¿Estructurado vs. Inestructurado? Por Giovanna Mejía*
El primer viaje a Chincha programado como parte del curso IAP, abrió para mí todo un mundo de práctica que deseaba desde tiempo atrás en la maestría de psicología comunitaria. Las expectativas generales iban alrededor de recontactarme con este interés particular histórico en mi vida profesional (del cual había estado alejada), las específicas iban formándose alrededor de las indicaciones recibidas en términos del curso: establecer un contacto, coordinar horarios con la comunidad, establecer temas que se deseen trabajar.
Las comunidades nos recibieron “con los brazos abiertos” y en su mayoría, con ideas para poner manos a la obra. Sin embargo un aprendizaje adquirí en este momento: y es que se debe esperar lo inesperado…
¿Por qué? Por un lado la teoría nos dice que debemos facilitar que las comunidades puedan problematizar ellos mismos y poner manos a la obra; por ello este proceso tiene un “timing” tal y como lo llamaríamos en la clínica, y cada comunidad, debido a sus particularidades, se encontrará en un momento del proceso distinto.
Por otro lado desde lo real/concreto; viendo que una de las comunidades tenía ya identificada claramente una necesidad y que tenía carácter de urgencia para ser trabajada. Otra comunidad estaba deseosa de participar, teniendo conocimiento de los temas relevantes a su gente, más no el problema en sí. Y por último otra comunidad, más rural, en la cual no se había concebido aún la idea de qué podría trabajarse, a pesar de tener voluntad.
En general reaprendí (en la práctica), que todo depende del momento en el que la población está; en acompañarlos y ayudarlos en su proceso para el cambio. Y en este contexto fue interesante observar-me en el contacto, pues con las expectativas que llevaba respecto a mi aprendizaje en el curso, deseaba poder avanzar un tramo para el que quizás la comunidad no estaba lista en este momento. “Sacarse el chip” respecto a trabajar en base a presiones, metas, resultados y fechas específicas es todo un trabajo personal necesario, cambiándolo por esperar que sea lo que tenga que ser, para poder avanzar en conjunto con la comunidad en el tiempo que falta del semestre. Interesante fue observar también como conceptos de la clínica, se pueden aplicar de alguna forma en estos contextos. En general creo que fue una experiencia muy buena y que generará muchos aprendizajes interesantes a lo largo del trabajo con la comunidad.
*Estudiante de segundo año de la Maestría en Psicología Comunitaria PUCP
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