El rojizo fulgor de las luces a medianoche
ocultaron timidez entre las voces de la tenue oscuridad
música alrededor de tus pensamientos te invitó a soñar,
observo tus palabras entre la melodía de árboles cómplices
filosofía de la vida que te toca hoy meditar
apresuras tus recuerdos al golpe de un reloj que canta
y la vida que los años se llevarán.

Que la razón te acompañe, firmeza de la lógica
cierra el pasado en la guantera, no des reversa
mira al frente, gira el timón y ve por el carril
hacia la vía dolorosa de un nuevo corazón.

Solitario de la hermosa villa,
te cobijas sobre mi hombro a silenciar tus penas,
sé cauto,
aguarda un poco que la garúa nos empapa
en este bello sueño quiero meditar.
No expongas tus sentimientos sobre la rosa enmarañada,
que mañana volverán a caminar sobre ellos
de eso no me equivoco.
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Calles de muchedumbre
donde cada esquina esconde pequeñas miradas.
Voces entre la multitud se asoman
no encuentra una razón,
es la soledad de la miseria.
Deambula el hambre en cada noche
convive entre el monóxido esparcido
y papeles regados,
recicladores de la medianoche en pleno trabajo.
Mas el ruido opaco, los gemidos de siluetas
en una noche fría de invierno Limeño,
una sirena presurosa entre las calles
acompañan la caminata nocturna.
Ni una taza caliente de recuerdos en el comedor
aplacarán la sed de compañía.
Un trapo roto abriga un pequeño cuerpo,
abandonado a su suerte en la puerta de una iglesia.
Va sin rumbo entre sus sueños
serán días interminables de frío.
No verán aquel padre que los abandonó
ni la madre que la vida les apartó
tan sólo una familia, mendigos de cariño, que los adoptó.
Son sus lágrimas gotas de rocío hechas de hielo
que gota a gota caen por el asfalto
detenidas en una noche sin hablar.

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Con gratitud a R. W.

Reflejo vivaz del cielo bajo tus párpados
sonrisa como luz de Venus entre el mar,
Adonis inmutable ante tu mirada.
A mi lado la razón, a tu lado el pensamiento.
Fragilidad en tus labios de Ángel
asomas tu mirada entre las sombras,
aceleras el paso al anochecer
delicado resplandor te persigue
cada paso tuyo deja marcas en la nebulosa
estación de los puertos.
Apareces frente a mí, iluminando la soledad.
Elevas tu cuerpo ante el paisaje de mis sueños
donde la caricia de tu voz me envuelve.
Como un susurro dices mi nombre
persigo el sendero verde de tus ojos
en el cual me pierdo ya.
………………………

Micaela
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Por arena, tierra y piedra
vas surcando los arenales.
El candente reflejo de una mujer a cuestas,
al hombro bolsas de agua llenas
que repartidos entre el desierto se evaporan.
Abandonados niños esperan su regreso,
cinco manos que se extienden,
esperan mendrugos de pan.
Tierra escurrida entre las sucias manos
recuerdan el abandono del desconocido padre.
Mujer, en tus brazos está la vida
y en tus pies la gloria.
Escalas entre múltiples parásitos
sólida fuente del último aliento vivido,
flor que se consume.
En la tibieza del arenal, el atardecer vende
el último pan de los costales traerás feliz;
alimentos hoy sí hablan.

Pequeños pasos alcanzan tu sonrisa
abrazan tu cansancio al anochecer.
Tu lecho abrazas,
esperas otro amanecer.

Micaela
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Entre callejones de grises humos, la más remota sensación de abandono,
con cartones y plásticos al hombro va Gabriel,
alforja encontrada en el basural cuelga de su pecho
papeles blancos acumulados en la miseria de la ciudad,
como gránulos de oro, almacenados en ellas:
calles, avenidas, ciudades escondidas entre plomizos paisajes,
deambula él,
con los costales llenos
perdido entre las horas
perdido entre los días
olvidando por siempre sus otoñales años
que en la espalda lleva.
Se retuerce el hambre,
se abandona, se olvida;
olvido contemplado y permitido
pues no habrá luna ni sol
que lo aplaque hoy.
Nada mostrará manjares anoche soñados:
pan, leche…en el comedor.

Hastiado regresa al solitario camino,
calles de cemento, papeles y suciedad le cuentan su historia,
desde su niñez cuando fue abandonado
y entre indigentes, criado.

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Espontánea entre la multitud paradisíaca y sombría
así en minucioso paso y delicado andar
una sonrisa se aproxima.
Hombre en cristalina vereda
fiebre de sudor entre las sombras
sigiloso aguarda el cambio de piel.

Lluvia de pólvora sobre la oscura noche
en el lejano oriente yacen cuerpos sobre el arenal
camina de rodillas sin acusar el peligro
encuentra minas sin socavón alrededor
unos sobre otros van alcanzando el pilar
que entre las manos llevando va.

Entre plomizos trajes entran lejanas voces
ocultan su sombra entre las rocas
esperando se aleje la realidad
su vida frente a ti, se remueve.

De la sumisión de su razón existen
ideas contravenidas que afloran
en paganos momentos de soledad
que luego las abandonan.

Perseguidos por la calidez del día
recogen rastros sobre la arena
ya nadie oye sus rumores
no más relámpagos
ni explosiones con la luna llena.

Una puerta cerrada en su pasado
cicatrizaron dolores en su dañado cuerpo.
Un libro entre sus manos
selló radicales cambios de libertad.

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Arrastras tu cuerpo frágil
arrebatado por la velocidad del viento
médula tibia sobre el concreto
dejaron atrás, todos tus sueños.

Remotos días de alegría
desdibujan el sol en la colina
escalón tras escalón con manos escalas
en la sucia cara de la mañana.

Una pequeña bolsa
estrujada entre tus manos
negra como aquella noche
que perdiste mal tus pasos.

Entre ruedas desviadas en el asfalto
sangre por doquier, en la vereda;
persigues insistente tras tu vida
futuro sepultado en una acera.

Sobre el áspero pavimento
fuiste abandonado a tu revolcada suerte
huyeron dos entre las sombras,
con ellos, la fría muerte.

Los meses transcurrieron,
tus heridas se sellaron
marcas sobre tu piel quedaron:
tus piernas jamás despertaron.

De peluches ahora vives
entre colores y tijeras
encuentras en tus manos ya repuestas
una mina, agujas, hilos; también sedas.

Es el mercado tu destino
todo el día, dando vueltas
por unos soles te calcinas,
gotas de sudor marcan el camino.

Aunque tu espalda se reviente
así la gente te margine
consigues ventas tras ofertas
entre el humo de la indiferencia.

Tu sonrisa ya no cuenta
en la realidad de la ciudad entera
pero encuentras un espacio
en la admiración de mil poetas.

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Vida nueva en el horizonte de incertidumbres
gotas de sangre derramadas fueron absorbidas
en un suspiro de temor sus lágrimas congeladas
y la flor arrancada renace en su capullo.

Indignación por palabras engañosas
en un círculo de falsedad
donde se agita la astucia y codicia
entre risas de oculta ingenuidad.

Abandono total del tiempo
en oscura y fría soledad
entre paredes de concreto
voces se escuchan en la oscuridad.

Lastimero cuerpo,
escollo de tus labios que nunca dicen la verdad
juegan con los cuerpos por años ocultos
de tu insaciable vanidad.

Castigo de tu alma se acerca sigilosamente
a través de tu mente que no merece más piedad.

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Adelantó el cielo su llanto y una alfombra de barro anunciaba una tormenta
gota a gota fueron cayendo lágrimas sobre su cabello.
Dañados los órganos internos, sangrante noche.
Sin compasión, las palabras se clavaron en la herida abierta,
sangraba sin detenerse
era roja, azul…negra
los vidrios resplandecientes reflejaron la muerte.

Bajo sus pies yace un cuerpo
inanimado, frío
ahora sí, frío…
nadie sabe el motivo de su deceso
sólo encontraron una luz prendida frente a ella
y una voz entre líneas que decía: “no lo hagas, todo es mentira”
mas el silencio de la medianoche ocultó el llanto
de una pálida mujer
que cogió un cuchillo,
y arrancó sus vísceras para no sentir más dolor.

La pena fue intensa
consumada por la indiferencia de una pérfida voz.

Entre un charco líquido
los versos de sus labios se fueron evaporando
como fuego apagado frente al mar.

La mentiras fueron cayendo,
brotando entre las espinas clavadas en un cuerpo inerte;
una por una hasta llegar a tres,
mas la sonrisa de un cuerpo ajeno no contempló piedad.

Quedan las letras grabadas en la pantalla de vida
en fecha y hora detenidas.

Aquel hombre de oscuros pensamientos se marcha,
entre lluvia de una noche en la que dijo su verdad
se rompe la noche entre sus labios
se cierra el arcoiris de los sueños idealizados,
la luna eclipsó su alma,
el mar sin una gota de ilusión.
El sol dañado se extinguió.

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