jueves, 20 de octubre 2011

Una mirada actual de las causas y consecuencias del conflicto armado interno en nuestra sociedad

Por Gabriela Távara
Alumna de la Maestría de Psicología Comunitaria

El conflicto armado interno peruano puso de manifiesto que el Estado le daba la espalda a un sector de peruanos y peruanas excluyéndoles de un proyecto nacional. El no tomar en cuenta como una serie de dinámicas, procesos y decisiones podían invisibilizar a estas personas, ha generado desamparo, desesperanza y resentimiento en ellas, y a la vez puso de relieve la desarticulación y fragmentación que tenemos entre nosotros. Este contexto de ausencia de Estado, de pobreza y de fragmentación fue la base para el surgimiento del conflicto.

Al hacer un análisis de la situación actual se puede ver que esas condiciones que propiciaron el conflicto siguen presentes. Hay una gran proporción de la población que sigue abandonada, excluida, y maltratada por diversos de sectores de la sociedad y por el mismo Estado, personificado en funcionarios públicos (de salud, educación, justicia, etc.) y autoridades locales (alcaldes, regidores). Cabe resaltar que estas condiciones de exclusión han contribuido a generar un pedido de cambio del modelo económico de nuestro país, pero también un cambio en cómo está organizada y cómo se manejan las prioridades del país desde los gobiernos, y cuál es el lugar que ocupan las personas dentro de este panorama.

Por ello se puede pensar que si bien las causas y condiciones que dieron lugar al conflicto armado interno siguen presentes, parecen estarse gestando ciertos cambios. Estos cambios van tomando forma a través de: (a) la “Ley de la consulta previa” que reivindica la voz de personas antes ignoradas o no consideradas personas con voz y voto; (b) la creación del ministerio de desarrollo e inclusión social, que podría poner de relieve y tomar acción en el problema de exclusión que aliena a varios grupos de peruanos y peruanas, etc.

En relación a las consecuencias que deja el conflicto armado se puede pensar en la mirada que se tiene de las fuerzas del orden o fuerzas armadas. No son vistas como entidades que protegen, sino que por el contrario pueden abusar de su poder. En ciertos sectores de la sociedad se maneja la idea de que los militares son crueles, abusivos, guardan poco respeto por los derechos de las personas, y que son entrenados para ser así. Pero también por otro lado, hay una mirada muy superficial y muy dura de ellos. Desde la sociedad civil se tiende a estigmatizarlos por los crímenes que cometieron en el pasado (Grupo Colina, Comando Rodrigo Franco, FF. AA en el CAI, etc.). La mirada de las fuerzas del orden muestra también lo difícil que es la reconciliación entre ellos y la sociedad civil, poniendo de relieve la polarización existente en nuestra sociedad.

Otra consecuencia del CAI se puede ver en como la violencia ha permeado los diversos niveles de la sociedad, llegando a ser parte constitutiva de ella. Se ve en la violencia de género (que va de la mano con el machismo) en la violencia intrafamiliar, en la violencia cotidiana que sentimos cuando caminamos por la calle. Lima es una ciudad agresiva, en la cual se debe andar con cuidado, en la que el transporte público agrede, en la que la autoridad no protege sino que busca su propio interés, una ciudad en la que uno siempre le quiere ganar al otro “algo”, así sea pasándole por encima, sin respetar la ley. No existen –o si existen son muy débiles- normas de solidaridad, de convivencia armoniosa, de respeto, de preocupación por el otro en la ciudad.

En Lima hay muchas personas que son casi invisibles para la mayoría, cuya pobreza y dolor no queremos ver, a pesar de que pasan a nuestro lado. Esa incapacidad de ponerte en el lugar del otro, de dejar de mirarlo con “otro” y más como alguien del “nosotros”, son fracturas que nos ha dejado el conflicto armado interno. Creo que sus huellas son tan sutiles y atraviesan tanto nuestras relaciones que ya casi ni las percibimos y forman parte de la estructura misma de esta sociedad.

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