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Pulsan latidos a voces, el eco profundo
como hilos blancos circundando la plenitud
capullo húmedo rosado
montado sobre las sombras
versa tenue en la oscuridad
palabras en verso mordiendo los oídos
morado sendero a la saciedad
las horas se pierden, minutos se van
parte entre sábanas hojas que él ya no escribirá
su vida envuelta en el sonido de la soledad
escapan gotas, brillos y reflejos
escalofríos en su exhausta piel
truenan húmeros frágiles
quiébrense miles de a pocos
bébanse las horas
escondan al tiempo
engañen al día que ya quiere despertar
cierren las ventanas,
no saldrá jamás
su voz atrapada quedará
guardada en páginas de poemas
y en lo profundo de ese cuerpo inerte
que alguna vez quiso soñar.
Micaela
Fascinante esa combinación del erotismo y sensualidad, discretos.
Gracias por tu comentario Carlos.