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Después de otro año decepcionante en 2014, este año los países en desarrollo deberían experimentar un alza en su crecimiento gracias en parte al impulso que generan los precios del petróleo bajos, el fortalecimiento de la economía de EE.UU., tasas de interés mundiales que siguen apuntando hacia la baja y a la disminución de las contrariedades en varios mercados grandes y emergentes, señala el informe del Grupo Banco Mundial Perspectivas Económicas Mundiales (GEP), publicado hoy.

Tras el crecimiento que bordeó el 2,6 % en 2014, las proyecciones muestran que la economía del mundo crecerá 3 % este año, 3,3 % en 2016 y 3,2 % en el año 2017[1], según predice el emblemático informe bianual del Banco Mundial. Las naciones en desarrollo crecieron un 4,4 % en 2014 y se espera que en 2015 bordeen el 4,8 %y se fortalezcan en 5,3 % y 5,4 % en 2016 y 2017, respectivamente.

“En ese incierto entorno económico, los países en desarrollo deben desplegar sus recursos de manera juiciosa para apoyar programas sociales con un foco muy preciso y emprender reformas estructurales que inviertan en la gente”, sostuvo el Presidente del Grupo Banco Mundial Jim Yong Kim. “También es fundamental que los países retiren los obstáculos innecesarios a la inversión del sector privado, actor que por lejos es la principal fuente de empleos y que puede sacar a cientos de millones de personas de la pobreza”.

Tras esta débil recuperación mundial se encuentran tendencias cada vez más divergentes con importantes implicancias para el crecimiento global. En Estados Unidos y el Reino Unido, la actividad está tomando nuevo impulso a medida que el mercado laboral se sana y la política monetaria sigue muy acomodaticia. Sin embargo, la recuperación ha sido más inestable en la zona del euro y en Japón, que heredaron el retardo de la crisis financiera. China, por su parte, está experimentando una desaceleración cuidadosamente administrada con un crecimiento lento aunque robusto de 7,1 % este año (7,4 % en 2014), 7 % en 2016 y 6,9 % en 2017. Y el colapso de los precios del petróleo tendrá tanto ganadores como perdedores.

Los riesgos en las perspectivas siguen inclinándose hacia la baja, debido a cuatro factores. En primer lugar está la persistente debilidad del comercio mundial. En segundo, está la posibilidad de que la volatilidad del mercado financiero en la forma de tasas de interés en las principales economías aumente en diferentes momentos. Y en tercer lugar, está el nivel de tensión que generarán los bajos precios del petróleo en los balances de los países productores. El cuarto es el riesgo de un período prolongado de estancamiento o deflación en la zona del euro o en Japón.

“Lo más preocupante es que el estancamiento de la recuperación en algunos países de ingreso alto e incluso de ingreso medio puede ser síntoma de males estructurales más profundos”, sostuvo Kaushik Basu, Vicepresidente superior y economista principal del Banco Mundial. “A medida que el crecimiento demográfico bajó su ritmo en muchos países, el grupo de trabajadores más jóvenes es más pequeño, poniendo presión sobre la productividad. Pero hay luz al final del túnel. El menor precio del petróleo, que se espera se mantendrá durante 2015, está bajando la inflación en todo el mundo y es probable que retarde los repuntes en las tasas de interés en los países ricos. Esto genera una oportunidad para los países importadores de petróleo, como China e India; esperamos que el crecimiento de India llegue al 7 % en 2016. Lo que es fundamental es que las naciones aprovechen esta oportunidad para impulsar reformas fiscales y estructurales, las cuales pueden incrementar el crecimiento a largo plazo y el desarrollo inclusivo”.

A partir de la recuperación gradual del mercado laboral, un menor ajuste presupuestario, precios bajos de los productos básicos y costos de financiamiento aún reducido, se espera que el crecimiento conjunto en los países de ingreso alto ascienda levemente al 2,2 % este año (1,8 % en 2014) en 2015 y cerca de 2,3 % en 2016-2017. El crecimiento en Estados Unidos debería acelerarse a 3,2 % este año (a partir de2,4 % el año pasado) antes de moderarse a 3 % y 2,4 % en 2016 y 2017, respectivamente. En la zona del euro, la inflación incómodamente baja podría prolongarse. El pronóstico para el crecimiento en la zona del euro es un lento 1,1 % en 2015 (0,8 % en 2014), que alcanzará un 1,6 % en 2016-2017. En Japón, el crecimiento se elevará a 1,2 % en 2015 (0,2 % en 2014) y 1,6 % en 2016.

Es probable que los flujos comerciales sigan siendo débiles en 2015. Desde la crisis financiera global, el comercio se ha desacelerado significativamente, creciendo menos del 4 % en 2013 y 2014, muy por debajo del crecimiento promedio previo a la crisis, el que alcanzaba 7 % al año. La desaceleración se debe en parte a la debilidad de la demanda y a lo que parece ser una menor sensibilidad del comercio a los cambios en la actividad mundial, concluye el análisis en el informe. Los cambios en las cadenas de valor a nivel mundial y una composición variable de la demanda por importaciones pueden haber contribuido a disminuir la capacidad de respuesta del comercio ante el crecimiento.

Las proyecciones señalan que los precios de los productos básicos permanecerán bajos en 2015. Como se analiza en un capítulo del informe, la caída inusualmente precipitada del precio del petróleo en el segundo semestre de 2014 podría reducir significativamente las presiones inflacionarias y mejorar los saldos en cuenta corriente y de las arcas fiscales en los países en desarrollo importadores de petróleo.

“La baja en el precio del crudo originará cambios notables en el ingreso real desde los países exportadores a los países importadores de petróleo. Tanto para exportadores como para importadores, la baja en los precios representa una oportunidad para llevar a cabo reformas que puedan aumentar los recursos fiscales y servir a objetivos ambientales más amplios”, agregó Ayhan Kose, Director de Perspectivas de desarrollo del Banco Mundial.

Entre los países grandes de ingreso medio que se beneficiarán de los precios más bajos del petróleo se encuentra India, donde se espera que el crecimiento se acelere a 6,4 % este año (a partir de 5,6 % en 2014) y alcance 7 % en 2016-2017. En Brasil, Indonesia, Sudáfrica y Turquía, la caída en los precios del petróleo ayudará a reducir la inflación y el déficit en cuenta corriente, una causa importante de vulnerabilidad para muchos de estos países.

Sin embargo, si se sostienen los precios bajos del petróleo, se debilitará la actividad en los países exportadores. Por ejemplo, para la economía rusa se proyecta una contracción de [2,9] % en 2015, la que podría entrar nuevamente en un terreno positivo en el año 2016, cuando se espera un crecimiento de [0,1] %.

A diferencia de los países de ingreso medio, la actividad económica en los países de ingreso bajo se fortaleció en 2014 debido al aumento en la inversión pública, la expansión significativa del sector de servicios, buenas cosechas y entradas importantes de capital. Se espera que el crecimiento en los países de ingreso bajo mantenga su solidez en 6 % entre 2015 y 2017, a pesar de que la moderación en los precios del petróleo y otros productos básicos frenará el crecimiento en los países de ingreso bajo exportadores de estos bienes.

“Los riesgos para la economía global son considerables. Los países que cuentan con marcos de políticas relativamente más confiables y los gobiernos que se orienten hacia las reformas estarán en mejor posición para sortear los desafíos de 2015”, concluyó Franziska Ohnsorge, autora principal del informe.

Aspectos regionales destacados:

La región de Asia oriental y el Pacífico continuó su ajuste gradual hacia un crecimiento más lento, pero más equilibrado. El crecimiento regional cayó a 6,9 % en 2014 como consecuencia del endurecimiento normativo y las tensiones políticas que compensan un aumento en las exportaciones en línea con la recuperación actual en algunas economías de ingreso alto. El pronóstico a mediano plazo es de un alivio adicional en el crecimiento a un 6,7 % en 2015 y un pronóstico estable de ahí en adelante, situación que refleja una desaceleración gradual en China, la que será compensada por un repunte en el resto de la región en 2016-2017. En China, reformas estructurales, el retiro gradual del estímulo fiscal y medidas prudenciales permanentes para frenar la expansión del crédito no bancario se traducirán en una desaceleración del crecimiento a 6,9 % en 2017, en comparación con el 7,4 % en 2014. En el resto de la región, el crecimiento se fortalecerá a 5,5 % en 2017 con el apoyo de la solidez de las exportaciones, una mejor estabilidad política y el fortalecimiento de la inversión.

Según las estimaciones, el crecimiento en la zona en desarrollo de Europa y Asia Centraldisminuyó a 2,4 %, menos de lo que se esperaba en 2014, debido a que la recuperación intermitente en la zona del euro y el estancamiento en Rusia plantearon dificultades. Por el contrario, el crecimiento en Turquía superó las expectativas a pesar de una desaceleración de 3,1 %. Se espera que el crecimiento regional repunte a 3 % en 2015, a 3,6 % en 2016 y a 4 % en 2017, pero con una divergencia considerable. La recesión en Rusia frena el crecimiento de la Comunidad de Estados Independientes, aunque la recuperación gradual de la zona del euro debería aumentar el crecimiento en Europa central y oriental y Turquía. Las tensiones entre Rusia y Ucrania y las respectivas sanciones económicas, la posibilidad de un estancamiento prolongado en la zona del euro y la disminución sostenida de los precios de los productos básicos siguen siendo los principales riesgos hacia la baja en la región.

El crecimiento en América Latina y el Caribe se desaceleró notoriamente al 0,8 % en 2014, pero con avances divergentes en toda la región. América del Sur se desaceleró bruscamente cuando factores internos, agravados por la desaceleración económica en la mayoría de los socios comerciales y la caída mundial de los precios de los productos básicos, causaron estragos en algunas de las economías más grandes de la región. Por el contrario, el crecimiento en América del Norte y Central fue sólido gracias al fortalecimiento de la actividad en Estados Unidos. Mejores exportaciones impulsadas por la recuperación permanente entre países de ingreso alto y flujos de capital firme deberían levantar el crecimiento del PIB regional a un promedio cercano al 2,6 % en 2015-17. Una desaceleración más fuerte de lo esperado en China y una caída más pronunciada de los precios de los productos básicos representan riesgos importantes a la baja en las perspectivas.

Tras años de agitación, algunas economías de Oriente Medio y Norte de África parecen haberse estabilizado, aunque el crecimiento sigue siendo frágil y desigual. En los países importadores de petróleo, el crecimiento se mantuvo prácticamente sin cambios en 2014, aunque la actividad en los países exportadores de petróleo se recuperó ligeramente después de contraerse en 2013. El desequilibrio externo y fiscal sigue siendo importante. Se espera un repunte gradual del crecimiento a 3,5 % en 2017 (de 1,2 % en 2014). Los riesgos que implican la agitación regional y la volatilidad del petróleo son considerables; persisten las transiciones políticas y los desafíos para la seguridad. Las medidas para hacer frente a antiguos desafíos estructurales se han retrasado en varias ocasiones y el alto nivel de desempleo sigue representando un fuerte desafío. Los precios más bajos del petróleo ofrecen una oportunidad para eliminar los fuertes subsidios a la energía en la región, en los países importadores de petróleo.

En Asia meridional, el crecimiento se elevó aproximadamente a 5,5 % en 2014 en comparación con un bajo 4,9 % en 2013, que duró 10 años. El repunte fue impulsado por India, la mayor economía de la región, que resurgió después de dos años de crecimiento moderado. Las proyecciones indican que el crecimiento regional aumentará a 6,8 % en 2017, a medida que las reformas alivien las restricciones al abastecimiento en India, se terminen las tensiones políticas en Pakistán, se sigan fortaleciendo las remesas en Bangladesh y Nepal y se fortalezca la demanda por las exportaciones de la región. Ajustes anteriores redujeron la vulnerabilidad frente a la volatilidad del mercado financiero. Los riesgos tienen principalmente un carácter político y nacional. Mantener el ritmo de las reformas y la estabilidad política es clave para aprovechar el reciente impulso de crecimiento.

En el año 2014, el crecimiento mejoró solo levemente en África al sur del Sahara. Se espera que se mantenga sin cambios en 2015, en 4,6 % (menos de lo esperado anteriormente), en gran parte debido a precios de los productos básicos más moderados, para luego repuntar gradualmente a 5,1 % en 2017, apoyado por inversión en infraestructura, mayor producción agrícola y el auge en el sector de servicios. El pronóstico está sujeto a riesgos a la baja significativos debido a una nueva propagación de la epidemia de ébola, insurrecciones violentas, bajos precios de los productos básicos y volatilidad de las condiciones financieras globales. Las prioridades en materia de políticas incluyen la necesidad de aplicar restricciones presupuestarias en algunos países de la región y un cambio del gasto hacia fines cada vez más productivos, dadas las graves limitaciones en cuanto a infraestructura. La selección y gestión de proyectos podrían mejorar con mayor transparencia y rendición de cuentas en el uso de los recursos públicos.

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