¿Cuál fue el discurso de Sendero sobre la mujer? Marxismo y feminismo

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El discurso senderista sobre la mujer tiene, como no podía ser de otra manera, una base marxista. En 1884, en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Engels aplicó el marxismo a la problemática de la subordinación de la mujer. Él sostuvo que solo a partir del surgimiento de la propiedad privada los hombres necesitaron tener a las mujeres bajo su control, pues empezaron a verlas como productoras de vástagos que se convertirían en sus herederos (Weinbaum 1984). La familia, asimismo, se convirtió en la unidad de producción y de consumo, y en guardiana del capital (Kollantay 1973 [1921]). La mujer jugaba un rol central en esta concepción de familia pues era ella la que debía dedicarse al cuidado del hogar bajo la tutela del marido, que era quien disponía de su fuerza de trabajo; realizaba, pues, un trabajo no asalariado pero que era indispensable para el mantenimiento del capitalismo. Si la mujer quería acceder a un trabajo asalariado, debía entrar en el proceso de producción trabajando fuera del hogar; sin embargo, esto no la absolvía de sus obligaciones domésticas. Las amas de casa tenían siempre una doble obligación: en casa y fuera de ella. A partir de este argumento ―el argumento de la “doble tarea”―, el discurso marxista pudo sostener la idea de la opresión de la familia y del marido sobre la mujer.

Estas ideas fueron asimiladas por muchos y, con el tiempo, se fue configurando un feminismo de corte marxista que interpretó el problema de la emancipación de la mujer como uno fundamentalmente económico y de clase. Según Weinbaum (1984), los movimientos feministas empezaron a adoptar las ideas marxistas aproximadamente en la década de 1960[1] y esta conexión se hizo, a su juicio, de manera bastante burda y poco reflexionada. Esto se debió a que en esa época había un desbalance notorio entre el número de teorías que había sobre la mujer y el número de teorías sobre el capitalismo. Estas últimas eran mucho más numerosas y esto llevó al feminismo a tratar de entender lo poco que sabía sobre la mujer a la luz de la teoría marxista.

Una de las principales debilidades que los movimientos feministas no marxistas encuentran en los postulados de Marx sobre la mujer es que parece suponer una etapa previa a la creación de la propiedad privada en la que la mujer estaba en una mejor posición respecto del hombre (Weinbaum 1984). Es decir, si se asume que la propiedad privada es el origen de la opresión femenina, tiene que pensarse también que antes de esta la mujer vivía en una suerte de matriarcado. Muchos movimientos feministas, sin embargo, son de la idea de que el problema de la mujer es más profundo y duradero, que las mujeres han estado universalmente oprimidas aunque de diferentes formas desde el comienzo de los tiempos y que esta situación no empezó con la propiedad privada ni se va a acabar con la abolición de esta.

A pesar de estas objeciones al análisis marxista sobre la mujer, esto no impidió que este echara raíces en muchos lugares y que fuera adoptado además como parte importante del discurso de las organizaciones comunistas y socialistas. Líderes comunistas y socialistas mundiales como Lenin y Mao Tse-Tung suscribieron estas ideas sobre la mujer. Así, en el conocido Libro Rojo, que es una especie de Biblia del comunismo, en el apartado XXXI titulado “Mujeres”, Mao aplica las ideas de Marx y Engels a la realidad de las mujeres chinas y habla de la dominación de estas por parte del hombre:

En China, los hombres viven dominados generalmente por tres sistemas de autoridad [la autoridad política, la de clan y la religiosa]. En cuanto a las mujeres, además de estar sometidas a estos tres sistemas de autoridad, se encuentran dominadas por los hombres (la autoridad marital). Estas cuatro formas de autoridad ―política, de clan, religiosa y marital― encarnan la ideología y el sistema feudo-patriarcales en su conjunto y son cuatro gruesas sogas que mantienen amarrado al pueblo chino, y en particular al campesinado (1964:313, las cursivas son mías).

Asimismo, Mao señala cuál sería el camino para cambiar la situación de opresión de la mujer china:

Con el fin de construir una gran sociedad socialista, es de suma importancia movilizar a las grandes masas de mujeres para que se incorporen a las actividades productivas. En la producción, hombres y mujeres deben recibir igual salario por igual trabajo. Solo en el proceso de la transformación socialista de la sociedad en su conjunto se podrá alcanzar una auténtica igualdad entre ambos sexos (1964: 316-317, las cursivas son mías).

Al igual que para Marx, para Mao el problema de opresión de la mujer china fue un problema económico, es decir, un problema de clase; la desigualdad de los sexos se resolvería a partir de la igualdad en los salarios entre hombres y mujeres, y a partir de la incorporación  de estas últimas a las actividades productivas.

Estas han sido las fuentes de las cuales bebió Sendero Luminoso para darle forma a su discurso emancipatorio sobre la mujer. También para Sendero, esta emancipación pasaba por cambios radicales en la organización económica, tal como puede verse en el siguiente fragmento de “El marxismo, Mariátegui y el movimiento femenino” (1975), documento elaborado por el Comité Central del PCP-SL:

“Planteadas así las cosas, surge una interrogante ¿qué tipo de movimiento femenino impulsar y apoyar? Pregunta que tiene vital importancia cuando se sienta; ampara y difunde el feminismo burgués a tambor batiente. La respuesta es una y concreta: un movimiento femenino popular verdadero no puede construirse y desarrollarse sino desde la posición de la clase obrera, desde el marxismo, y como parte del movimiento popular de cuya liberación depende la emancipación de la mujer. Un movimiento femenino popular sólo puede surgir, por tanto, sustentado en el marxismo-leninismo; lo que en nuestra patria quiere decir basado en el pensamiento de Mariátegui” (sin página, las cursivas son mías).

El problema de la subordinación de la mujer para Sendero era, pues, fundamentalmente económico; por ello, la causa de las mujeres no podía estar desligada de la lucha obrera contra la propiedad privada, pues era esta la raíz de su triple opresión estatal, familiar y marital, la cual, se decía, era una herencia del pensamiento feudal que todavía no había sido superado en el país (Henríquez 1993). Este discurso sobre la igualdad de género producido y difundido por hombres ―Marx, Engels, Lenin, Mao y luego Guzmán― caló en muchas mujeres, que terminaron viendo en la lucha de clases y en la caída del capitalismo burgués el único camino hacia su propia liberación. El escenario peruano no fue ajeno a este fenómeno. Los testimonios de ex senderistas muestran cómo Sendero fue visto por ellas como un aliado en su lucha contra la opresión masculina:

Las mujeres siempre hemos sido marginadas, teníamos miedo de opinar… pero Sendero Luminoso valoraba a las mujeres, la camarada Carla decía «las mujeres tenemos que actuar, tenemos nuestras ideas, somos iguales a los varones». (Teresa, 35 años, Sancos, citada por Caro 2006:8, las cursivas son mías).

Me rebelé contra el papel que la sociedad atrasada impone a las mujeres; relegada a la procreación y crianza de la especie. (Elena Iparraguirre, EFE, 2006, las cursivas son mías).

En el partido, estas mujeres se sentían “valoradas”, capaces de “actuar”, “tener ideas” y ser “iguales a los varones”. Participar en Sendero era para ellas “rebelarse” contra los roles tradicionales de género como la “procreación” y la “crianza”. Es importante señalar que la fuerza persuasiva de este discurso se vio incrementada porque el Estado, los partidos políticos y los movimientos de izquierda no pudieron articular sus propuestas con las reivindicaciones y demandas de los diversos movimientos femeninos, por lo que muchas mujeres encontraron en el PCP-SL una coherencia que no tenía ninguna otra organización ni estatal ni privada, y vieron en el partido un espacio de representación política (López 2012). En efecto, el proyecto emancipatorio de Sendero no implicó nunca una convergencia con los objetivos y las formas de pensar de los movimientos feministas de la época, todo lo contrario, buscó distanciarse de ellos, del “feminismo burgués”, porque estos ponían el énfasis en la categoría género, mientras que el partido se enfocó en la categoría de clase (López 2012). Este distanciamiento es comprensible pues introducir en el pensamiento senderista una categoría ajena al marxismo podía resultar contraproducente para un movimiento que pretendía canalizar toda fuerza y toda voluntad hacia la lucha armada.

 

Cómo citar este artículo:

Arrunátegui, Carolina. “¿Cuál fue el discurso de Sendero sobre la mujer? Marxismo y feminismo”. En La palabra incómoda. Blog PUCP. Enero 2016. Disponible en  http://blog.pucp.edu.pe/blog/lapalabraincomoda/2016/01/21/cual-fue-el-discurso-de-sendero-sobre-la-mujer-marxismo-y-feminismo/

 

Referencias

CARO, Ricardo

2006    “Ser mujer, joven y senderista: género y pánico moral en las percepciones de Sendero Luminoso”. En Allpanchis, nro. 67.

EFE

2006    Entrevista completa y desarrollada de Elena Iparraguirre a la Agencia EFE. (Con motivo del llamado Megaproceso a Abimael Gusmán y otros, en octubre del 2006). Disponible en < www.pucp.edu.pe/PepmNu >. Consulta: 12 de julio de 2015.

HENRÍQUEZ, Narda

2006    “Las armas como promesa de emancipación: las mujeres en Sendero”. En Cuestiones de género y poder en el conflicto armado en el Perú. Lima: CONCYTEC.

KOLLANTAY, Alejandra

1973  “La familia y el Estado comunista”. En El amor en la sociedad comunista. Prólogo de Víctor Vásquez Baltazar. Lima: Ediciones Cultura Universitaria-UNMSM. (Traducción al castellano de la edición rusa publicada en 1921).

LÓPEZ, Fiorella

2012   Feminismos desde las fronteras: repensando la emancipación femenina y la revolución en el Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso. Tesis para optar el grado de magíster en Estudios Culturales. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

MAO TSE-TUNG

1964    El Libro Rojo. Citas del presidente Mao Tse-Tung. Madrid: Editorial Fundamentos.

PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ-SENDERO LUMINOSO

1975    “El marxismo, Mariátegui y el movimiento femenino”. En Sol Rojo, segunda edición, Ediciones Bandera Roja. Disponible en:<https://www.marxists.org/espanol/adrianzen/mmmf/01.htm>. Consulta: 1 de julio de 2015.

WEINBAUM, Batya

1984    El curioso noviazgo entre feminismo y socialismo. Madrid: Siglo XXI de España Editores, S.A. (Traducción española de la versión inglesa The courious courtship of women’s liberation and socialism publicada en 1978).

 

[1] Margaret Benson publica en 1969 “The political economy of women´s liberation” en Montly Review, el cual es uno de los primeros intentos de la época de partir del análisis sobre la mujer que Engels había iniciado casi cien años atrás  con El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado en 1884 (Weinbaum 1984).

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