domingo, 30 de octubre 2011

Problematización comunitaria

Por Carolina Janto
Alumna de la Maestría en Psicoanálisis

Una de las lecturas de reflexión del curso Modelos de Intervención en Psicología Comunitaria en el cual me he matriculado en este semestre nos plantea revisar los aspectos claves en el proceso de identificación y jerarquización de necesidades, planteados por Maritza Montero.

En primer lugar es importante resaltar que hablar de necesidades, implica hablar de recursos: es con estos últimos que podremos hacer frente a las primeras. Aquí se necesita considerar los recursos individuales y grupales de la comunidad.

En segundo lugar, recordar que identificar necesidades y recursos no es un momento, sino un proceso; proceso que es participativo, donde la comunidad es quien ha de expresar estas necesidades. Esto parte de considerar al sujeto como productor de conocimiento, y no el que viene de fuera es quien lo trae para dárselo.

Respecto a esta diferencia o tipos de necesidades, es necesario plantearnos si las necesidades están viniendo de fuera, traídas por los investigadores externos o si estas son necesidades sentidas por la comunidad. La autora plantea que con las primeras no se obtienen muchos resultados, pues la comunidad no las siente suyas, y mientras esto no suceda no se comprometerá con ellas en su camino de transformación de estas en acción.

En cuanto a las necesidades sentidas por la comunidad, algunas lo son como deseo, otras como expectativas, y otras ya como demanda o exigencia. Con estas últimas se trabaja mejor en tanto hay mayor compromiso puesto de parte de la comunidad.

Sobre la naturalización de las necesidades, Montero nos hace pensar en la discrepancia entre necesidades que ciertamente implican una falta que afecta la calidad de vida, pero no llegan a ser “sentidas”, en tanto se ha dado un nivel de aceptación de esta falta, vista como que “las cosas son así en el mundo”, y no se pueden cambiar, por tanto no se hace nada frente a ellas. A esto lo denomina la “naturalización” de estas necesidades.

En este sentido, el proceso de identificación de necesidades y recursos debe generar conciencia. Conciencia de los orígenes de esa falta, de los participantes en ella, ya sean de la comunidad, de instituciones o del gobierno, etc. Aquí el proceso de identificación, como el subsiguiente proceso de problematización interviene desnaturalizando, lo cual es también crear conciencia, y en ese sentido son también “liberadores”, recogiendo los planteamientos de P. Freire.

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