Archivo por meses: noviembre 2008

… Que lindo perrito !

Que me mira cadete!

La luz de la tarde se reflejaba sobre la única estrella que llevaba sobre sus hombros, los botones de bronce que con tanto esmero había pulido resplandecían con cada rayo de sol que caía sobre ellos, los zapatos lustrados con brillo al agua, sobre los cuales se podían ver el reflejo del rostro tal cual un espejo, en pocas palabras era impecable el uniforme de cadete de la escuela que llevaba puesto sobre su ser.

Ya en su mente se vislumbraba la rutina que desarrollaría aquella semana, marchas de campaña, vueltas al estadio, desfiles infinitos, ejercicios físicos hasta mas no poder, uno que otro golpe que recibiría, comida del comedor que debía ingerir si no quería morir de hambre, pese al mal gusto con las que la preparaban, y las ansiadas horas de cadete, en las cuales podías asistir a los codiciados casinos, los cuales ofertaban platos deliciosos, que comería en segundos puesto que si se percataban cadetes de años superiores tendría que ser compartido, quedándose él prácticamente con nada. Aquellas “plantones”; interminables horas que pasaría de pie hasta altas horas de la madrugada, al lado de toda su sección, por alguna falta cometida, le habrían enseñado a dormir parado con un ojo abierto

A paso marcial, y con gallarda postura, nuestro cadete, se dirigía por la calle, su rostro era el de un jovencito bien parecido pero con la cara seria y el seño fruncido, lo cual le sirvió para ganarse el apelativo de “cadete asado”, pues su rostro no reflejaba sonrisa alguna, mas bien todo lo contrario, aquellos que lograban verlo, recibían una mirada seria, fría y desafiante, aquella cara de pocos amigos que debió construir durante sus primeros meses en aquella escuela, puesto que cualquier signo de debilidad debía ser eliminado, si quería sobrevivir en aquel mundo castrense.

Ensimismado en su mundo, nuestro cadete marchaba por su calle, en busca de la movilidad que lo transportaría a su escuela, muy ajeno de las personas que lo rodeaban, seguía caminando sin inmutarse al recibir las miradas de aquellas personas que se le quedaban contemplando. De repente, un grupo de jovencitas, bien agraciadas y coquetas, que conversaban entre ellas muy y alegremente sobre la acera por la cual transitaba, se percataron de la presencia de nuestro cadete, el cual como dije anteriormente, tenia la cara de pocos amigos, sin embargo, una de las chicas no quiso dejar pasar la oportunidad de hablarle, a centímetros ya de él, no supo que decirle, puesto que la frialdad que emanaban de la mirada de nuestro cadete hizo que aquella jovencita se limitara a mirarlo sin pronunciar palabra alguna, al igual que todas sus amigas, nadie dijo nada, un silencio sepulcral los envolvía, solo se escuchaban los pasos firmes al compás de una banda silenciosa.

Pasaban los segundos, y nuestro cadete con el rostro en alto, pasó muy cerca de ellas, empezó a alejarse ya unos pasos, y la voz de una de las jovencitas se escucho decir, “que lindo perrito”, nuestro cadete “asado”, seguía su rumbo, pero aquellas palabras lograron borrar aquel el seño fruncido que llevaba, y una mueca en sus labios le cambio el semblante, mientras escuchaba a lo lejos algunas sonrisas de aquellas féminas que lo miraban simplemente alejarse y perderse en el horizonte.

P.D. “Perro”, era la forma con la cual eran llamados todos los cadetes del primer año, por ello la única estrella que llevaba, signo del año que cursaba.