La lluvia normal es ligeramente ácida, debido a que lleva ácido carbónico que se forma cuando el dióxido de carbono del aire se disuelve en el agua que cae. Su pH suele estar entre 5 y 6, pero en las zonas con la atmósfera contaminada por sustancias acidificantes, la lluvia tiene valores de pH de hasta 4 o 3 y, en algunas zonas donde la niebla es ácida, el pH puede llegar a ser de 2,3; es decir similar al del zumo de limón o al del vinagre. El fenómeno de la lluvia ácida se produce por la combinación
de los óxidos de nitrógeno y de azufre provenientes de las actividades humanas, con el vapor de agua presente en la atmósfera. Al caer la lluvia éstos precipitan a la tierra
acidificando los suelos, ríos, lagos, manantiales, mares, etc. Además pueden ser arrastrados a grandes distancias de su lugar de origen, antes de depositarse en forma de lluvia. La Figura 3.12 esquematiza la formación de la lluvia ácida y cómo puede ser trasladada de un lugar a otro.
También existen sucesos naturales que contribuyen a la lluvia ácida, los que se muestran en la Figura 3.13. Éstos son las erupciones volcánicas que emanan óxidos de nitrógeno y de azufre, los que al combinarse con el vapor de agua de la atmósfera, contribuyen a la formación del ácido nítrico, HNO3 y del ácido sulfúrico, H2SO4, que luego caen con la lluvia. Otro contribuyente es el dióxido de carbono, CO2, proveniente de los incendios forestales originados por la descarga eléctrica de los rayos que caen con las tormentas, que al combinarse con el vapor de agua forma el ácido carbónico, H2CO3.
Daños ocasionados por la lluvia ácida:
- Ecosistemas acuáticos: Sus efectos demuestran ampliamente la influencia negativa de la acidificación. El tema adquirió importancia entre los años 1960 y 1970, cuando se observa la situación de cientos de lagos y ríos de Suecia y Noruega, en los que se vio que el número de peces y anfibios iba disminuyendo de forma acelerada y alarmante. La reproducción de los animales acuáticos se altera, hasta el punto de que muchas especies de peces y anfibios no pueden subsistir en aguas con pH inferiores a 5,5. El efecto es más grave en lagos situados en terrenos de roca no caliza, porque la deposición ácida no puede ser neutralizada por la
composición del suelo. - Ecosistemas terrestres: La influencia sobre las plantas y otros organismos terrestres no está tan clara, pero se sospecha que puede ser un factor muy importante de la llamada “muerte de los bosques” que afecta a grandes extensiones de superficies forestales en todo el mundo. Por ejemplo en la Figura 3.14 a se observa el efecto sobre la rama de la izquierdo, que se ha decolorado y ha perdido la densidad de las agujetas.
El efecto de la lluvia ácida también se nota a través de los cambios que produce en los suelos.
- Edificios y construcciones: Otro de los efectos dañinos es la corrosión de metales y construcciones. Muchos edificios y obras de arte situadas a la intemperie se están deteriorando decenas de veces más a prisa de lo que lo hacían antes de la industrialización. En la Figura 3.14 b se observa cómo se ha
deteriorado una escultura. - Efectos sobre la salud: En grandes ciudades como Lima, uno de los grandes contribuyentes a la lluvia ácida son los gases emitidos por los tubos de escape de los vehículos en malas condiciones, los cuales contribuyen también a la formación del smog. Cada uno de estos gases tienen distintos efectos sobre la salud de las personas:
- Óxido de azufre: Agrava las enfermedades respiratorias: afecta la respiración en especial a los ancianos con enfermedades pulmonares crónicas; provoca episodios de tos y asfixia; crecientes índices de asma crónico y agudo, bronquitis y enfisema; cambios en el sistema de defensa de los pulmones que se agudiza en personas con desórdenes cardiovasculares y pulmonares; irrita los ojos y los conductos respiratorios; aumenta la mortalidad.
- Óxido de nitrógeno: Agrava las enfermedades respiratorias y cardiovasculares; irrita los pulmones; reduce la visibilidad en la atmósfera; causa daño al sistema respiratorio; afecta y reduce la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre, a las células y al corazón; dolor de cabeza, pérdida de visión, disminución de la coordinación muscular, náuseas, dolores abdominales (es crítico en personas con enfermedades cardíacas y pulmonares); eleva los índices de mortalidad por
cáncer, por neumonías, cáncer del pulmón. - Óxido de carbono: En forma de monóxido de carbono, CO, tiene la capacidad de reducir la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, puede afectar los procesos mentales, agrava las enfermedades respiratorias y del corazón, puede causar dolor de cabeza y cansancio en concentraciones moderadas (de 50 a 10 ppm) y la muerte en concentraciones altas y prolongadas (de 750 ppm en adelante). La amenaza es mayor en personas que padecen enfermedades cardiovasculares (angina de pecho o enfermedades vasculares periferales).
En la Figura 3.15 se muestra las zonas del planeta que son las más afectadas por la presencia de la lluvia ácida. Sin embargo se debe tener en cuenta que los vientos pueden trasladar la lluvia ácida que se forma en determinado lugar hacia otros, antes de que éstas caigan a tierra.