Palabras que duelen: La importancia de la problematización como una estrategia hacia el empoderamiento
Por Adriana Fernández
Alumna de la Maestría de Psicología Comunitaria
Dentro de un grupo de discusión –reflexión con trabajadoras del hogar- se discutía sobre como las denominan dentro de sus entornos laborales y más cercanos. Unas decían que les dicen “chicas de limpieza”, otra decía que la señora para la que trabajaba les decía a sus amigas “ella es la chica que se encarga de la casa”. Otra chica mencionó que el hijo de la señora de la casa donde trabajaba le decía “natacha”; otra que le decían “sirvienta” o más despectivamente “servilleta”.
Nos pusimos a pensar como estas denominaciones no eran palabras sueltas, sino que son palabras cargadas de desprecio y desvalorización a ellas y al trabajo doméstico. Ellas mencionaron que muchas veces estas palabras también las escuchaban de sus familiares, básicamente de hermanos y hermanas cuando conversan con amigos y amigas. Ellas mencionaron también, que les molestaba mucho que les digan así y que les gustaría que esto cambie.
Se hablo de la nominación “trabajadoras del hogar” y si bien no les gustaba lo “del hogar” se sentían a gusto con poder ser llamadas trabajadoras. Se les preguntó por qué y llegaron a decir que todas las personas se sienten orgullosas de tener un trabajo y ser trabajadores.
Se reflexiono que “ser trabajadoras” para ellas y para la sociedad es un valor, lo que supone una mirada diferente de ellas hacia sí mismas y de los demás hacia ellas. Además, se habló de que ser denominada “trabajadora” supone una serie de derechos y deberes que podrían cambiar la situación de trabajo de muchas de ellas, que más parece una situación de esclavitud, que un trabajo real.
Muchas de ellas salieron de la reunión convencidas de la importancia de ser nombradas y reconocidas como trabajadoras. Una de ellas menciono que cada vez que le dijeran “Natacha” o “sirvienta”, ella diría: “Soy trabajadora no sirvienta”.
Problematizar sobre algo tan obvio, hizo que las mujeres del grupo puedan mirarse de manera diferente y esto pudo redundar en la mejora de su autoestima y sensación subjetiva de bienestar ya que salieron de la reunión convencidas de hacer todo lo posible por que las llaman trabajadoras del hogar y no aceptar otro denominación … ni de chiste!
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