Becario, nadie más comerá de tu esperanza

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Becario, nadie más comerá de tu esperanza[1]

Jorge Carlos Mendoza Porras, alumno

Maestría de Gerencia Social

Profesores Héctor Béjar y Judith Guabloche

-¿Que tal Estefany? ¿Cómo te va?- pregunta Jim, una tarde de octubre, como quien desea conocer mejor a vuestros chicos encargados en tutoría.

-Más o menos, responde en su primera sesión.

-¿Más o menos? ¿Por qué? ¿Ha pasado algo últimamente?- replica Jim.

-Si….(silencio) un poco de problemas- responde con voz entrecortada.

Estefany siente la intromisión de la pregunta. Mientras, Jim Rojas se percata de ello, y de inmediato, cambia de speech.

-Mira te explico brevemente. Mi objetivo como tutor es que tú te sientas bien aquí con nosotros. En el instituto somos conscientes de tu sacrificio al venir a estudiar desde tan lejos, distanciada de tu familia que tanto extrañas. Y son precisamente tus padres y seres queridos que extrañas, quienes esperan mucho de ti y están muy orgullosos. No los podemos defraudar…. Ahora ¿quieres contarme algo que te haya pasado de repente?

-Hay un problema –contesta Estefany (ya en confianza)-, comparto cuarto y aula con una de mis compañeras acá en el instituto, y tuve unos problemas. No sé. Por unas cosas. Primero, ella me empezó así… o sea ¿como somos amigas? se molesto conmigo “ya no me hables”… y no me siento acorde a ese cuarto. A veces, ellas se burlan de unos problemas. No sé. Me siento incómoda.

Estefany, como muchas y muchos, pertenece al grupo de jóvenes peruanos entre los 16 y 22 años de edad que provienen de hogares que cuenten con clasificación socio-económica de Pobre o Pobre Extremo de acuerdo a la información contenida en el Padrón General de Hogares (PGH) del Sistema de Focalización (SISFOH) interesados en acceder, permanecer y concluir estudios en educación superior. Y estar en esa situación, le ha permitido postular y ser beneficiaria del Programa Nacional Beca 18. La subvención otorga un acceso diferenciado para solventar sus estudios técnicos y/o superiores en una institución educativa acreditada por el programa.

La intervención de Jim Rojas responde a un esfuerzo privado para evitar la deserción de alumnos becarios. Se encarga de mapear las posibles causas en un análisis predictivo para brindar mantenimiento “en caliente” y asegurara la continuidad académica del beneficiario.

Beca 18 forma parte del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo. Las becas de pregrado son becas de acceso a la educación superior, financiadas por el Ministerio de Educación, que subvencionan de manera integral todos los costos directos e indirectos de la misma, desde el primer día de clases y durante toda la carrera universitaria o tecnológica, conforme al Plan de Estudios de la lES donde el becario desarrollará sus estudios de pregrado, con excepción de los cursos de repitencia. En caso el becario repita alguna materia durante algún ciclo académico, deberá asumir el costo de llevar nuevamente el curso desaprobado,

¿Qué cubre Beca 18? Inscripción, matrícula, nivelación académica, pensión de enseñanza, materiales de estudio, gastos de alimentación y movilidad local, tutoría, seguro médico y titulación.

¿Dónde y qué carreras estudiar con Beca 18? Pueden elegir entre 35 universidades y 75 institutos superiores tecnológicos públicos o privados que forman parte del Programa Beca 18.Son 145 carreras profesionales o técnicas en especialidades de ciencia y tecnología que contribuyan al desarrollo de las diversas regiones del país

Teniendo en cuenta la información oficial del programa actual, se prevé alcanzar las metas de inclusión en el periodo 2019 según el estudio de Filtraciones y Subcoberturas en el Programa Beca 18 del Pronabec[2]

Así, el estudio en referencia, evidenciaría que el modelo presenta fisuras al permitir el acceso a población no acreditada como tal para calificar como beneficiario. Si bien es cierto, son mínimos los valores relativos –filtración por debajo del 1%–, esto se debe erradicar de inmediato con una unidad de inteligencia ad hoc para tal finalidad.

Mientras tanto, la iniciativa privada continua observando al programa como una oportunidad de negocio, al más puro estilo mercantilista, salvo algunas excepciones honrosas.

En ese orden de ideas, no son escasos los ejemplos de empresas top que se ufanan de la reputación corporativa que ostentan. Por eso, no sorprende los costosos avisos de publicidad contratada en medios impresos (y virtuales) donde exhiben sus “políticas” de responsabilidad social empresarial.

Si las empresas top cuentan con las máximas certificaciones de calidad y suministro de servicios, porque no se les “invita” a cogestionar un programa social como Beca 18. Por que no se concibe la inclusión de nuevas unidades “de negocio” cogestionando socialmente y compartiendo roles con los diversos actores relevantes en la prestación del programa. Acaso peligrarían las próximas convocatorias para premiar a las empresas mas reputadas del país. Mucha especulación para una respuesta sencilla y en suspenso.

La posibilidad concreta de una alianza pública privada para la administración compartida de un programa social como Beca 18, se constituiría en el proyecto más ambicioso (y odiado a la vez), dentro de una política legítima de inclusión social.

Así, se impondría la cultura instalada por parte de la empresa acreditada en servicios de calidad acorde a normas internacionales sin discusión. De la otra parte, se alinearía los demás procesos de atención otorgada desde el Estado y otros actores.

Esta convivencia, surrealista para mercantilistas y fundamentalistas en posible tertulia, de llevarse a cabo, generaría en el mediano plazo un impacto tal, que afectaría el modelo del Estado como lo concebimos en la actualidad. La estructura de los subsistemas se reinventarían para brindar un entregable efectivo: servicios de calidad para el ciudadano social.

Los efectos disimiles resultarían impensados desde el escenario actual de servicios que presta el programa Beca 18. Así podríamos recrear las futuras acciones del primer programa inclusivo social como respuesta a la política de un Estado Co-gestor.

Por ejemplo, la implementación de una plataforma de capacitación virtual, como la que dispone el Campus Romero[3], para certificar a emprendedores de negocios y startups tecnológicas. Asimismo, la escuela de negocios de la PUCP[4] ofrece cursos gratis con la opción de certificación previo pago de derechos a examen de evaluación.

e-Beca18, un hipotético enlace dedicado, ofrecería al postulante todas las herramientas para acceder al programa. Además, se constituirá en la plataforma transversal de servicios académicos para el beneficiario. El sitio propuesto funcionalmente se comportaría como un portaaviones en plena operación de combate. Sobre su pista aterrizarían los aviones “proveedores de servicios” de diferentes “especialidades” y “nacionalidades”. Así, tendríamos a un avión “SENATI”, otro “Avansys”, otro “PUCP”. Cada cual se responsabiliza por mantener disponible su respectiva batería de armamento “carreras” y municiones “asignaturas”. Virtualmente el portaaviones realiza múltiples arribos en tiempo real hacia diversos destinos y puertos autorizados denominados “beneficiarios del programa”.

De esta forma resumida y didáctica se procuraría explicar al personal no técnico que desea abrazar el nuevo modelo cogestionado.

En cuanto al tema de la discriminación, se puede observar la preferencia de algunas instituciones educativas de ofertar servicios diferenciados y concentrados para los beneficiarios al programa.

Así, podemos afirmar que los becarios son programados dentro de un bloque vespertino. Son concentrados en aulas y grupos diferenciados. No se evidencia que un becario comparta clases con quienes sufragan sus pensiones, quienes regularmente estudian en horarios diurno o nocturno.

Otra situación que amerita comentar es aquella que se relaciona con los hábitos de conducta que adoptan los becarios dentro y fuera del horario académico. La inexistente supervisión de los beneficiarios en horarios extra-académicos, repercute directamente en los objetivos y metas del programa. La falta de un control adecuado sobre los jóvenes becarios ha desbordado el cauce planeado del programa.

Podemos evidenciar un inadecuado manejo y desorden en el desarrollo de actividades académicas de parte de los becarios, quienes desprovistos del asesoramiento o tutoría externa, sucumben a la corriente mediática del entretenimiento extremo.

Códigos de conducta alineados a estereotipos de programas de televisión, así como la adopción de vestimenta y accesorios inapropiados para el ejercicio académico, irrumpen en la psicología de la población objetivo del programa.

“Cuanto mas te parezcas a tal o cual, menos discriminado y mas reconocido serás”

No es un secreto que las instituciones educativas de prestigio acuerdan por escrito los códigos que deben adoptar los hijos de quienes pueden costear tal categoría. Dentro de ellos, esta el uso y los limites con los medios tecnológicos y contenidos con supervisión obligatoria. O el apoderado firma o no hay ingreso a la institución.

Tal protocolo concentra a los estudiantes en los objetivos académicos propios de una educación de vanguardia, y evita la contaminación proveniente de medios inapropiados para tal propósito.

Proponer una privatización del programa social puede resulta extremo, pese a las evidentes falencias observadas desde su implantación desde el 2012. Pero resulta más moderado y coherente, salvar el modelo mediante la propuesta de cogestión. Cuando un modelo presenta inconsistencias, a través de ellas se filtra la informalidad por tratar de resolverlas. Así en procura de darles una solución, simplemente se apertura un abanico de resultados inesperados, como la intromisión de agentes internos y externos, en algunos casos bien intencionados, para la resolución de problemas.

Tal es el caso de los becarios, cuando su bajo rendimiento académico pon en peligro la subvención económica a la cual ya se ha acostumbrado, literalmente ruegan a los profesores para que no los desaprueben, y en algunos casos, se observa un tufillo de corrupción o ejercicio no ético de parte de docentes.

Por tanto, podemos concluir que la intervención del Estado con políticas de inclusión  del programa nacional Beca 18 puede sostenerse en el tiempo a través de un modelo de cogestión con los diversos actores.

Es necesaria la voluntad y desprendimiento de los intereses particulares para lograr una efectiva educación a los ciudadanos integrados pero aun excluidos, aun marginales, aun discriminados.

-O sea que ahorita el problema, es tu amiga; veo que te está metiendo en problemas en cosas que tú no estás haciendo y te está responsabilizando a ti? ¿tú quieres retirarte del cuarto? o ¿ya tienes otro lugar?- responde Jim  ya incomodo.

– Si, no quiero perder mi oportunidad- replica Estefany.

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[1] Ensayo para la cogestión sostenible del programa nacional Beca 18. El titulo recrea la cita final del Mensaje a la Nación de Juan Velasco Alvarado con motivo de la promulgación de la Ley de la Reforma Agraria.

[2] Filtraciones y Subcoberturas en el Programa Beca 18 del PRONABEC. pagina 35, http://www.pronabec.gob.pe/modPublicaciones/descarga/serie_estudios_breves_11.pdf

[3] Campus Virtual Romero es una iniciativa desarrollada por la Fundación Romero con el objetivo de generar oportunidades educativas a nivel nacional otorgando conocimiento especializado de forma dinámica, innovadora y completamente gratuita.  http://www.campusromero.pe/

[4] centrumX es un Campus Virtual MOOC líder en educación para la gestión empresarial desarrollado por la Escuela de Negocios CENTRUM Católica Business School de la Pontificia Universidad Católica del Perú. http://www.centrumx.com/

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