miércoles, 11 de febrero 2015

El valor de los "likes" es una utopía sino comprendemos el proceso que hay detrás

Segundo Armas es graduado de la Maestría en Comunicaciones PUCP y especialista en comunicación estratégica y comunicación para el desarrollo, Ha publicado ensayos y libros sobre temas clave en pro de la inclusión. Actualmente, asesora diversos proyectos en Perú y en esta ocasión, nos habla de su experiencia de trabajo.


¿Qué puedes observar del reciente panorama de las políticas de comunicación con el ciudadano?

Hay una ilusión tecnológica. Los miedos y la ilusión hacen creer a muchos que, principalmente, es la tecnología por si misma la que crea los cambios, pero esto no es así, pues existen procesos comunicativos y culturales más profundos que subyacen las grandes transformaciones que estamos viviendo. Esos procesos son clave en las reformas de comunicación que van a contribuir a la inclusión social, empoderando a los ciudadanos y generando capacidades y oportunidades.

¿Cómo plasmas ese razonamiento en una política de comunicación?

En mi experiencia como asesor invitado en la Presidencia del Consejo de Ministros, considero que fue un acierto el empezar un proceso de diálogo nacional con los actores más representativos de la sociedad civil, recogiendo experiencias y propuestas para definir políticas públicas de comunicación. A través de los foros Hablemos Perú conocimos “in situ” las problemáticas de la comunicación de diversas instancias del estado y también la voluntad de cambio, pero el proceso es muy lento y complejo, conceptual y operativamente. Se necesitan cambios en las denominaciones de las unidades de comunicación, que no expresan un enfoque integral, en los perfiles de los comunicadores, sus competencias, los presupuestos insuficientes; los enfoques que reducen todo el trabajo de comunicación a prácticas efectistas de prensa o a relaciones públicas y no a pensar en el diseño y ejecución de estrategias. Todo esto en la perspectiva de construir un estado eficiente, moderno y al servicio de los ciudadanos. Es necesaria una reingeniería profunda en la gestión de la comunicación del Estado.

Pero el estado no va solo en el esfuerzo por esa reingeniería…

Hay proyectos de cooperación como el del Banco Mundial para impulsar la formación de líderes en comunicación estratégica entre los comunicadores que trabajan para oficinas del estado y que, de realizarse, constituiría un activo, un capital humano muy importante para reinventar la comunicación pública, para construir una nueva cultura organizacional realmente comprometida con el servicio público y para impulsar la comunicación estratégica pública.
Yo he acompañado ese proceso en que se busca formar líderes de cada sector para que participen en este gran diálogo. Pude actuar como moderador, como expositor y coordinando los foros. Lo que he visto es que a pesar de que es un gran movimiento, con mucho entusiasmo, el gobierno no responde con propuestas específicas a nivel legislativo y práctico, eso queda para la agenda de este y los próximos gobiernos. Ese debate público no debe esfumarse, pues presenta iniciativas que pueden conducir a modernizar verdaderamente la gestión pública desde la comunicación, y todos queremos un estado moderno, eficiente, al servicio del individuo.

También hay que tener en cuenta la incorporación de nuevas tecnologías de información y comunicación como las redes sociales, lo digital…

Regreso a lo de la ilusión tecnológica: el boom de las redes construye relaciones epidérmicas, superficiales, no estamos entendiendo el proceso que hay detrás de ello. Soy más duro: estamos viviendo una hipocresía de las relaciones en lo digital que se convierte en cómplice de las relaciones sociales perversas, con fines de garantizar la convivencia. 
Las relaciones humanas que se construyen a través del facebook, por ejemplo, surgen de la subjetividad de las personas pero están fuertemente condicionadas por la mirada pública y esto hace que se edifiquen relaciones sociales epidérmicas, construidas a propósito, que no expresan siempre el verdadero sentimiento y pensamiento de la gente. Por otro lado, está la utopía de los “likes” y los “compartir”. Los community manager exhiben orgullosos sus 500 likes y un costo-beneficio positivo, pero ¿qué sabemos de los procesos que traen consigo esas relaciones que empiezan con un like y un compartir? Se requiere más claridad sobre la importancia de estas nuevas formas de los procesos comunicativos. Necesitamos profundizar más en el análisis de los cambios culturales que estamos viviendo para pensar una nueva política pública de comunicación.

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