La crisis causada por el Covid-19 ha colocado a la salud en el centro de la atención pública. ¿Cómo aproximarse a analizar este tema desde una epidemiología más amplia, multidimensional, y más interdisciplinaria de lo usual?. En “Health Justice” (Polity 2011), Sridhar Venkatapuram propone al enfoque de las capacidades de Amartya Sen como un marco conceptual relevante para enriquecer el debate sobre salud pública desde una perspectiva ética y de justicia. En esta breve entrada me gustaría resaltar cuatro notas conceptuales y de política basadas en las ideas de Venkatapuram y Sen que considero pueden ser útiles para contribuir a la discusión sobre el tema en el contexto de América Latina.

1.- La salud no es un componente más de la vida de las personas, sino que es “quizás el aspecto más crítico del bienestar humano” [1]. Hay diversas maneras de expresar esa importancia. La propuesta de Venkatapuram consiste en considerar a la capacidad de estar sano como un “meta-derecho”. Es decir, como “el derecho a tener políticas que genuinamente persiguen el objetivo de hacer el derecho [a la capacidad de estar sano] realizable” (p. 160). Esta noción aparece como particularmente relevante en el contexto de América Latina en tanto “se aplica a contextos en que las instituciones sociales no pueden asegurar inmediatamente el derecho de los individuos  por la falta de recursos o por falta de conocimiento” (p. 160).

2.- Es posible contar con una visión más completa y mejor fundamentada filosóficamente para sustentar las políticas de salud como asunto público en términos de justicia social y de derechos. El punto de partida es concebir la salud más ampliamente que la ausencia de enfermedades. La introducción de la capacidad de estar sano obliga a incluir la dignidad de las personas como entes racionales, la libertad de la persona, su responsabilidad, y las características del contexto social y ambiental en el que ella desarrolla su vida. En ese sentido, la propuesta específica de Venkatapuram es entender la salud como “la habilidad para lograr objetivos vitales o un conjunto de capacidades y funcionamientos…” (p. 107).

3.-Entender el derecho a la salud como un “meta-derecho” va mucho más allá del derecho a recibir atención médica o atención en salud (Healthcare). Es necesario aterrizar en el derecho a lograr, a tener la capacidad de lograr una vida sana, pero de alguien que tiene autonomía y libertad. Los desempeños personales no son los que corresponden a un status de paciente sino de agente de su destino. El resultado de curar, de lograr que el cuerpo y la mente humanos “funcionen”, no es suficiente.

4.- Adoptar una perspectiva epidemiológica amplia pasa por considerar al menos cuatro áreas de intervención que son útiles para ordenar las políticas y facilitar el debate sobre ellas: (i) las dotaciones y necesidades biológicas, (ii) los comportamientos individuales, (iii) el entorno físico y (iv) las condiciones sociales. Tomando en cuenta estos 4 aspectos Venkatapuram afirma que “los individuos tienen un reclamo moral a las intervenciones sociales prácticamente posibles y permisibles en esos cuatro determinantes para producir una capacidad de salud que sea acorde con la igualdad de la dignidad humana en el mundo moderno” (p. 19).

El recorrido anterior, incluyendo acceder al cuidado de la salud, lograr un desempeño saludable y ampliar la capacidad de estar sano, debe ayudar a entender el valor práctico de cada una de esas aproximaciones y de la interacción entre las tres. Sobre el valor de las dos primeras aproximaciones hay pocas dudas, pero sobre la capacidad de estar sanos, resulta ilustrativo, por ejemplo, el desconcierto de Banerjee y Duflo en Repensar la pobreza (Taurus 2011) ante el efectivo ejercicio de la libertad de los extremos pobres en el campo de la  salud. Después de todo, descubrieron que “…sobre los pobres recae la responsabilidad de demasiados aspectos de la vida. Cuanto más rico eres, más decisiones ‘acertadas’ se toman por ti”. (p. 329)

 

Notas:

[1] “Health is perhaps the most crucial aspect of human well-being” Amartya Sen (1998) “Objectivity, Health and Policy”. En: Das Gupta, Monica, Lincoln C. Chen y T.N. Krishman editores, Health, Poverty and Development in India. Delhi: Oxford University Press, p. 25.

 

Autor:

Javier Iguíñiz, Director Ejecutivo del IDHAL, profesor emérito del Departamento de Economía de la PUCP.

Las opiniones presentadas en este artículo no necesariamente reflejan la posición institucional del IDHAL ni de la PUCP.

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¿Qué aporta el enfoque de las capacidades al estudio de la salud?

Un pensamiento en “¿Qué aporta el enfoque de las capacidades al estudio de la salud?

  • 25 mayo, 2020 a las 6:02 pm
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    En tanto no encendamos nuestro sentido común, buen juicio y despertemos la consciencia. Coincido con el maestre Javier Iguíñiz, y así lo reafirma Joan Guimaray, periodista y escritor peruano. En: http://indiscipline.fr/la-pobreza/
    “No existe ley que pueda suprimir el hambre, ni decreto que pueda llenar los estómagos vacíos, tampoco, normas que puedan cubrir la desnudez de tantos indigentes”.
    Nadie ha visto su figura, su semblante ni su rostro. Nadie ha escuchado sus voces, sus gritos ni siquiera sus pasos. Es una silenciosa e invisible enemiga que estruja a la humanidad. Es una temible adversaria que no sabe de asuetos, treguas ni armisticios. No respeta los días de fiesta, las noches buenas, ni las pascuas. No escucha ruegos, súplicas ni ayes; sólo se advierte por el conmovedor semblante de sus propias víctimas que van quedando como esperpénticos seres convertidos en hilachas humanas envueltos en harapos marchando hacia la nada.
    Esta batalla que va perdiendo la humanidad, es la batalla más feroz de todas las batallas. Es una lucha contra un adversario sin rostro. Es un combate contra una enemiga cotidiana, ubicua, despiadada y letal. Es la batalla sin regla, sin límite y sin intervalo (…)”.

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