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Saboreando
Estoy comiendo cada uno de tus trazos,
bebiendo las siluetas de la melodía que me das.
Y, entonces, entiendo que no habrá saciedad jamás.
Mis sinfonías se alimentan de tus ojos,
Mis latidos van endulzándose con tus yemas de afán.
Y, así, comprendo que no querré comer ya.
Y, no hay más hambre aunque no haya pan,
Y, no hay más ansias, aunque no exista el agua jamás.
Y, todo es alimento ya,
Y, como nunca antes,
sonríen
mi cintura, mis suspiros y mi mirada de manjar.
08 de noviembre del 2011