Pieles sobre sueños cabalgan sobre la noche
el palpitar de sus vidas, abrazados en el ajeno y níveo lecho
rehenes de la intensidad de sus gemidos.
Pasión creada en la ambrosía de sus labios.
Se pierden uno sobre otro como la aurora en el olvido.
Eclipsada habitación donde el tiempo es su enemigo.
Tras la ventana, ilumina sus cuerpos un claro de luna.
Rendido duerme Adán sobre su cintura.
Ella lo observa con inimaginable ternura.
Miel pálida sobre su cuerpo dibuja una silueta.
Tanta espesura en el rojo cielo
en sombra efímera se alejan
distantes van en confusos pasos
vibra la noche con lluvia serena.
Micaela Sigue leyendo