De la coherencia de políticas a la financiación global para el desarrollo: cómo superar el trabalenguas de la agenda política.
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Durante los años 90 y, particularmente, durante el pasado decenio, cobró fuerza en la agenda del desarrollo internacional el objetivo de la coherencia de políticas para el desarrollo (CPD). En un contexto de fuertes crecimientos de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) resultaban más llamativas incongruencias como dotar fondos de ayuda para el apoyo a las capacidades comerciales de los países en desarrollo, por una parte, mientras, por otra, se seguían limitando las entradas de exportaciones desde estos mismos países en los principales centros del consumo mundial. El Real Instituto Elcano inició en 2005 una línea de trabajo sobre CPD, acotada al ámbito económico, cuyos resultados fueron: (1) un marco para el análisis de la CPD en materia de arquitectura financiera internacional (AFI), comercio, remesas, inversión directa extranjera (IDE) y deuda (Olivié y Sorroza, 2006b); (2) el análisis de la CPD de la Administración española para con una selección de países prioritarios para la cooperación española (Olivié, 2008);[1] y (3) e incluso un intento –quizá fallido– de sistematizar los eventuales avances en la agenda de CPD en un índice de coherencia de políticas (Olivié, 2010). Este trabajo se enmarca en esta misma línea. Aunque su objetivo inicial era el de determinar un marco teórico ex-ante de análisis del impacto de las políticas económicas en el desarrollo, se ha tratado de adaptar dicho objetivo a los intensos cambios que afectan al sistema de cooperación internacional al desarrollo, tanto los que se refieren al contexto internacional –auge de nuevos donantes privados y públicos, nuevos órganos de gobierno del sistema de desarrollo– como los del nacional –recortes en la ayuda, cambio de ciclo político, necesidad de iniciar un nuevo diseño estratégico para el IV Plan Director de la Cooperación Española (IVPDCE)–.[2] Así, aunque en este trabajo se propone un marco ex-ante de CPD, también se explora la posibilidad de insertar los principales objetivos de la CPD en materia económica[3] en la incipiente agenda de la financiación global del desarrollo. A continuación se expone el estado de la cuestión sobre CPD en la agenda política internacional. La siguiente sección repasa la literatura académica sobre CPD para, luego, proponer un marco ex-ante de CPD acotado a determinadas políticas de signo económico. Por último, se ofrecen algunas recomendaciones a la Administración.
Politicas de financiacion global para el desarrollo 2012.pdf
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“AQUÍ LAS PERSONAS CAMBIAN, TENIENTE, NUNCA LAS COSAS”: UNA REFLEXIÓN SOBRE LA POLÍTICA PERUANA ACTUAL DESDE UNA PERSPECTIVA INSTITUCIONAL
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Cuando se produjo el autogolpe en 1992, el Perú apenas se encontraba iniciando su camino hacia la estabilidad social. La economía peruana todavía padecía altas tasas de inflación, pero la galopante hiperinflación estaba controlada. El país había logrado “reinsertarse” en la comunidad financiera internacional apenas medio años atrás, y la recuperación económica constituía un sueño de todos los peruanos. Las acciones de los grupos subversivos armados eran cuestión rutinaria en la mayor parte del país, inclusive en Lima, donde los coches-bomba explotaban y los apagones se sucedían cada semana
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Military capabilities in the Arctic 2012
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Climate change is making the Arctic region—and its expected natural resources—more accessible. Overlapping claims by the five Arctic littoral states—Canada, Denmark, Norway, Russia and the United States—have led to fears of future conflict in the region. In recent years all five countries have included increased protection of Arctic territories and claims in their defence policies. All five have also started to increase their military presences and capabilities in the Arctic region by acquiring Arctic-specific equipment, improving military infrastructure or increasing military forces. While these changes are sometimes portrayed as significant military build-ups and potential threats to security, the five states are making only limited increases in their capabilities to project military power beyond their recognized national territories. However, the increase in military forces does give some reasons for concern, which military confidence-building measures might help to mitigate.