No sé si era viernes
pero te vi y me enamoré.
Como en la canción de The Cure…
fue un día en el que pude volver a ver.
Encuentros para hablar de libros,
de trabajo
y, después,
la música,
sí, ¡la música y el cine!
Y la película que me devolvió al amor.
Ahora, te recuerdo…
Un dolor de tu historia,
la compañía y los gestos de manjar;
la palabra y la sonrisa de algodón;
la mirada limpia y acaramelada,
pura semilla de dulzor.
Ahora, te pienso…
Un beso en mi cerebro,
las bromas y las tensiones de tecnopor;
la consulta y los olvidos de papel;
tu abrazo cierto y limpio,
melódica inspiración.
Ahora, te siento…
Una duda en tu vida
y el nuevo encuentro,
el abrazo del cielo en mi corazón.
Me acercaste a tu latir,
me llamaste “alma gemela”
y me miraste sólo a mí,
a pesar de los demás…
¡no había nadie más!
Me sacaste de la olla hervida,
me limpiaste con amor,
me acurrucaste en tu nido
para aquietar mi dolor.
Hoy te pienso y te siento,
te leo y te miro en cada compás
y, entonces, sólo anhelo el rock.
Entonces, miro tu vida,
la mía…
y recuerdo el sueño con tu sonrisa
y, tu alegría,
acompañando mis días.
Es viernes
y te dedico estos suspiros.
Es viernes y te bendigo
por haberme elevado hacia el amor.
Viernes, 8 de noviembre del 2013