lanzamiento de volantes, con el objetivo de generar una Afuerza multiplicadora sin tener que incrementar su ndmero de efectivos. Los que conceptualizan las operaciones psicológicas no tratan con la radio internacional, la televisión o el cuerpo de periodistas. Para propagar sus ideas tienen que ingeniarse sus propios medios de comunicación. Y asívemos que utilizan casi todos los medios disponibles para lograr sus fines, y en los círculos occidentales, estas personas se preocupan de la veracidad de la información que difunden a manera de ganarse la credibilidad de la audiencia a quienes desean llegar.
A diferencia de los Estados Unidos, el sistema de propaganda iraquíes piramidal, en cuya cima se sienta Saddam Hussein. El control se concentra en la cima y en la base funcionan diferentes células que se desenvuelven tanto de manera pdblica como encubierta. Un aspecto sobresaliente de la propaganda iraquí es el empleo de palabras y frases de connotación religiosa. Las técnicas de la propaganda iraquídurante la crisis del Golfo Pérsico reflejan el mismo estilo utilizado antes del conflicto, que consistía en recalcar el simbolismo religioso, el nacionalismo árabe y las alabanzas a Saddam Hussein.
Tradicionalmente el liderazgo iraquí es el que establece los objetivos de la propaganda nacional. Durante la primera semana siguiendo a la invasión de Kuwait, Iraq estableció un nuevo objetivo nacional: el de retener permanentemente a Kuwait como parte de Iraq.
Su propaganda se origina en el Ministerio de Cultura e Información (MCI) bajo la estricta supervisión del Partido Ba‘ath, del Concejo del Comando Revolucionario (RCC) y del propio Saddan Hussein. El sistema propagandístico iraquí se concibió con apego al modelo soviético y es muy similar al de la mayoría de los sistemas totalitarios.
Los iraquíes escogieron los siguientes cuatro objetivos para su primera campaña propagandísta:
Justificar sus medidas invasionistas de Kuwait
Obtener el apoyo de las masas árabes
Desanimar a las naciones de participar en el embargo impuesto por las Naciones Unidas
Desanimar o impedir los ataques militares sobre Iraq.
Las consignas que aparecen a continuación son ejemplo de los cuatro objetivos que se mencionan arriba:
Las fuerzas revolucionarias de Kuwait han solicitado ayuda a Iraq
Iraq es el líder de los árabes oprimidos
El occidente le niega al pueblo de Iraq la comida y medicamentos que necesita
Iraq se retirará de Kuwait en poco tiempo
El Ministerio de Cultura e Información distribuyó estas consignas a los diferentes medios de comunicación para su diseminación. Este sistema funcionó de maravillas y permitió a dicho Ministerio y al Partido Ba‘ath a cargo de coordinar las campañas, no sólo reaccionar a los indicadores de impacto correspondientes a las campañas realizadas sino poder iniciar nuevas campañas en corto plazo. Algunas de estas campañas se distribuyeron selectivamente a fin de incrementar el agotamiento en la población objeto de la propaganda, mientras que otras utilizaron todos los medios de comunicación para asegurar la más amplia diseminación posible en el período de tiempo más breve.
Muy pocas restricciones se impusieron en el tipo de material propagandstico que podía utilizarse o su contenido. Cuando fue necesario, simplemente se falsificó la documentación aludida. En el sistema de propaganda iraquí el esfuerzo realizado en promover los fines gubernamentales no tiene límites. Cabe agregar que sus campañas no estaban obligadas a cumplir ninguna lógica o forma. Era muy aceptable denunciar un día el bombardeo de las Fuerzas Multinacionales (MNF) como ineficaz y al siguiente día denunciar el bombardeo como muy dañino. La olvidada precisión de los bombardeos dependía de la forma en que mejor pudiera contribuir a los fines de la propaganda.
Es importante recordar que las operaciones psicológicas en el ámbito militar no es nada nuevo. A lo largo de la historia militar las operaciones psicológicas se han hecho sentir en las campañas de guerra. Muchas veces dichas operaciones psicológicas se integraban al plan de despliegues y evoluciones del comandante, sin que por ello se les tildara de operaciones psicológicas y sin el beneficio de mucha preparación y planeación.
La modalidad moderna de planificar las operaciones psicológicas comprende, además, un análisis del objetivo. Este análisis consta de varias fases. La primera fase identifica las posibles audiencias a las que puede dirigirse la campaña. Una vez identificadas se analizan aquellas características típicas de la audiencia, tales como su vulnerabilidad, susceptibilidad, condiciones y efectividad. La vulnerabilidad comprende los cuatro factores psicológicos que afectan a la audiencia objetivo: percepción, motivación, agotamiento y actitud. La susceptibilidad comprende el grado en que a dicho grupo objetivo pueda ser afectado en su ánimo por la propaganda. Las condiciones comprenden todos los factores medio ambientales – social, económico, político, militar y físico que tienen alguna influencia sobre la audiencia escogida. La efectividad la determina la capacidad de la audiencia particular de reaccionar al objetivo de las operaciones psicológicas en la forma anticipada. Una vez logrado lo anterior, los que conciben las operaciones psicológicas buscan determinar el objetivo psicológico específico que respalde el objetivo a nivel nacional.
El ejemplo clásico que se tiene de cómo supuestas operaciones psicológicas fueron planeadas y se aplicaron en la batalla, aparece en los escritos del estratega chino Sun Tzu. Sun se propuso subyugar a su enemigo “sin disparar un tiro.” Encontramos otro ejemplo en los famosos alardes de Genhis Khan (el general mongol Temujin) quien debilitaba la voluntad combativa del enemigo diseminando rumores acerca de la fuerza y ferocidad de su propio ejército. Su planificación fue sencilla , sobresaliente y eficaz.
En la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, ambos bandos del conflicto dirigieron sus campañas de influencia a Inglaterra con la esperanza de ganar apoyo para sus respectivas causas. Queda la duda si estas campañas fueron planificadas formalmente y si se le asignaron los recursos adecuados para llevarlas a cabo. Sin embargo, lo que sí sabemos es que el Norte tuvo éxito al lograr que Inglaterra restringiera su apoyo al Sur. Cabe agregar que el Sur conservó algún apoyo por parte del Reino Unido a lo largo de la guerra a pesar de los esfuerzos del Norte en su contra.
Durante la I Guerra Mundial, las operaciones psicológicas adquirieron formalidad. Casi todos los países involucrados en la guerra utilizaron alguna forma de propaganda en sus estrategias y sus tácticas, y la mayoría de ellos organizaron unidades militares especializadas en esa actividad, cuyas principales funciones consistían en el lanzamiento de volantes desde aeroplanos y dirigibles. La coordinación entre las agencias a cargo de la planificación, la movilización de los recursos y la ejecución se realizaba sin mayores complicaciones. No se sabe con certeza cómo los detalles de las operaciones psicológicas se incluían en la actividad bélica diaria o cómo la propaganda contribuyó a que los efectivos enemigos se rindieran. Lo que se sabe es que hubo un incremento en el ndmero de soldados que desistieron de la lucha durante la campaña, lo que llevó a los analistas militares a considerar a la propaganda como un elemento de gran impacto en la batalla. Era un elemento que podía provocar de mediano a alto grado de agotamiento, tanto en las fuerzas militares como en la población civil del enemigo, impacto que no podía echarse en saco roto.
Durante la II Guerra Mundial, las actividades propagandísticas comenzaron a conocerse como “operaciones psicológicas” (o Guerra Psicológica). La radio, en existencia desde hacía unos 20 años, también se le hizo parte integrante del plan. Los altavoces montados en tanques, con un alcance de dos millas o algo así , revelaron el nuevo poder de la voz humana cuando se orientaba hacia los combatientes de las fuerzas opositoras. El afamado asalto “Doolittle Tokio“ contra Tokio fue considerado un evento propagandístico de importancia, cuando menos por dos razones. El asalto, cuidadosamente planificado, demostró a los japoneses que los Estados Unidos podían alcanzar el territorio japonés con sus bobas, lo que los incentivó a tomar medidas protectoras innecesarias. No menos importante, atacó la credibilidad de el liderazgo japonés que había asegurado que Japón nunca sería atacado. La planificación, la movilización y la ejecución fueron elementos que funcionaron al unísono.
En los años siguientes, las operaciones psicológicas se convirtieron en una fuerza de combate multiplicadora, no obstante sufrieron una serie de tropezones. Durante la década del 50, la Unión Soviética dio pasos agigantados tanto en la aplicación de ambas operaciones psicológicas tanto estratégicas como las internas. Las naciones clientes de la Unión Soviética realizaron complejas operaciones psicológicas para los movimientos de insurgencia y para consumo interno. Aparentemente, en el mundo occidental, muy poca planificación se estaba llevando a cabo desde el punto de vista de operaciones psicológicas.
Durante la era de Vietnam, el Vietnam del Norte integró con gran eficacia las operaciones psicológicas a sus tácticas de guerra. Las actividades propagandísticas se bautizaron con el nombre moderno de“Operaciones Psicológicas“ y apareció la televisión como un nuevo medio de difusión. Los norvietnamitas se volvieron expertos en el arte de utilizar los medios de comunicación internacional, particularmente la televisión, para sus fines propagandísticos. Su propaganda a la larga produjo tal grado de agotamiento en la población civil estadounidense que influyó en la voluntad política nacional. Si bien es cierto que la propaganda estadounidense también obtuvo algúdn grado de éxito en el aspecto táctico, no pudo producir el mismo grado de agotamiento en Hanoi o entre la población civil en general de Vietnam del Norte.
En conflictos bélicos de más reciente fecha, las operaciones psicológicas han estado integradas a las operaciones de combate. En las Islas Malvinas, Afganistán, Africa, Centro y Sur América, Granada, Panamá y dltimamente en el Golfo Pérsico, ambas partes del conflicto emplearon operaciones psicológicas. La propaganda llegó a convertirse en una parte vital del “modus operandi“ de los terroristas durante la década de los 70, y formó parte del plan propagandístico de Iraq cuando amenazaron con llevar a cabo actividades terroristas internacionalmente.
Para comprender el papel que jugaron las operaciones psicológicas en el Conflicto del Golfo Pérsico es necesario más que una simple mirada a su aporte al conflicto militar. Para entenderlas a cabalidad, éstas deben ubicarse en el contexto de la época, específicamente en la secuencia de acontecimientos que condujeron al desenvolvimiento de las operaciones Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto.
Una vez que Saddam Hussein comenzó a fortalecer su presencia militar a lo largo de la frontera kuwaití , las Naciones Unidas comenzaron a reaccionar. A través de una serie de 13 resoluciones, las Naciones Unidas le exigieron a Iraq retirar sus fuerzas de Kuwait y cejar en su agresión. Las Naciones Unidas establecieron embargos y lanzaron ultimátums. Estados miembros, como Egipto, el Reino Unido, Francia, Italia, Arabia Saudita, Kuwait, y otros desplegaron efectivos y armamento, y prácticamente todas las naciones occidentales y algunos países árabes se opusieron a Iraq. Los estadounidenses se volcaron en apoyo a las medidas adoptadas por su Presidente, en notable diferencia a la situación doméstica que se vivió durante el conflicto de Vietnam.
Una nueva fuerza, representada en los medios internacionales de comunicación electrónica, se volvió un elemento importantísimo en el desenvolvimiento de la guerra. Particularmente, la cobertura brindada por la Red de Noticias por Cable (CNN) puso en evidencia el poderío de la difusión internacional y probó ser tanto una bendición como una desventaja para los planes propagandísticos de Iraq.
La propaganda empleada por Saddam tuvo resultados diversos. Saddam atacó con misiles SCUD a Israel y Arabia Saudita para acentuar la tensión nerviosa del enemigo ( la población civil) y distraer la atención mundial del principal campo de batalla. Según el General de Brigada Tom Kelly, Jefe de Operaciones del Estado Mayor Conjunto, los misiles SCUD “realmente tuvieron muy poca importancia militar,“ pero sí produjeron serios efectos emocionales y psicológicos. Aunque Saddam provocó temor entre la población israelita y saudita y consternación entre las naciones de la Coalición en general, Israel demostró gran serenidad y se mantuvo fuera de la guerra. La guerra psicológica de Saddam fue un fracaso.
Debe tenerse presente que las imágenes de los aviones derribados de la Coalición teledifundidos por Iraq fue contraproducente a sus objetivos. En lugar de convencer a los integrantes de la Coalición (población) de acceder a sus fines, el mundo entero se escandalizó con las imágenes de los prisioneros torturados y sus obligadas y mecánicas admisiones de culpa, que a todas luces eran falsas. Lo que consiguió fue una violenta reacción que produjo mayor apoyo en favor de la Coalición.
Un análisis más detallado de esta fracasada campaña iraquí nos ayudará a comprender el proceso de la propaganda. El propósito de esta propaganda iraquí consistía en destruir la Coalición. El liderazgo iraquí llegó a la conclusión de que si la opinión pública en los Estados Unidos podía soliviantarse en contra de la guerra así como se opuso al conflicto de Vietnam, los Estados Unidos se retirarían. Con eso en mente, los esfuerzos propagandísticos estuvieron encaminados a imitar algunas de las tácticas que dieron resultado positivo al gobierno de Vietnam del Norte. Una de ellas fue la de entrevistar delante de las cámaras de televisión a los pilotos de la Coalición que habían sido capturados. Los iraquí es pensaron que estas entrevistas incitarían al público estadounidense a pedir el retiro de sus tropas y exigir la solución por la vía de la negociación pacífica.
Los más altos funcionarios del Ministerio de Cultura e Información y del Partido Ba‘ath decidieron utilizar a los pilotos capturados para sus propósitos propagandísticos. La agencia noticiosa iraquí se hizo cargo de toda la campaña. Este fue uno de los medio de comunicación utilizado por Iraq para llegar a la audiencia occidental. Este plan consistía en:
1.Capturar suficientes pilotos.
2.Hacer desfilar a los pilotos por las calles de Iraq.
3.Poner a los pilotos frente a las cámaras de televisión con preguntas y respuestas previamente formuladas y elaboradas.
4.Apreciar el impacto de la difusión a través de los medios de comunicación occidentales.
5.Diseminar las cintas magnéticas de video a los medios de comunicación y determinar su efecto.
El primer problema que confrontó Iraq fue cómo diseminar las cintas. Desde el inicio del conflicto todos sus medios televisivos habían sido destruidos por la Coalici\n, por lo que Iraq se vio obligada a utilizar un transmisor de televisión de muy baja potencia que no había sido dañada por los bombardeos. Utilizaron este transmisor para televisar el desfile de los pilotos por las calles de Bagdad; sin embargo, sus transmisiones no llegaron muy lejos porque Irán, que fue el dnico país que podía captar sus transmisiones, no las quiso compartir con nadie en la forma en que Iraq había previsto. Para solucionar este problema, los iraquí es captaron en cinta magnética de video las entrevistas con los pilotos y las remitieron a diferentes agencias noticiosas occidentales.
Las entrevistas con los pilotos estaban arregladas con preguntas y respuestas preconcebidas de acuerdo a un guión, tales como:
Pregunta: “¿Qué opina usted de esta agresión a Iraq?”
Respuesta: “Pienso que ésta es una locura que nunca debió ocurrir. Yo estoy en total desacuerdo con esta agresión contra la pacífica nación de Iraq.“
En otra entrevista:
Pregunta: “¿Qué opina usted de esta agresión a Iraq?”
Respuesta: “Pienso que nuestros gobernantes y nuestra gente han atacado injustamente a la pacífica gente de Iraq.”
Durante la entrevista los pilotos decían a sus familiares que se les trataba bien. El Ministerio de Cultura e Información y el Partido Ba‘ath vieron las cintas y aprobaron su diseminación a los medios de comunicación.
La reacción a esta propaganda no se hizo esperar. Todos los gobiernos, el público y los medios de comunicación criticaron duramente la difusión y la explotación de la imagen de los pilotos en esta forma. La crítica mundial fue tan abrumadora que las difusiones que comenzaron el 20 de enero desaparecieron el 24 de ese mismo mes. El 25 de enero el MCI anunció que las entrevistas con pilotos derribados cesaría.
Otro de los esfuerzos propagandísticos de Saddan consistió en difundir, a través de la radio, los programas de “Betty de Bagdad“, dirigidos a las tropas estadounidenses en el campo de batalla, emulando las transmisiones de “Rosa de Tokio“ durante la II Guerra Mundial. Difundida con la idea de minar la voluntad combativa de los soldados, los mensajes de Betty se volvieron cómicos cuando ella advertía a los soldados estadounidenses que sus esposas en casa se estaban acostando con “actores de cine famosos“ como Tom Cruise, Arnold Schwarzenegger y Bart Simpson, un personaje de caricaturas animadas.
Con sus operaciones psicológicas, Iraq pretendía producir el mayor grado de agotamiento posible entre las tropas de la Coalición, en la población civil de los gobiernos participantes y en los líderes civiles y políticos de los países árabes vecinos. Tal como se mencionó anteriormente, los esfuerzos propagandísticos dirigidos a minar el espíritu de las tropas de la Coalición tuvieron un efecto insignificante. Sin embargo, los efectos de las operaciones psicológicas lanzadas por Iraq contra ciertos segmentos de la población de los países de la Coalición y los países árabes vecinos fueron notables.
Los esfuerzos propagandísticos de Saddam como instrumentos generadores de tensión nerviosa parecen haber sido tan intensos como los esfuerzos realizados por el Vietnam del Norte en las postrimerías de ese conflicto. El esfuerzo de Iraq estaba claramente encaminado a presionar a aquellas naciones que apoyaban a la Coalición y quienes respaldaban las resoluciones impuestas a Iraq por las Naciones Unidas. Se realizó un esfuerzo para que se establecieran medidas económicas de presión en lugar de la adopción de medidas militares, y posteriormente se buscó apoyo para que se levantaran las medidas económicas adoptadas. Se lanzó una campaña que proyectaba a los Estados Unidos y específicamente al Presidente Bush, como el principal enemigo de Saddam. Algunos de los temas explotados en estas campañas fueron los siguientes:
1.La guerra en realidad es para apoderarse del petróleo.
2.Los Estados Unidos utilizan la guerra como excusa para sus acciones imperialistas.
3.Los Estados Unidos están propiciando un gobierno corrupto.
Estos ataques estaban dirigidos a las poblaciones del Reino Unido, Alemania, Francia, Australia, Canadá, los Estados Unidos y los Países árabes de la Coalición, y alcanzaron cierto grado de efectividad.
Los temas de la campaña propagandística iraquí contra el imperialismo eran los mismos temas concebidos durante el Conflicto de Vietnam. Saddam se refería a la crisis del Golfo Pérsico como otro Vietnam, y le decía a los Estados Unidos y a los integrantes de la Coalición que estaban cometiendo un grave error. Se puso mucho empeño en los siguientes temas propagandísticos:
Los Estados Unidos se están embarcando en otra guerra sucia.
Una guerra con Iraq será muy sangrienta y durará muchos años.
Nuevamente los Estados Unidos se verá dividida por los efectos de la guerra.
De nuevo los pobres y las minorías están peleando la guerra de los ricos y poderosos.
Los discursos de Saddam Hussein estaban plagados de símbolos morbosos de la era de Vietnam: bolsas de cadáveres volviendo a los Estados Unidos por los millones, un enemigo que podría soportar con paciencia el bombardeo para pelear una guerra terrestre sangrienta, un medio ambiente que se volvería tan inhóspito como la misma selva. Muchos de los ciudadanos comunes, temerosos de los horrores de una guerra de esa naturaleza contribuyeron a esparcir la propaganda iraquí con la esperanza de disuadir al pueblo de apoyar a la Coalición y de dividir a las naciones occidentales.
El éxito de esta estratégica campaña de agotamiento se puede apreciar claramente en los escritos de la prensa por todo el mundo:
Indochina: “…Iraq no es Panamá, y Saddam Hussein no es ningún General Noriega y los Estados Unidos se van a atascar en la arena de los desiertos árabes igual que se empantanaron en los campos de arroz de Vietnam…“ (New Straits Times, 13 de agosto de 1990)
América Latina: “Se sabía desde el comienzo que el conflicto del Golfo Pérsico no se resolvería solamente en las ardientes dunas del desierto sino también en las arenas movedizas de la opinión pública estadounidense… Mientras que la reacción de la población contra la participación de los Estados Unidos en Vietnam demoró años en manifestarse, en el caso del Oriente Medio ha sido inmediata… Este es un hecho muy positivo. (La Jornada, 22 de octubre de 1990)
“… (Saddam) busca dividir la solidaridad occidental y sobre todo arrinconar a Bush y a su Administración. El tiempo está en favor de Iraq ahora que la opinión pública estadounidense ha podido ver con claridad el alto costo en función de vidas humanas de sus tropas en tierras lejanas…“ (La Nación, 22 de agosto de 1990)
Europa: Las fuerzas armadas congregándose en contra de Saddam Hussein son tales que una chispa puede desatar un siniestro en cualquier momento. Estados Unidos está colocándose en peligro de hundirse en la arena, igual que le pasó una vez antes en los campos de arroz de Vietnam.“ (La Suisse, 23 de agosto de 1990)
“Existe la fuerte creencia de que esa experiencia (de Vietnam) ha tornado a los Estados Unidos incapaz de obtener el apoyo que necesita para lanzarse a otra guerra…“ (Irish Independent, 20 de septiembre de 1990)
Si bien es cierto que la propaganda iraquí causó alguna confusión y aumentó el grado de tensión nerviosa en cientos de personas, ni la opinión pública ni los medios de comunicación mundiales se inclinaron en la dirección que pretendía el presidente de Iraq. El pueblo de los Estados Unidos y de los países miembros de la Coalición estaban decididos a demostrar apoyo a sus tropas acantonadas en el Golfo. Ningún tema ni ninguna censura a los militares, alcanzaron popularidad durante la contienda.
El fracaso del gran esfuerzo propagandístico de Iraq estuvo en su falta de credibilidad. Si bien el propio Saddam se creyó la mayor parte de su propia propaganda, el resto del mundo no parece haberla tomado en serio. Su éxito más notorio lo obtuvo entre los países árabes, y aun allí , nunca fue completo.
Las operaciones psicológicas de la Coalición tuvieron un efecto considerable en los soldados iraquí es. Primero, porque los esfuerzos de la Coalición eran más de naturaleza táctica (por ejemplo, orientada a lograr que las tropas iraquí es se rindieran en lugar de combatir). En segundo lugar, porque la mezcla de operaciones psicológicas con campañas aéreas y terrestres estaban orientadas a tener un impacto tanto en los soldados como en el liderazgo militar de más alto grado.
La Coalición lanzó más de 29 millones de volantes en el teatro de operaciones y mantenía una difusión radial de 17 a 19 horas diarias. Este esfuerzo llegó a miles de iraquí es. Dieron resultado porque estaban dirigidos a una determinada audiencia: las tropas iraquí es. La efectividad de esta actividad lanzada en combinación con las campañas aéreas y terrestres resultaron en la rendición de un ndmero de prisioneros nunca imaginado.
A través de sus operaciones psicológicas, la Coalición notificaba a las unidades de infantería de Iraq que un bombardeo ocurriría en un determinado día y hora. Al siguiente día anunciaba que en efecto el bombardeo había tenido lugar, tal como se había advertido. La repetición de estos ciclos de anuncio y ejecución llevadas a cabo con diferentes unidades iraquí es vecinas contribuyó a persuadir a la audiencia, a quien iban dirigidos los anuncios, de que las amenazas eran reales y que la rendición era una simple acción viable.
Las difusiones por radio dirigidas a las tropas iraquí es transmitían ideas sobre lo inevitable de la derrota, el mal liderazgo de Saddam, y la conveniencia de la rendición. El siguiente es un ejemplo de los mensajes transmitidos por la Alínea caliente de rendición“:
“SU DIVISIÓN SERÁ BOMBARDEADA MAÑANA, ARROJE SU ARMA, ABANDONE SU PUESTO INMEDIATAMENTE Y SÁLVESE AHORA.”
Por lo general, las radio difusiones por altavoces producían resultados moderados en lo que respecta a la cantidad de personas a quienes llegaba la transmisión, la persuasión y el impacto de rendirse. Los mensajes convincentes de rendición difundidos por los equipos utilizando altavoces dieron resultados positivos. Los prisioneros de guerra indicaron que si bien es cierto que Alos volantes y la radio nos indicaban cómo rendirnos, los mensajes por altoparlantes nos indicaban (exactamente) dónde (hacerlo).“
Los volantes y otros materiales impresos fueron especialmente eficaces como elementos de operación psicológica. De la audiencia a quien iba dirigida C más de 300,000 tropas iraquí es aproximadamente un 98% leyó o de alguna forma se vio afectada por los 29 millones de volantes lanzados en ese teatro de operaciones. Muchos de ellos al entregarse como prisioneros de guerra llevaban en sus manos o escondidos en sus uniformes los volantes. Casi un 88% de las fuerzas iraquí es se vieron influenciados por los volantes lanzados y un 77% fue persuadido a abandonar la lucha como resultado de los efectos combinados del combate y de los volantes.
Los volantes demostraron su eficacia en la crisis del Golfo Pérsico. El mensaje era simple, sin ambages y veraz, elementos críticos para un soldado en alto grado de tensión nerviosa. La persuasión era la forma visual adecuada para una audiencia que parece responder psicológicamente y emocionalmente a efectos visuales. Sea que la efectividad de los volantes lanzados sobre Iraq diariamente se derivara puramente de razones psicológicas o simplemente como resultado del volumen abrumador de las mismas, es asunto de interpretación. La verdad es que los volantes cumplieron su cometido.
Las operaciones psicológicas tuvieron un impacto significativo en la Guerra del Golfo Pérsico. Iraq pretendía con ellas reproducir entre la población civil de los países de la Coalición, la angustia y el agotamiento de la era de Vietnam. Iraq pretendió involucrar a Israel en la guerra y obligar a los países árabes de postura moderada a no oponerse a la agresión que llevaba a cabo. Por otro lado, las operaciones psicológicas empleadas por la Coalición estaban enfocadas a aumentar el grado de tensión en los soldados iraquí es hasta el punto de hacerlos desistir de su resistencia. Parece que la determinación de la Coalición de adoptar medidas propagandísticas veraces y abiertas demostró ser la más eficaz por cuanto logó reducir el ndmero de bajas en ambos bandos.