Pequeño caminante,
entre piedras, concreto y tierra
tu paso se hace ligero
oscura sombra es tu compañera.
Recipientes vacíos al hombro
llevas cargando a cuestas.
Los vidrios de tus ojos no salen de su asombro
mientras una estrella fulgurante brilla
al contemplar imágenes de realidad funestas.
Entre ocultas calles aceleras tu camino
escalas hacia lo oscuro de las sierpes
escapas de ajenas huellas que persiguen tu destino.
El agua evaporase entre tus manos
puñado de vida en tu mirada
pobreza y miseria se reflejan
recordar los ruidos de la ciudad nueva.
Emigraste de tu paraíso para culminar en el ocaso
sangre en derredor, palabras escabrosas, cuerpos maltratados
sucias miradas, afligidos indigentes, cordilleras mal olientes
infortunado destino…
Lloras por las noches, del abandono encierro
alejado de la bulla tu refugio es tu consuelo
tu castigo lastimoso de la nada
sometido entre paredes, solo juegas con la almohada.
Escapaste del santuario, cruz, vela y rosario:
la firme voz de tu padre
siempre fue tu calvario.
Dios te alejó de la inmundicia que hoy recuerdas
escalas por la colina de tus sueños
entre paredes de concreto que hoy defiendes
vives añorando llegar al cielo.
Micaela Sigue leyendo