El paso del tiempo nos confunde tarde o temprano. De pronto, caigo en cuenta que en 2014 cumplimos 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial. Hace 97 años se produjo la Revolución Rusa. El crack del 29 ocurrió hace 75. Recién el año próximo celebraremos los 75 años del final de la Segunda Guerra Mundial. Y en 25, conmemoraremos apenas un siglo de su comienzo.
Y pensar que nos parece todo eso tan, pero tan lejano. Pues no lo es. Pensar esto pone los hechos en perspectiva. Porque hasta hace apenas tres cuartos de siglo, el llamado hoy primer mundo se debatía en la violencia, la miseria y la muerte. La pobreza y la discriminación eran, casi casi, el estado natural del ser humano.
La mirada histórica nos muestra que, a partir de la Revolución del 89 que devino en la caída del régimen soviético y que fue alimentada desde las canteras ideológicas del liberalismo ortodoxo desde mediados de los setenta, y especialmente en los ochenta, el mundo caminó a otro ritmo. 25 años después, estamos en otro planeta.
Pero hay que tener claro a qué se debe este cambio: libertades cada vez más extendidas y países conviviendo en paz prolongada. Y aunque todavía queda mucho por hacer, que los jóvenes lo aprendan, porque el mundo que les tocó vivir no ha sido la regla. Deben cuidarlo.
Empezando por desoír a los ideólogos retro que nos quieren regresar a los tiempos en que a Lenin y demás marxistas se le consideraba como “santos”. Por algo los comunistas rebautizaron a San Petersburgo como Leningrado, justo en un enero de hace 90 años.
Buen inicio de año. Felicitaciones!!!