Es innegable la relación que existe entre la tecnología y la política. Especialmente en la era de la información, estos conceptos están cada vez más unidos entre sí. Sin embargo, son muchos los retos que la primera le impone a la segunda en un mundo en el que las decisiones políticas no se mueven tan rápido a la transferencia de datos electrónicos. Aún más en un país donde la transformación digital aún está gateando.
Hace algunos años atrás las decisiones políticas estaban principalmente influenciadas por grandes cabezas económicas, los titanes financieros. Sin embargo, poco a poco eso ha ido cambiando y tal y como lo vimos en las pasadas elecciones de Estados Unidos, este poder se ha ido volcando a los gigantes tecnológicos.
Las redes sociales y las fake news
Con el escándalo de Facebook y Cambridge analítica, se desató una gran polémica alrededor del mundo, sobre la susceptibilidad de los datos personales en Internet. Y es que, aunque para muchos estos parezca inofensivo, se ha llegado a hablar de una amenaza a la democracia occidental. Precisamente por la alta influencia que la información tiene sobre los usuarios de la web. Las noticias falsas y la personalización del contenido al que accedemos pueden generar un efecto cámara de eco, que termina por impactar las opiniones y la toma de decisiones de manera indirecta.
Por esta razón y con tal de evitar este tipo de manipulación inconsciente, lo mejor es acceder a diversos tipos de información. Leer programas de trabajo, revisar estadísticas, incluso comparar los pronósticos de las casas de apuestas como Betfair casino, líder en cuotas de política. De hecho, antes de las elecciones en Estados Unidos del 2016, la plataforma mostraba una remota probabilidad de que Hillary Clinton fuera presidenta. Y hoy día ya se empiezan hacer apuestas sobre las próximas elecciones. En todo caso, siempre es bueno mirar otros horizontes y revisar distintas fuentes, con el fin de salir de la burbuja.
La democracia Liquida
A menudo relacionada con la democracia directa digital, hace referencia a un sistema en el que cada ciudadano puede votar directamente por Internet, con el objetivo de escoger o delegar su decisión en un representante publico de la rama legislativa del país. Con el fin de evitar que se pueda hackear el voto electrónico (como ya se plantea en Perú), la malversación de fondos y la corrupción, este modelo sugiere el sistema de bloques o Blockchain. Con esta tecnología se garantizaría la transparencia e inmutabilidad de los votos de todos los ciudadanos. Todos los ciudadanos podrían votar en todas las ocasiones y en caso de no estar bien informados o no tengan el tiempo suficiente, pueden delegar su decisión en una persona que crea idónea para desarrollar esa labor. En todo caso, los votantes pueden cambiar de decisiones si lo consideraran oportuno. Sin embargo, para llegar a ello Perú aún está a la mitad del camino, un tanto esquivo a la digitalización de los procesos y un tanto vulnerable en los pocos procesos con los que ya cuenta.
En conclusión, la tecnología actual está generando grandes retos, especialmente para la democracia convencional. Y aunque tiene sus pros y contras, es nuestra labor cumplir la labor como ciudadanos responsables. Estar informados y evitar a toda costa la manipulación de las opiniones por omisión.
