El archivo es la unidad más importante y representativa de una universidad, como lo es de cualquier institución bien asentada. Así lo señala su historia de más de nueve siglos. Es la única que no cambia en esencia porque en la universidad –dinámica y efervescente por naturaleza– todo cambia: las autoridades, los profesores, los alumnos, el personal administrativo, las carreras en sus nombres y contenidos, los planes de estudios, las clases, las estrategias, el campus, las costumbres, el soporte tecnológico, hasta el lenguaje cotidiano, entre otras muchas cosas. Entonces el archivo se convierte en garantía de continuidad de aquellos elementos que hacen que una universidad sea tal universidad y no otra. Preocuparse por el archivo universitario es preocuparse por la propia universidad, pues contribuye al conocimiento de su pasado y facilita su funcionamiento actual.