Cuando compramos carne, quesos o fruta en el supermercado, de inmediato las ponemos en la refrigeradora. ¿Por qué? simplemente porque estos alimentos se descomponen: si dejamos un queso sobre la mesa de la cocina durante dos días, lo encontraremos totalmente malogrado. Sin embargo, el proceso de descomposición (que es, de manera resumida, una reacción química) es más lento si los alimentos se guardan a menor temperatura.
Por tanto, podemos decir que la velocidad de una reacción es menor si la temperatura es menor, o en otras palabras: la velocidad de una reacción se incrementa con la temperatura.