Conmigo fuiste Linterna,
fuiste artista,
fuiste sonrisa sincera,
fuiste niño y fuiste hombre;
fuiste hijo del sol.
Me regalaste tu pintura,
tu ser…
me diste los trazos nuevos
de tu talento
y de tu amor.
Creaste un nuevo estilo,
el que conmigo empezó
y terminó.
El que, conmigo, quedó.
Pero…
Elegiste volver a la sombra,
al antifaz,
a la cara escondida…
a la sonrisa que te queda
y al deber.
A ser el héroe
que la culpa construyó.
Pero…
Bendigo al que realmente eres
y un día volveré a ver
en la luz,
en donde estoy.
Y le digo adiós
al héroe de las sombras,
al muñeco que te di y que vendiste
por debilidad.
Le digo adiós
a todo lo que niega tu auténtico ser,
el que yo amé
y admiré.
Quizás, como dijiste un día
todo fue un sueño,
una historia irreal,
quizás.
Pero…
Me quedo con esa felicidad
y creo una nueva
cada día,
cada minuto,
cada instante en que vivo
y siento.
En casa, escuchando “Stranger in town” de Toto