Después de varias décadas de bono demográfico, la población peruana podría entrar a un lento pero seguro envejecimiento, una situación que definitivamente afectará a la economía nacional; como sabemos un factor primordial para el crecimiento es el capital humano y una población con más adultos mayores frenaría el desarrollo del país.
Hay cosas que a simplemente vista no se perciben, todos los días realizamos acciones casi mecánicamente sin advertir el futuro; es muy probable que visualizamos nuestro futuro personal, pero normalmente somos ajenos a los problemas colectivos, en realidad, mostramos poco interés por la sociedad, pero esta termina influyendo en nuestras vidas.
Este es el caso. El año 2050, el número de peruanos adultos mayores a 60 años (21.8%) superará ampliamente a los niños menores de 15 años (18.5%), constituyendo un riesgo para la economía nacional y por ende al progreso social; la estadísticas señalan que está disminución de la niñez se presenta por vez primera en la historia contemporánea. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuando este fenómeno social se registra la fuerza laboral (personas entre 15 a 59 años) disminuye proporcionalmente. Entonces, si cada vez tenemos menos niños, el futuro inmediato es que no hay fuerza laboral para dinamizar el desarrollo, y lo preocupante no solo es que tengamos menos niños, sino también más viejos que atender, pero eso corresponde a otro análisis.
Tener una población joven y concentrada en metrópolis es una ventaja competitiva que permitió al Perú durante tres décadas desarrollar su economía; así como China creció gracias a la mano de obra joven no calificada, en el Perú las ciudades que recibieron más migrantes son las que más crecieron: Lima la ciudad capital, Trujillo (La Libertad) y Chiclayo (Lambayeque) en el norte; y Arequipa en el sur. Esto está por cambiar.
Pero el problema del estancamiento de la economía por envejecimiento no es exclusivo del Perú, es un problema mundial. España en el año 2050, igual que China, prevén que las personas mayores de 65 años constituirán el 30% del total de su población, es decir, un tercio de su población. En Latinoamérica, Cuba (37.5%) tendrá consecuencias más alarmantes por envejecimiento poblacional y también Costa Rica (30%). Sin embargo, países como Argentina (24.7%), Brasil (24.6%), México (26.8%) y Perú (21.8%) tendrán menos carga social que atender, aunque la diferencia no es mucho. De otro lado, países como Guatemala, Bolivia, Paraguay y Honduras, en el 2050, tendrán un envejecimiento más tardío.
Una publicación de Naciones Unidas “Envejecimiento de la población 2009”, detalla que la decadencia poblacional es un proceso sin comparación en la historia de la humanidad, es generalizado porque afecta a casi todos los países del mundo, es profundo porque impacta en todas las facetas de la vida humana y será permanente a partir del 2050. Una preocupación mundial que obliga a cada Estado plantear políticas públicas para evitar la baja económica.
Además del impacto en la economía mundial, una consecuencia directa es la feminización de la vejez, dada nuestra baja cultura de cuidado y considerando que las mujeres viven 6 años más que los varones, supone que el cuidado de las personas adultas recae sobre las mujeres; es decir, las esposas, hijas y nueras se harán cargo de los adultos mayores. Según estadísticas, una mujer adulta deberá cuidar a cuatros adultos mayores en promedio. Una realidad que podría empeorar por la pérdida de valores como la solidaridad y la gratitud.
Dos factores contribuyeron al envejecimiento de la población en el mundo, el incremento de la esperanza de vida y la baja tasa de natalidad. La esperanza de vida se incrementó gracias al mejora de la calidad de vida; el año 1950, la esperanza de vida promedio en el mundo era 46 años, hoy se incrementó en 26 años, la media calculada para el 2016 es de 72 años. El Perú tiene una mejor posición, 75 años es el promedio de esperanza de vida en la actualidad.
La otra razón del incremento del envejecimiento es la disminución de la fecundidad. El año 1950, la tasa global de fecundidad en el Perú era de 6,8 hijos por mujer; hoy esta tasa es solo de 2,6 por mujer; se proyecta que para el año 2050 el promedio alcanzará a 1,8 por mujer. Incluso esto podría disminuir debido al estilo de vida de las nuevas generaciones de peruanos, millennials y zetas, que prefieren no tener hijos porque privilegian el logro del éxito personal o profesional. Quizá por la enorme responsabilidad de criar o por considerar un obstáculo para su estilo de vida, algunos promueven la adopción de mascotas a cambio de hijos: “perrhijos”.
La sociedad peruana está obligada a reflexionar sobre este problema; específicamente los Millennials y la generación Zeta, a pensar más en forma colectiva antes que individualismos, es necesario preservar las próxima generación de peruanos; en síntesis, es aceptable que aspiren a trabajar menos pero es imperativo elevar la tasa de fecundidad. ¡El Perú primero!
El Estado peruano está obligado a implementar políticas públicas para revertir el envejecimiento poblacional en los próximos 30 años, lo inmediato es aprovechar el bono demográfico; pero paralelamente es necesario promover la consolidación de la familia (ascendentes y descendentes) como célula fundamental de la sociedad y motor de desarrollo del país. En tal sentido, es probable que el año 2050, las ventanillas preferenciales no sean para las mayores de 60 años, sino para los niños que serían una población vulnerable. O se implemente políticas pronatalistas ya emprendidas por Japón y Francia que otorgan un estipendio económico a familias que decidieron tener un tercer hijo; o puede ser la reducción de impuesto como en España o preferencias en crédito inmobiliario como en Noruega. Todo vale, el futuro de la humanidad está en juego.
Las cifras completas pueden encontrarlas en www.defondo.com