Tiempo ninguno es nada
pronto la llegada de negras guitarras
eco de gritos entre los cerros
un batería retumba los cráneos sofocados
fueron días en espera
licor como lluvia aplacando la oscura y calurosa noche,
November rain en pleno verano.

Luces se apagan,
otras se encienden
entre el vapor multicolor
arómatica, soñadora:
su voz, inconfundible.
Adonis entre las nubes.

Agobiante y desafiante mirada
oculta del resplandor de las luces
movimientos reptilíneos con los nuestros
su rubio cabello apenas asoma bajo del sombrero
jeans danzando en la Paradise City
melodías empapadas.

El alma se agita, se corta la respiración
furor entre cuerpos rebozantes
jadeos extenuantes
polos negros son una prisión.

Su voz como mordiscos en mis oídos
se estremece la piel
letras negras pintadas con sus manos
música apaciguando el furor
posesionada de mí
desfallezco en un suspiro.

Libero cada gota de mi frente,
desciendo del limbo
en atmósfera azul, roja y negra
vuelvo a mí.

Toqué las puertas del cielo.


Micaela