Elecciones PUCP 2019

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Este año, por primera vez, los egresados de la Universidad Católica van a tener un representante en la Asamblea Universitaria de la PUCP y he decidido presentar mi candidatura entre más de un centenar de destacados egresados que aspiran a lo mismo.

Me alegra mucho que los egresados de la PUCP tengamos voz y voto en la Asamblea. Es algo que hace tiempo queríamos muchos, seguramente. Ahora será posible.

Postulo con el número 105. Un número que puede parecer lejano, pero que refleja bien lo que hay que hacer cuando se constata una emergencia. Y sí, a mi modo de ver, hay una emergencia de la PUCP:  urge recuperarla como espacio de verdadera diversidad de pensamiento. Si lo ves también así, acompáñame.

El fin de la historia: el “verdadero liberal” ha sido hallado

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Paren todos. He descubierto el fin de la historia. Se ha encontrado, por fin, al verdadero liberal.

Revisando algunos portales de ilustres liberales latinoamericanos, no me queda otra que admitir que ya no hay que busca más. El verdadero liberal-libertario, ya está aquí.

¿Cómo lo reconocemos? ¿Cómo sabremos que estamos ante tal eminencia del saber político que debemos tomar como piedra filosofal?

Pues bien, allá voy, de acuerdo a lo que acabo de descubrir.

El verdadero liberal (liberal-libertario, para no entrar en confusiones) primeramente, no es cristiano. No puede serlo, porque para el liberal-libertario puro, toda religión es pura mierda. El hecho de que así piense no significa que sea intolerante, solo es que, simplemente, tener religión, al menos la cristiana, es de imbéciles retrógrados e intolerantes.

Además, el verdadero liberal-libertario tiene que odiar a alguno de estos tres: Trump, Peña-Nieto o Fujimori. Con Uribe no es tan claro, pero con estos, sí. Con uno, clasificas, especialmente si es Trump. Pero si odias al menos a dos, ya eres sólido. Ya si los odias a los tres, eres el tótem mayúsculo del liberalismo. Respecto a gente como Obama o Santos o Vargas Llosa, eso sí, no hay requisitos.

Otro rasgo del liberal-libertario, por supuesto, es indignarse con las barreras a la inmigración, no importa si es o no ilegal. De preferencia, participar en marchas y si es en EEUU, mejor. Esto por supuesto, a la par que defienden el estado de derecho, la rule of law, el imperio de la ley y las reglas de juego iguales para todos. Pero defienden la inmigración a rabiar, claro, siempre que esos migrantes que exigen que los reciba EEUU o Europa no aparezcan al lado de sus casas.

El verdadero liberal-libertario, además, es prolijo para mantener “la pureza de la raza”, es decir, de la raza de los otros como él. Por tanto, cada cierto tiempo, se ve capturado por un indetenible impulso de podar el extenso campo fértil liberal, pues al ser tan amplia y grande la masa de liberales en Latinoamérica, hay que distinguir la paja del trigo. O a los liberales-libertarios de los conservadores o de la izquierda caviar. No, no. Que son otra cosa.

Finalmente, el liberal-libertario que se respete, no respeta opinión ajena y muere con la suya. Detesta la discriminación, pero discrimina. Odia la marginación, pero margina. Lucha por las libertades, pero no admite la libertad de otros de pensar distinto. No es intolerante sino consistente, dice. Los intolerantes son los otros, por cierto desconociendo que él o ella también es parte de esos “otros”.

Así que muchachos, despierten del sueño. Han jugado a ser liberales sin saber que no lo son ni lo serán. No pertenecen a ese selecto grupo. Tendremos que aprender a vivir con eso.

Liberales-Libertarios anti-Trump

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Los liberales y libertarios (teóricos por supuesto, de libro) que hoy descalifican a quienes apoyan a Donald Trump y pretenden trazar una línea divisoria con los “verdaderos liberales-libertarios” (?), en muchos casos son los mismos que, por ejemplo, en su momento (y hasta la fecha) no trazaron similar línea con Mario Vargas Llosa por su apoyo abierto al chavista Ollanta Humala y que habrían votado felices por la permanencia de un gobierno progresista en EEUU hasta completar un megaciclo de doce o dieciséis años más.


Que lo hiciera un izquierdista, vaya y pase, porque es consecuente con su pensamiento. Incluso que lo haga uno de esos progres madurones de clase media alta, desconcertados, de colegio pituco, que pasean en 4 x 4 y aspiran a su casa en Asia, pero votan por Susana Villarán y suspiran en silencio por Verónika Mendoza. Tengo queridos amigos así y los entiendo. Está bien que así sea.

Pero que lo patrocine un liberal-libertario, de esos que compiten entre ellos a ver cuántas páginas se leyeron del “Acción humana” de Mises y crean que la realidad se resume en libros de texto, y encima se lance a trazar “líneas divisorias”, es francamente risible y hasta digno de compasión.


Los grandes liberales, esos que trascendieron, pusieron siempre delante la real-politik y jamás desplegaron su liberalismo fuera del contexto político que les rodeaba. Y entendieron que el mundo cambia y sigue cambiando. Si no, Milton Friedman no habría visitado el Chile de Pinochet ni la China comunista, ni Margaret Thatcher hubiese tenido en Friedrich Hayek a una de sus grandes inspiraciones.

El pensamiento binario, ese de lo blanco o lo negro, sin entender los infinitos matices, no tiene cabida en la política seria.

Republican presidential candidate Donald Trump speaks to supporters as he takes the stage for a campaign event in Dallas, Monday, Sept. 14, 2015. (AP Photo/LM Otero)

 

Ollanta Humala, no olvidaremos

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El gobierno del presidente Ollanta Humala, por varias razones, nos resultará inolvidable.

No olvidaremos que, cuando llegó al poder, era el representante político del proyecto chavista en el Perú. Que Chávez haya dejado de existir de pronto y que el petróleo bajara de 130 a 30 dólares el barril fueron hechos externos que obligaron a tomar un plan B.

No olvidaremos el día que asumió el mando hace casi exactamente cinco años —y que, rogándole a todas las vírgenes, esperábamos que por lo menos no fuera un gobierno tan, pero tan malo, tal como se perfilaba desde su juramento por la Constitución de 1979.

No olvidaremos que fue un gobierno de izquierda, empoderado por las izquierdas, puesto por las izquierdas, con parlamentarios y ministros de las izquierdas, con tecnócratas de las izquierdas y prédica original política y programática de izquierda (ver documento “La gran transformación”). Muchos de estos hoy se reciclan —cuándo no— bajo el puño y la “flor” del llamado Frente Amplio. Tuvo, eso sí, que dejar el manejo económico a dos economistas de derecha, porque tampoco iba a arriesgar tanto en tiempos en que ya no había un Chávez que le echara la mano.

No olvidaremos que durante su gobierno, la economía se ralentizó, aunque cierto sea que el mundo también caminó más lento. Pero le tocó a él, luego del acelerado crecimiento de la década previa. Menos mal que, a Dios gracias, no siguió con su plan original.

No olvidaremos las muchas veces que nos dejó mal y peor en el contexto internacional con sus formas pésimas y su ausencia de talla de presidente. En esta tarea, ayudado de manera entusiasta y comprometida por su sobredimensionada consorte.

No olvidaremos su lenguaje de barra brava, sus diatribas a sus opositores en cuanta declaración o inauguración tuviera a la mano.

No olvidaremos que llegó con su estampa de militar rudo y no pudo ni con los delincuentes callejeros, sumiendo al país en la más terrible sensación de inseguridad.

No olvidaremos a los muchos niños muertos por sus programas alimenticios sociales ni su fracaso en abatir la desnutrición crónica de tantos pequeños en situación de pobreza. Ni la impunidad con la que blindó a sus ministras responsables.

No olvidaremos las mentiras de su esposa cuando negaba en televisión en vivo, en directo, en alta definición y en las reiteradas oportunidades que se le preguntó sobre la autoría de sus controvertidas agendas. Ni pasaremos al olvido su último estertor de revancha al amenazar a la periodista que sacó a la luz tal hecho escandaloso.

No olvidaremos que destruyó la institucionalidad del Poder Ejecutivo estableciendo un poder paralelo con su esposa en situación de gran capitana del barco, autorizadora de “luces verdes” y “propietaria” de ministros (y ministras). Ni los maltratos a ministros que, ingenuamente, se habían creído el cuento de que era un presidente de verdad de una república de verdad.

No olvidaremos que quienes lo hicieron famoso con la prédica etnocacerista lo consideran un traidor. Ni que la prensa se hizo la que miró a otro lado todos estos años para no refregarle en la cara que él dio la orden a su hermano Antauro para armar el “andahuaylazo”, que le costó la prisión que hoy sigue purgando y que hasta su propia familia se lo repudia. Tampoco olvidaremos “Madre Mía” y esperaremos que el nuevo Congreso actúe en consecuencia.

No olvidaremos que siendo candidato fue el primer activista antiminero del Perú. Y que luego, cuando ya era presidente, los conflictos le reventaron en la cara dejando al país sin importantes proyectos mineros que habrían podido torcer el bajo crecimiento económico. Todo por irse de boca y generar compromisos perjudiciales al país.

No olvidaremos que extendió el clientelismo hasta el punto de expresar que sentía que su gobierno había sido exitoso porque amplió los programas sociales y su cobertura. Como si dijera que la gente es más rica cuanto más depende de la dádiva estatal. Atroz.

No olvidaremos que su gobierno pasa a ser, con total certeza ya, el más corrupto por lo menos de lo va que este siglo. Veremos cómo califica en el ranking general de la corrupción de todos los tiempos cuando se inicien las investigaciones en serio bajo el nuevo gobierno y con el renovado Congreso.

No olvidaremos a quienes lo pusieron en el poder. Especialmente a los más ilustres que, incluso, fueron sus garantes. Y que —digámoslo claro—compartirán activos y pasivos en lo que fue un cabal cogobierno. Porque la presencia de Pedro Cateriano como verdadero “hombre fuerte” —después de la esposa del Presidente, por cierto— nunca fue casual ni fortuita.

Finalmente, no olvidaremos la cuenta regresiva de 1827 días que muchos peruanos preocupados, empezaron el 28 de julio de 2011. Hoy, cinco años después, ha corrido el reloj. Hay motivos para celebrar. ¡Qué viva el Perú!

 

(Publicado en el portal web Politico.pe, el 27 de julio de 2016.)

http://politico.pe/noticias/lo-ultimo/ollanta-humala-no-olvidaremos_3173

 

Humala

Gran noche en la FIL 2016: Se presentó “El mito…”

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Anoche tuvo lugar la presentación de mi reciente libro “El mito de las cuerdas separadas” (Unión Editorial: Madrid, 2016) en la XXI Feria Internacional del Libro de Lima.
El apoyo de la Universidad Continental, de cuya Escuela de Posgrado soy docente, fue muy importante para que este evento se produjera.

La presentación fue un éxito gracias a los extraordinarios expositores y al maravilloso público que me acompañó y que rebasó por mucho la capacidad del auditorio “Abraham Valdelomar”. Sin publicidad televisiva ni radial ni en diarios, fue un lleno total que da pie a pensar en una presentación adicional en Lima. Y desde luego, en otras ciudades del país.
Honor especial para mì haber contado con la presencia de una ex presidenta del Congreso y dos ex primeros ministros en este evento. Sin duda, la presencia de Martha Chavez, Jorge Del Castillo y César Villanueva, líderes de tres de los principales partidos políticos de la actualidad, hizo de esta noche una noche a toda democracia.

Mi modesta participación y la mención pública que hice al sueño del partido liberal, siento que agregó algo más a ese coctail de democracia, aunque solo sea, por ahora, un sueño, mas no una utopía.

Fue además una ocasión magnífica para conocer en persona a varios amigos del Facebook y el Twitter con los que hemos hecho amistad sincera en tantos y tantos intercambios en las redes sociales. Varios de mis recientes exalumnos en la Maestría de Gobierno y Gestión Pública del Instituto de Gobierno de la USMP enaltecieron también este encuentro académico.

Además, la presencia de otros amigos personales con los que he compartido tramos cruciales de mi vida, completaron una noche plagada de emociones para mí que no podré olvidar mientras viva.

Gracias a todos los que lo hicieron posible.
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Presentación del libro “El mito de las cuerdas separadas”

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Esta noche, a las 8 pm, presentaré mi reciente libro “El mito de las cuerdas separadas” (Unión Editorial: Madrid, 2016).  La presentación se realizará en la  XXI Feria Internacional del Libro de Lima, en la sala “Abraham Valdelomar”, y contará con la presencia de Martha Chavez y Jorge Del Castillo como comentaristas especiales.

 

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